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DÍAS DE GUARDAR Domingo 21 de mayo de 2023

In Análisis Político, Días de Guardar, POPLab on mayo 21, 2023 at 12:15 pm
Arte: @PincheEinnar
  • Equidad de género: dos pasos adelante y uno atrás
  • Activismo ambiental en Guanajuato ante desdén oficial
  • Elección de rector, momento decisivo de la UG

1.- Gatopardismo, riesgo del nuevo momento femenino en el PAN

El Partido Acción Nacional vive un momento crucial en Guanajuato en la antesala de su sexto proceso de sucesión en la gubernatura del estado, quizá uno de los más críticos en más de tres décadas de hegemonía.

Aunque en 2012 la campaña presidencial hundió la votación del PAN en la entidad, por la combinación de factores locales y nacionales, la pérdida se limitó a la derrota en León de Miguel Salim frente a Bárbara Botello.

Ayudaba el hecho de que la presidencia de la República estaba en manos de un panista de línea dura como Felipe Calderón y de que Guanajuato ya se había constituido como uno de los principales bastiones del blanquiazul a nivel nacional.

Del susto que se llevó Miguel Márquez frente al priista Juan Ignacio Torres Landa surgió el prejuicio de que la democracia interna debilitaba al PAN, lo que dio lugar a un dedazo incontrastado del purimense para definir a su heredero, Diego Sinhue Rodríguez, quien hoy ha pretendido extender esa tesis a su propia sucesión. 

Sin embargo, las diferencias internas y externas entre 2018 y 2024 son notables, lo cual puede dar lugar a profundas equivocaciones si no se alcanza a comprender.

En primer lugar está la emergencia de las mujeres como actores políticos de primera relevancia en la vida pública, algo que el PAN había contenido durante mucho tiempo por las normalizadas prácticas machistas y excluyentes de este partido.

Ahora que por necesidades tácticas de políticos varones como Diego Sinhue o Marko Cortés, se ha apelado al protagonismo femenino al más alto nivel, con la candidatura al gobierno estatal circunscrita a ese género, el PAN se encuentra con que tiene magníficas aspirantes que se han construido en buena medida a sí mismas en contra de diversos obstáculos.

Y sin embargo, el momento de las mujeres sigue teniendo un indeseable componente de intervención y manipulación masculina. 

Son todos hombres los protagonistas del círculo cero de Diego Sinhue que han decidido colocar a Libia Denisse García en la secretaría de desarrollo social, dotarla de un aparato burocrático, político y dueño de ingentes recursos y la han lanzado a una abierta precampaña electoral desde una posición gubernamental.

Son también políticos hombres aquellos a quienes ha debido recurrir la alcaldesa Alejandra Gutiérrez para generar alianzas y contrarrestar el efecto cargada con el que buscan apabullarla: Miguel Márquez, Luis Ernesto Ayala, Fernando Torres, Román Cifuentes, Humberto Andrade.  

Desde luego, en política hacer alianzas es una parte sustancial de la estrategia, más allá del género. Sin embargo, eso es una cosa y otra muy distinta que las históricas primeras precandidatas mujeres a la gubernatura de Guanajuato por el PAN permitan que las conviertan en simples alfiles de una disputa de poder entre machos alfa.

Por eso resulta importante lo que pasó esta semana cuando se anunció la designación de Rosario Corona Amador, hasta entonces secretaria general del PAN, como nueva secretaria ejecutiva del Sistema de Protección de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, en relevo de una funcionaria casi invisible, Sagrario Villegas.

Corona Amador tuvo una larga trayectoria como funcionaria partidista, conoce las estructuras estatales del PAN y gozaba de una posición clave para supervisar la funcionalidad de los comités municipales y su coordinación con el comité estatal. No se antoja un movimiento lógico a menos de seis meses del arranque de los procesos electorales en la entidad.

Sippina no ha sido un área que parezca importarle mucho al gobierno de Sinhue, como lo muestra la permanencia ahí por 4 años de Villegas, una ex diputada panista originaria de San Luis de la Paz que nunca entendió la relevancia de la labor que se le encomendó.

Queda claro que el movimiento fue para sacar a Rosario Corona del PAN y buscarle un acomodo, el primero a la mano, en virtud de que la salida no fue natural sino forzada, ya que de tiempo se sabía en los círculos panista que el conocimiento del terreno y la aceptación de que gozaba la secretaria general entre los militantes, eran motivo de celo y profunda irritación para el presidente Eduardo López Mares.

No parece que en la defenestración de Rosario esté ausente un factor de misoginia y machismo rampante: se castigó a la mujer subordinada por la falta mayor de hacer bien su trabajo y suplir incluso la ausencia de empatía de su jefe en el trato con los militantes del PAN.

“No se llevaban bien”, es la justificación que se maneja para explicar la salida de la secretaria general, con lo que se normaliza un caso evidente de discriminación y violencia de género, tratando de convertirlo en un conflicto de personalidades, algo largamente normalizado en el PAN.

Al incorporar a  Rosario Corona a una estructura del gobierno estatal, como es el Sipinna, queda en evidencia, por si hiciera falta, que el comité estatal panista no es más que otro apéndice de la estructura gubernamental, sometido a necesidades políticas coyunturales, una concentración de poder que se ha agudizado en este sexenio bajo la batuta del jefe de gabinete Juan Carlos Alcántara.

La misoginia presente en la política local recuerda el episodio de las Juanitas en la política nacional: cuando se respetó la letra de las nuevas disposiciones afirmativas en pro de la equidad solo para vulnerarlas con simulación y cinismo, al enviar mujeres a posiciones electorales y obligarlas después a pedir licencia para favorecer a sus suplentes varones.

