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Una senaduría tornasolada

In Análisis Político on septiembre 30, 2011 at 4:00 am

Hablábamos hace un par de días de las complicaciones que se viven en el PRI con el tema de la carrera interna por la candidatura al Senado de la República, sobre todo la primera de las dos que componen la fórmula. Ahora surge una noticia que puede cambiar ese panorama drásticamente.

Existe la evidente necesidad de una alianza entre el PRI y un partido como el PVEM, que puede aportarle hasta cinco puntos porcentuales a un eventual candidato a gobernador, reforzadas por el crecimiento que la franquicia del tucán tuvo en las pasadas elecciones, donde superó el 12 por ciento de la votación en la contienda por el Congreso local.

La urgencia de esa alianza ha sido mencionada por todos los aspirantes a pelear la gubernatura, desde Francisco Arroyo, pasando por Juan Ignacio Torres Landa, hasta Miguel Ángel Chico Herrera, quien ya contendió en la pasada elección por una confluencia entre el PRI y el Verde.

La alianza es también una prioridad para el precandidato presidencial que encabeza las encuestas, Enrique Peña Nieto, quien ya va muy adelantado en conseguirla a nivel nacional.

Ese es el panorama que ha permitido a los dirigentes estatales del PVEM, sobre todo a su secretaria de Promoción Política, Beatriz Manrique Guevara, establecer un piso de negociación muy alto: el precio de la alianza sería la posición número uno en la lista al Senado, nada más, pero tampoco nada menos.

El planteamiento será reforzado por sus dirigentes en México, quienes establecen los términos de la negociación nacional directo con Peña Nieto, Cabe subrayar que  los bonos de Manrique Guevara con sus líderes se encuentran por los cielos tras su actuación de 2009.

Por lo demás, algunos de los precandidatos priistas que ya sean enterado de esta posibilidad no la ven con malos ojos. En primer lugar, por el interés que tienen en que se concrete la alianza; en segundo, por que la asignación de la disputada posesión a un militante ecologista les quita de encima muchos dolores de cabeza y, quizá, a algún indeseado compañero de campaña.

La fórmula senatorial se ha convertido en un cuello de botella para lograr la unidad de los priistas, por la insistencia de todos los aspirantes a ocupar la primera posición, evidenciando con ello que tienen profundas dudas, o más bien la preclara certeza, de lo que va a ocurrir en julio de 2012 en Guanajuato.

Resulta una situación que pone en evidencia al candidato a gobernador, quien esta vez difícilmente podrá tener una compensación como la que obtuvo Miguel Ángel Chico en el 2006, quien tras perder simplemente regresó a la presidencia del comité estatal de su partido.

La alianza con el PVEM a través de la candidatura al senado en la primera posición, evitará la disputa intrapriista y diluirá la responsabilidad del candidato estatal en el acuerdo, pues la decisión se tomará en México y quienes la confronten se indisciplinarán con el propio candidato presidencial.

Ese es el esquema posible y nada descabellado que podría venir a solucionar lo que de ora manera tendería a convertirse en un escenario irresoluble de discordias entre los priistas de la segunda fila, así como en un permanente dolor de cabeza para el aspirante a la gubernatura, como si no le faltaran otros.

Botepronto

Este jueves, uno de los informes más concurridos de los alcaldes tricolores en la entidad fue el del neopoblano Leonardo Solórzano Villanueva, que entre sus atareadas semanas de precampaña electoral, se dio tiempo para tratar de informar a sus conciudadanos de la marcha del municipio.

Allí, en primera fila, se encontró el presidente del comité estatal del PRI, José Luis González Uribe, el mismo a quien Solórzano ha denostado a placer en estos días, incluso planteando su renuncia, por el rechazo a su planilla de renovación del consejo político estatal de ese partido.

Hombro con hombro de González Uribe, aplaudió los logros de Leo su competidor priista por la candidatura a gobernador, Miguel Ángel Chico Herrera, el mismo que como dirigente estatal trató de impedir la candidatura de Solórzano, echando mano de todos los recursos a su alcance.

A Leonardo le ha dado buenos resultados su política de agresividad. Con ella logró impedir también que los diputados panistas lo defenestraran por su desacato en entregar la contraloría municipal a ese partido.

Así que, después de todos estos triunfos, a ver quién aguanta al temperamental munícipe, empezando por sus propios correligionarios.

arnoldocuellar@zonafranca.mx

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