La seriedad no parece ser el común denominador de los encuestadores que miden las tendencias del voto en Guanajuato. O, en todo caso, los encuestados se dan su maña para ocultar sus preferencias.
Al día de hoy tenemos que tres mediciones diferentes nos dan resultados disímbolos. Para el encuestador del periódico El Heraldo de Léon, Data Opinión, la ventaja del panista Miguel Márquez sobre el priista Juan Ignacio Torres Landa es de 19 puntos; para los encuestadores de Milenio, Gabinete de Comunicación Estratégica, la distancia sería de nueve puntos, a favor del panista; finalmente, el A. M., con su propio encuestador, José Luis Palacios, otorga seis puntos de ventaja al panista.
¿Que tan confiables son estos resultados como “fotografía del momento”? Quizá nos digan algo los antecedentes. Palacios y A.M. publicaron varias encuestas en las que marcaban ventaja amplia de José Ángel Córdova sobre Miguel Márquez en la interna panista, lo que quedó muy lejos del resultado final.
Lo cierto es que, en nuestro medio, los encuestadores están jugando a hacer política e influir en los resultados, bien por interés propio, bien por quienes los contratan. El único problema es que empiecen confundiendo deseo con realidad.
Ya pasó hace doce años, en la elección del mismo Torres Landa contra Juan Carlos Romero Hicks, cuando las encuestas del mismo A. M. plantearon un acercamiento progresivo del PRI al PAN para terminar por darle la voltereta. La elección del 2 de julio mostró, en cambio, un triunfo contundente del PAN, por 22 puntos de diferencia.
Lo delicado de este tipo de estrategias es que terminan por darle la puntilla a la seriedad de las encuestas como métodos de conocimiento de la realidad. De por sí somos escépticos…