Para convertirse en una oportunidad de reinvención, que tanta falta le hace al PAN, la preeminencia femenina al más alto nivel de la política de Guanajuato tendrá que plantearse una metamorfosis en la degradada práctica panista. 

Sería lamentable que un cambio de tanto calado sirviera solo para que todo siga igual.

2.- Respuesta ciudadana tras el incendio del basurero

El incendio del basurero de Guanajuato capital, un tiradero fuera de norma, estaba largamente anunciado. 

La displicencia con la que actuó la administración del alcalde panista Alejandro Navarro, al ignorar repetidas advertencias de la autoridad estatal, se agravó por la frivolidad con la que enfrentó la contingencia, sus continuos intentos de minimizar y, finalmente, su embestida pueril e injustificada en contra de quienes le hicieron críticas, observaciones y reclamos perfectamente legítimos.

Queda claro lo que ya muchos habíamos señalado: al edil de Guanajuato le interesa la política para medrar en ella, para el lucimiento personal y para escalar posiciones, no para atender las necesidades de la comunidad que le confió su destino en dos elecciones sucesivas.

La evidencia de que en materia ambiental, de salud pública, de gestión eficiente de servicios municipales e, incluso, de seguridad pública, el alcalde no ata ni desata, ha propiciado una importante reacción ciudadana para exigir, más allá del municipio, una solución de largo alcance al problema del manejo de residuos en Guanajuato.

Queda claro que el incendio fue consecuencia de una negligencia continuada de varias administraciones, pero que se agrava en el caso del primer alcalde que logró reelegirse, lo que le daba la posibilidad temporal de atender el problema, en caso de haberlo querido.

Hoy en la administración municipal de Guanajuato nadie, salvo algunas regidoras que han marcado distancia frente a Navarro, parece estar pensando en los acuciantes problemas de una ciudad de frágiles equilibrios, por eso es importante el activismo ciudadano.

La confluencia de al menos una docena de organizaciones que se han constituido en un Frente por el Manejo de los Residuos de la capital, ya dio a conocer un muy sólido pronunciamiento. Es una buena noticia, pues se trata de sacar el problema del exclusivo ámbito de las intrigas palaciegas para convertirlo en un tema de amplio debate público.

Navarro puede seguir jugando con sus patoaventuras políticas, impulsar a su cónyuge para sucederlo o soñar que puede ser candidato al senado, una loca idea alimentada por quienes ilusamente creen que el alcalde de Guanajuato va a intimidar al taimado ex gobernador Miguel Márquez que busca la misma posición.

La ciudad, en cambio, necesita empezar a autogestionarse ante la ineficacia de su clase política, a fin de plantear una exigencia sólida a la administración estatal que termina, presuntamente comprometida con la sustentabilidad al haber elevado la política medioambiental a rango secretarial, aunque sin consecuencias hasta ahora.

Pero, sobre todo, para plantear exigencias y proponer soluciones a las administraciones que vienen, sea cual sea su signo. No parece haber ya mucho tiempo para perder con políticos deleznables.

3.- Agripino va por cacicazgo ante una UG desmovilizada

Otro ámbito de relevancia estatal donde se juegan asuntos sustantivos es la Universidad de Guanajuato, donde por fin el rector general saliente, Luis Felipe Guerrero Agripino, ha dado el banderazo de salida para su propio proceso sucesorio para elegir a la máxima autoridad de la institución hasta el 2027.

Esta semana se conoció la convocatoria a la sesión extraordinaria de Consejo General Universitario, a celebrarse el viernes 26 de mayo próximo, donde se elegirá a la comisión especial para el proceso de designación, así como la aprobación de los lineamientos respectivos.

La firmante de la convocatoria es la doctora Cecilia Ramos Estrada, secretaria general de la institución y repetidamente mencionada como la aspirante que representaría la continuidad de la gestión de Agripino, quien así mantendría una notable influencia en los asuntos universitarios, aspirando a emular el papel que ejerció Juan Carlos Romero Hicks como hombre fuerte de la UG durante casi dos décadas.

Agripino puede intentar eso o cualquier otra cosa que se le ocurra, porque tiene control pleno de los órganos de gobierno universitarios, tanto el consejo general, como el colegio directivo que elige al rector y, seguramente. lo tendrá de la comisión especial que se conformará la próxima semana.

El problema será la pulcritud con la que se lleve a cabo el trámite electivo, el cual estará sujeto a una gran observación. Una de las probables aspirantes a buscar la posición de rectora de forma independiente al aparato actual, la doctora Teresita Rendón Huerta Barrera, titular del Campus Guanajuato, el mayor de la UG, ya ha comenzado a recibir interesados ataques de voceros de Agripino, mostrando el tono de reyerta que se quiere dar al proceso.

Si bien desde el gobierno de Guanajuato no tienen nada qué hacer en la elección de rector, donde debe observarse el más estricto respeto a la autonomía, de cualquier forma no pueden dejar de estar atentos a las consecuencias políticas de un posible manejo desaseado de uno de los momentos más trascendentes de la vida universitaria.

Ya en una ocasión el descuido de Agripino a las necesidades de su propia comunidad derivó en un problema político que rebasó la esfera universitaria y que requirió la atención de las autoridades estatales, cuando el paro estudiantil de diciembre de 2019.

Habrá que ver si el intento de Luis Felipe Guerrero Agripino de iniciar un cacicazgo universitario como los de Raúl Padilla en Jalisco o Gerardo Sosa en Hidalgo, no complica las cosas a grado tal de construirle un conflicto a Diego Sinhue Rodríguez, justo a la puerta del proceso electoral.

Son tiempos complicados para incendiar la pradera con ambiciones y ocurrencias.

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