El pacto de la Loma, como se ha dado en llamar al aglutinamiento de las corrientes panistas que quieren modificar la relación de fuerzas hasta ahora dominada por el olivismo, surgió como una buena idea propagandística y logística que, a la vuelta de los meses, incluso llegó a parecer una verdadera opción política.
Lamentablemente, parece que no hay condiciones para un aterrizaje terso de la aventura.
En realidad nada une el proyecto político de José Ángel Córdova con los del tándem que conforman Ricardo Sheffield y Luis Alberto Villarreal, pues de parte de Javier Usabiaga no se ha aportado mas que cierta serenidad, pero muy poca prospectiva.
Ya decíamos en un artículo anterior que el único calderonismo presente en el grupo es el del secretario de Salud. Asimismo, sólo el funcionario federal ha logrado probar una capacidad administrativa y política en sus cuatro años de desempeño en una cartera nacional cuya agenda no es sencilla.
El alcalde Sheffield, se encuentra ahogado en la laboriosa vida municipal de León. Ya debió de renunciar a su experimento de militarizar la policía; fracasó en el endeudamiento multimillonario que pretendía para realizar una obra de impacto; ahora depende del auxilio estatal para concluir lo que ha iniciado, pues resultó que no existía el apoyo federal que presumió en campaña.
Incluso, ante el rechazo del público al sistema local de transporte, Sheffield debió de acudir al previsible expediente de un reconocimiento internacional que en León a nadie le importa.
Por su parte, el senador Villarreal abandonó la alcaldía de San Miguel Allende en medio de intensas denuncias de tráfico de influencias con la propiedad inmobiliaria, precisamente en una ciudad donde el suelo se encuentra dolarizado y encarecido artificialmente.
Uno de sus pupilos, Cristóbal Finkelstein, perdió la pasada elección ante una coalición de partidos con una figura ciudadana al frente, en un claro repudio al cacicazgo de Villarreal, que ya había hecho crisis con el enfrentamiento entre el propio legislador y el alcalde que lo sucedió, Jesús Correa.
Sin embargo, más allá de la divergencia de perfiles, el mayor problema que arrostra el Pacto de la Loma es la desconfianza interna. No se trata ya sólo de las filtraciones que dan a conocer encuestas donde Córdova adelanta sustancialmente; ni de las versiones de oídas de que Villarreal va alcanzando. Ahora también se dan diferencias estratégicas.
Así, mientras Córdova y Usabiaga han impulsado a Arturo Navarro a la dirigencia estatal del PAN, quien vuelve a cobrar viabilidad al haberse acercado de nueva cuenta a Fernando Torres Graciano, Sheffield y Villarreal ya van por la libre.
En la última semana, ambos políticos inventaron la candidatura del ex dirigente juvenil José Luis Oliveros Usabiaga, el famoso Chelís, quien aún se encuentra en la chamba que le consiguió Sheffield como delegado del Registro Agrario Nacional en la entidad.
Así, antes de llegar a la recta final, una verdadera prueba de fuego, de producir una candidatura unificada e impulsarla con todos los recursos a su alcance los pactistas de la Loma están dejando muy claro que su acuerdo es sólo una fachada y que, al interior de sus huestes, cada quien reza para su santo.
Botepronto
Un distinguido grupo de priistas irapuatenses, como se decía antes, encabezado por José Luis Vázquez Camarena, se reunió con el dirigente estatal José Luis González Uribe, para expresar su repudio a la situación que vive el tricolor fresero.
Ni Alejandro Rangel, ni Gerardo Zavala, era la consigna del insigne consejo de ancianos. Sin embargo, cuando se les inquirió por alguna alternativa, los mariachis callaron, pues la mayoría de ellos tienen años sin pararse en las instalaciones priistas. Ni modo, la tierra es de quien la trabaja.