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El síndrome del quinto año

In Análisis Político on enero 25, 2011 at 10:59 pm

En la larga era priista se volvió una constante la crisis de los gobiernos locales al entrar en la recta final de su periodo. Había una explicación mecánica y política: los sexenios de Guanajuato se entrelazaban justo por la mitad con los presidenciales, lo que originaba que un mandatario estatal conviviera cómodamente tres años con el Tlatoani que lo había colocado, para luego enfilar al cierre con un presidente en ascenso que lo desconocía.

Los siempre sentenciosos priistas definieron ese Karma con la frase tres años de miel y tres años de hiel, el cual se acentuaba por la tendencia de los gobernadores guanajuatenses a equivocarse en la sucesión presidencial. Es decir, a escoger a uno de los aspirantes derrotados.

Suponíamos, que esa historia se superaría al arribo de la oposición panista al poder, en primer lugar por el emparejamiento de los periodos constitucionales del gobierno estatal y el federal, gracias a la reforma constitucional de 1994, que destrabó el interinato de Carlos Medina y dio lugar al primer triunfo electoral reconocido al PAN, con Vicente Fox como protagonista.

Ahora vemos que no es así. Sin un cambio notable en el contexto nacional, sin la dependencia umbilical entre gobierno estatal y federal del viejo régimen priista, sino debido a causas intrínsecas, el gobierno de Juan Manuel Oliva vive su periodo más complicado en el penúltimo año de su ejercicio, situación que origina inestabilidad, primero en la propia administración y, en consecuencia, en la opinión pública del estado.

Los escándalos destapados por la prensa hostil a Oliva no explican de manera suficiente el ambiente de zozobra que se vive en el círculo más cercano al gobernador. No sería el primer ni el último mandatario, aquí o en cualquier otra entidad, que vive crisis mediáticas y que logra sobreponerse trazando un control de daños, atacando las causas y no solo los síntomas del problema.

Sin embargo, quizá lo más preocupante para el estamento gubernamental de Guanajuato, es la falta de reflejos, la carencia de respuesta por parte del mandatario, a quienes muchos aconsejan, pero que parece determinado a escoger la inmovilidad como única defensa.

Con las medidas políticas adecuadas, la superación de una circunstancia tan focalizada como la que representa el escándalo de corrupción en el DIF, incluyendo las enojosas implicaciones familiares, debería producir no sólo una salida del bache, sino un fortalecimiento de la capacidad de maniobra de Oliva como líder del aparato gubernamental, algo que será esencial para sortear su propia sucesión.

Más allá del intento de desprestigio público, Oliva aún tiene en sus manos los controles del aparato panista estatal y cuenta con los operadores partidistas más eficaces. Sin que le sea posible escaparse de dar una respuesta creíble a los cuestionamientos de que es objeto desde fuera de su burbuja, su principal fortaleza parece permanecer intocada y a ello tendría que atenerse para llevar su mandato al mejor puerto posible.

¿Quiere decir esto que conserva su capacidad de hacer candidato a su delfín? Quizá sí, quizá no. Lo cierto es que quien vaya a ser el candidato, incluyendo alguno que actualmente se vea como absolutamente ajeno al olivismo, tendrá que sentarse a negociar con el gobernador saliente.

Ese debería ser el foco de la estrategia de un Juan Manuel Oliva que, hasta ahora, ha tratado de evadir una tormenta que más bien debería capotear.

Botepronto

1.- De devaneos. La diputada federal Ruth Lugo, una de las entusiastas participantes del movimiento en contra del cambio de uso de suelo de La Bufa, en Guanajuato capital, ahora pretende “hacer entrar en razón” a los grupos civiles que se oponen en esa ciudad a que un nuevo libramiento invada la reserva natural protegida de El Orito.

Parece un típico ejemplo de “hágase la voluntad de Dios en los bueyes de mi vecino”. Sin embargo, la última palabra la tendrá el activo y exitoso movimiento social que integran diversos grupos de activistas medioambientales y contestatarios que no parecen dispuestos a recibir más esquinazos de políticos, del signo que sean.

2.- To be continued. El siguiente objetivo de los autores del WikiLeaks de por acá será la Expo Bicentenario, de la que poseen abundante información, sobre todo de la asignación de las obras que allí se realizaron y que no fueron precisamente menores. El titular de SOP, Genaro Carreño, tiene la pelota en su cancha.





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