Justo en estos días apareció en público un personaje admirado y temido en el relativamente novedoso mundo de los centros de apuesta en México: Juan José Rojas Cardona, el regiomontano conocido como el Zar de los Casinos.
En una comparecencia ante diputados federales integrantes de un grupo especial que vigila el seguimiento de la ley de Juegos y Sorteos, Rojas Cardona se quejó de la corrupción fomentada por las autoridades como una de los mayores problemas que enfrentan los propietarios de estos giros. Añadió que la falta de probidad deriva de la carencia de una legislación adecuada.
El empresario, dueño de Entretenimiento de México, S. A. de C. V., debe saber de lo que habla, ya que él mismo es señalado por un periodista tan acucioso como Raymundo Rivapalacio de ser el influyente respaldo financiero de un grupo político en Nuevo León, que ha desplazado al panismo tradicional de esa entidad, y del que forma parte el alcalde de Monterrey, Fernando Larrazabal.
A ese grupo estarían vinculados personajes que fueron poderosos e influyentes en el arranque de los dos últimos sexenios: Carlos Rojas Magnon, amigo cercano y colaborador de Vicente Fox hasta el escándalo del Toallagate; y Patricia Flores Elizondo, exjefa de la Oficina de la Presidencia con Felipe Calderón.
Larrazabal manejó su campaña para la presidencia municipal de Monterrey con un duro y retador discurso en torno a la inseguridad. Originario de Oaxaca, el también constructor, fue director de Capfce y responsable de la construcción de la biblioteca José Vasconcelos, proyecto emblema del sexenio foxista. Antes de llegar a la alcaldía, fue diputado y coordinador de la bancada panista en el Congreso de Nuevo León.
Ya como alcalde, el edil lanzó una campaña contra giros negros y casinos en Monterrey, de la cual excluyó los locales de Rojas Cardona, como han documentado investigaciones de periódicos regiomontanos y la revista Proceso a nivel nacional. Hoy, el escándalo le ha estallado en las manos, tras la tragedia del casino Royale, por la exhibición de videos donde su hermano Jonás Larrazabal recibe paquetes de dinero, al mejor estilo Bejarano, en casinos de Monterrey.
Y, a todo esto, ¿qué tiene que ver Rojas Cardona o Fernando Larrazabal con Guanajuato? Aquí viene lo interesante, pues el Zar de los Casinos ya ha puesto un pie en León y está listo para ir por más en las próximas campañas electorales.
La agencia Tango Publicidad y Medios México, de la que son dueños Juan José y Arturo Rojas Cardona, propietarios de doce casinos, entre ellos el famoso Bellavista; y lujosos restoranes, como el 40 West Steakhouse tiene un conspicuo representante incrustado en la administración de Ricardo Sheffield: su director de comunicación social David Aguilar Romero, un politólogo egresado del ITAM, nacido en 1976 en León.
Bubu Aguilar, como le gusta que le llamen por su parecido con el personaje que es compañero de aventuras del Oso Yogui, un dibujo animado famoso en los años setenta del siglo pasado, llegó al equipo de Sheffield proveniente de Monterrey donde se desempeñaba en el negocio del marketing político y las encuestas.
Aunque Aguilar nunca ha exhibido su relación con la empresa de Rojas Cardona y explica que es dueño de su propia firma, son ya varios los testimonios en el medio local que lo vinculan con el poderoso Zar de los Casinos.
Uno de ellos es el relato de un periodista local que, viajando a Monterrey junto con el vocero del municipio, vio asombrado como Bubu Aguilar lo llevaba a comer al 40 West, afirmando que ese negocio era suyo e invitando la cuenta con una firma ostentosa.
Menos anecdótica, más peligrosa, está otra relación de hechos de un grupo de empresarios que acompañaron a cenar al secretario de Desarrollo Social del estado, Miguel Márquez Márquez, en la casa de un conocido publicista y comunicólogo de León.
