Quizá la mejor evidencia de que la democracia no nos ha ayudado para modernizar al país, es la respuesta que otorgan nuestros políticos a un tema tan simple de abordar como lo es el de nuestros rezagos sociales.
Nadie en su sano juicio y mínimamente enterado del acontecer cotidiano, es decir, ni siquiera alguien que lea periódicos o escuche noticieros, sino simplemente alguien que camine por las calles y colonias de cualquiera de nuestras comunidades, grandes o pequeñas, puede negar que el de la pobreza es uno de los mayores problemas que enfrenta nuestro desarrollo como sociedad.
La pobreza, en mayor o menor grado, nos afrenta y nos enfrenta; salta a la vista y haría falta vivir en la luna, literalmente, para no percatarse de ello. Por ello, algunas de las conclusiones de las evaluaciones periódicas que realiza un organismo oficial, el Consejo de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), de ninguna manera pueden llamarnos a sorpresa.
La pregunta es ¿porqué entonces los funcionarios públicos responsables en los diferentes niveles de gobierno, se vuelven tan erráticos al escuchar esas cifras? ¿Esperaban otra cosa? ¿Acaso creían que sus brillantes decisiones iban a mostrar la derrota de ese fantasma que recorre México desde su mismo origen como nación?
El alcalde de León, Ricardo Sheffield, sale a decir que en León no hay pobreza extrema, como si se tratara de una enfermedad contagiosa que las buenas familias deben evitar, incluso como mención. Su parámetro son las giras que realiza, donde aún en las casas más miserables “ve una televisión”.
El secretario de Desarrollo Social, Miguel Márquez, insiste en que el problema es el ingreso y no la política social, como queriendo quitarse de encima el sambenito de que pudiera ser su responsabilidad, cuando es un recién llegado a un cargo que le servirá como plataforma de lanzamiento a su precandidatura.
El gobernador Juan Manuel Oliva quiere resaltar las cifras que hablan de una disminución de la pobreza multidimensional, pero que no se haga demasiado ruido con los datos de la caída de población clasemediera en el ámbito de la pobreza.
A nivel federal no se quedan atrás y se busca resaltar lo menos malo de la evaluación, como una justificación de que el gobierno no es tan malo haciendo su tarea. En eso están Felipe Calderón, Ernesto Cordero, Heriberto Félix y hasta José Ángel Córdova.
Es decir, todos están preocupados por la próxima elección y prácticamente ninguno por la próxima generación, lo que constituye la mejor definición de que no son estadistas, sino simples políticos de ocasión.
Pero la oposición no está mejor, atacando a los panistas por no resolver un problema que ni priistas ni perredistas han sabido enfrentar allí donde han gobernado, poco o mucho tiempo.
El problema de la pobreza, el de verdad, no el que preocupa a los políticos para que no les manche, requeriría el consenso de todos los partidos; requeriría reformas de fondo, sobre todo fiscales; requeriría la solidaridad de los hombres de empresa que están en las listas de Forbes gracias a un modelo que privilegia la desigualdad.
Naturalmente, eso no se puede discutir en las vísperas de una temporada electoral donde otra vez, como siempre, no veremos un debate sobre el rumbo de la nación, sino que estarán en juego la apostura de los candidatos y la belleza de sus esposas, como en un reality show de domingo por la noche en el Canal de las Estrellas.
Entonces, resignémonos. Las próximas evaluaciones del Coneval, si es que no lo desaparecen por incómodo, junto con las procuradurías de derechos humanos y los institutos de transparencia, serán todavía más catastróficas que las actuales, mientras el tiempo para enderezar al país se agota.
Botepronto
Los regidores del PRI en León identificados con la ex candidata Bárbara Botello, decidieron ampliar su lucha en contra de las donaciones del municipio a las universidades privadas, extendiendo su petición para que sean retirados no sólo la entrega de un terreno a LaSalle, sino también los donativos económicos a la Ibero y el Tec de Monterrey.
Pasando por alto la tibia retractación de la ex candidata en su artículo dominical, sus huestes parecen haberla rebasado, si no es que se trata de un juego de doble cara.
Encabezados por Salvador Ramírez Argote, que no niega la cruz de la parroquia nacionalista, casi chauvinista, de su mentor Tomás Bustos Muñoz, cuatro de los cinco representantes tricolores en la ciudad donde se ubica el empresariado más fuerte del estado y donde las universidades privadas dominan la oferta de educación superior, han emprendido una cruzada que se antoja, sobre todo, ideológica.
Sería interesante saber qué opinan de esta posición de la representación política del PRI en el ayuntamiento de León, personajes como Jorge Videgaray, Pepechuy Padilla, Luis Fernando Gómez y Juan Ignacio Torres Landa, que tanto apoyo le dieron a Bárbara y su planilla en la pasada campaña.
Es un hecho, siempre los políticos se enriquecen a costa nuestra y no voltean a mirar lo que demandamos o necesitamos. Urge que nos manifestemos y propongamos soluciones en páginas como esta: http://www.alguienteniaquedecirlo.mx/pinches-datos.php
No creo que resignarnos sea una opción, porque toda la vida lo hemos hecho y solamente ha empeorado nuestra situación.
Algo tenemos que hacer.