La telenovela ha extendido sus capítulos. No cualquier político se atreve a desdeñar una invitación de un candidato presidencial, menos cuando aún se encuentra envuelto en el aroma del triunfo recién conseguido. Sólo un personaje muy especial o un no político que por azares del destino se desenvuelva en el servicio público.
José Ángel Córdova mantuvo en vilo a priistas y panistas al declinar su participación en el evento de Josefina Vázquez Mota en León, el jueves pasado. La insistencia en anunciar la fidelidad del ex aspirante a su partido por terceras personas, incluyendo a la misma candidata presidencial del PAN, sigue sin hacer prueba plena de que la tormenta se ha calmado.
Mientras tanto, la presencia de Enrique Peña Nieto en León el próximo lunes, con la idea de respaldar ya a su posible abanderado, ha terminado por revolucionar el escenario.
Una comida de medio centenar de empresarios, varios de ellos con gran cercanía hacia los gobiernos panistas en Guanajuato e, incluso, con la propia Vázquez Mota, parece haber sido seleccionada como el espacio para la presentación en sociedad de quien encabezará los esfuerzos del PRI por dar en Guanajuato una batalla menos testimonial que la de las pasadas citas electorales.
Originalmente convocada por Salvador Oñate Ascensio, dueño de Banco del Bajío y personaje ligado sin sombra de duda a Juan Ignacio Torres Landa, también promotor de la reunión, la comida orientó las especulaciones en esa dirección. Más tarde, este viernes, se conoció que se había extendido la invitación a Francisco Arroyo Vieyra, lo que emparejó los cartones.
Sin embargo, la presencia de ambos contendientes, nulificados entre sí, hizo surgir con más fuerza la idea de que el ágape del hotel Hotsson servirá para abrir la puerta al tercero en discordia, un tercero que amerita la presencia de Peña Nieto en Guanajuato porque será noticia nacional y ese no puede ser sino Córdova Villalobos.
Así se cocen en su propio jugo los priistas en este largo fin de semana. Al guiso, sin embargo, no son ajenos los panistas que sudan como nunca una calentura ajena que los involucra profundamente.
Poco vivirá quien no pueda ver el desenlace de este culebrón.