Presente en la cena, junto con varios candidatos a aportar recursos a la precampaña y, a la postre de darse las cosas, a la campaña constitucional del aspirante a la gubernatura, estuvo David Aguilar Romero.
No acudió allí en representación de su actual jefe, Ricardo Sheffield, quien difícilmente querría que se le vinculara al proyecto marquista, toda vez que es uno de los mayores impulsores de su contendiente, José Ángel Córdova. Tampoco estaba a nombre de Mayra Enríquez, pues presente en la cena se encontraba Miguel Salim, asumiendo la posición que ha tenido muchas veces en los proyectos políticos olivistas, de gestor de apoyos empresariales.
Entonces ¿qué hacía allí el famoso Bubu, durmiendo, o cenando, literalmente con el enemigo? Sencillo, como atestiguaron varios de los presentes, a quienes llamó la atención el fervor marquista del vocero shefielista, fue a ofertar el respaldo de “su empresa” de Monterrey para el fondo financiero que se está integrando en apoyo al candidato oficial del olivismo.
Sin embargo, el propio David Aguilar reconoció el viernes pasado en una entrevista con Zona Franca, que él no tiene ninguna empresa “establecida” en Monterrey, sino que sólo realiza encuestas y trabajos de medición de opinión por encargo, alguno de ellos para Juan José Rojas.
Entonces, podemos deducir que el apoyo que en realidad ofreció Aguilar a Márquez es el del Zar de los Casinos, que es famoso en los medios políticos por haberle donado un helicóptero al alcalde de San Nicolás, el panista Zeferino Salgado Almaguer, en el año de 2008. En esa administración, San Nicolás vio la apertura de dos casinos, propiedad de Emex, la empresa del Zar, quien es dueño de otros diez en Monterrey.
Ojala que Miguel Márquez, Miguel Salim y cualquiera otro de los precandidatos que pululan por el estado y los principales municipios en estos momentos, tengan la sensatez de no aceptar recursos envenenados.
Hay que esperar que la mesura surja de los propios actores políticos, dada la ineficiencia mostrada por instancias como el Instituto Electoral de Guanajuato y la palmaria desfachatez de los diputados que sólo declaran pero que no han sido capaces de los consensos necesarios para actualizar el marco legal de las actividades preelectorales.
Por lo que hace al Bubu Aguilar, si su jefe formal, el alcalde Sheffield, le da oportunidad de traer dos cachuchas, allá él; pero hay que decir en voz alta que Guanajuato no requiere de la importación de prácticas políticas que han ensombrecido la vida pública en otras latitudes. Como Nuevo León, por ejemplo.
Botepronto
Vaya enredo: Juan Manuel Oliva apoya a Ernesto Cordero, para la candidatura presidencial; éste, a su vez, apoya a José Ángel Córdova, para la candidatura estatal, quien se enfrenta a Miguel Márquez que, a su vez, es respaldado por Oliva.
Por otra parte, Ricardo Sheffield y Javier Usabiaga, empujan a Córdova, pero difieren de la preferencia de éste por Cordero y han hecho de Josefina Vázquez Mota su abanderada en la contienda por la candidatura presidencial.
La pareja de Mayra Enríquez y Alberto Cifuentes comparten con el gobernador Oliva su querencia por Cordero, esperanzados además de que el mandatario respalde las aspiraciones municipales de la secretaria del ayuntamiento, auque en la contienda estatal difieran, pues son entusiastas cordovistas.
Fernando Torres Graciano, Ricardo Torres Origel y Ricardo Sheffield se reencuentran en las filas de Josefina Vázquez Mota, aunque discrepan casi en todo lo demás.
De seguir las cosas así, hará falta un verdadero acordeón para guiar a los militantes panistas cuando elijan a sus candidatos a las diversas posiciones de la boleta del 2012, tomando en cuenta que ahora lo que prevalece entre los azules es la cultura de la línea y las votaciones lista en manos.
Y de no organizarse bien los diversos aspirantes y sus operadores, puede haber muchas sorpresas.