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DÍAS DE GUARDAR Domingo 15 de noviembre de 2020

In Análisis Político, Días de Guardar, POPLab on noviembre 15, 2020 at 2:00 pm
Ilustraciones: @PincheEinnar

* La violencia impacta a los comunicadores: Guanajuato de mal en peor

* El PAN entra en terreno de conflicto con una dirigencia incompetente

* Partidos en oferta: Arroyo Vieyra compra Movimiento Ciudadano

1.- Un periodista asesinado y otro desaparecido, en nueva escalada del crimen organizado

La semana no podía empezar peor. Muy temprano, el lunes 9 de noviembre, el periodista Israel Vázquez Rangel fue acribillado por presuntos sicarios cuando llegó a atender un llamado sobre restos humanos tirados en la vía pública en la colonia Villa Salamanca, en la ciudad del mismo nombre, una de las más afectadas por la crisis de violencia criminal que vive el estado de Guanajuato.

Israel, de acuerdo a versiones oficiales de la Fiscalía General del Estado, habría estado media hora tirado en el arroyo herido de varios disparos, sin que llegaran a su auxilio los servicios de emergencia, evidenciando la precariedad de la estructura de seguridad y de apoyo a la población que vive ese municipio.

Las versiones son encontradas sobre la circunstancia de ataque: pudo ser una cuestión incidental al haberse encontrado el periodista con los sicarios que tiraron los restos humanos; otra versión habla de un evento premeditado, donde el aviso al periodista habría sido realizado con la intención de atacarlo a su llegada.

Haya sido o no intencional el crimen, la reacción que surgió del gremio periodístico de la entidad tomó descolocadas a las autoridades locales y estatales y los obligó a responder tratando de hacer un control de daños.

La difusión del hecho en Salamanca produjo que se hiciese pública otra información delicada: la desaparición de otro periodista, el celayense Víctor Manuel Jiménez Campos, quien salió de su domicilio el primero de noviembre sin que desde entonces se tengan noticias de su paradero.

De pronto, el tema de la violencia creciente, cada vez más presente en la cotidianidad de los diferentes sectores sociales a lo largo y ancho de la geografía estatal, impactó al gremio de los comunicadores, quienes desde hace años han venido dando cuenta del deterioro de la paz en el estado.

Los dos hechos pegan en al línea de flotación de la versión oficial de que las cosas vienen mejorando en el estado tras la intervención federal que culminó con la detención de José Antonio Yépez (a) El Marro, seguido del desmantelamiento de su cartel.

La realidad muestra que la violencia en Guanajuato tiene componentes más complejos que la presunta batalla de bandas que se nos ha querido vender. También muestra que los territorios criminales ya no están en sitios precisos de la geografía, como Santa Rosa de Lima, sino que se extienden a lo largo y ancho de las principales ciudades del estado, donde conviven con una población expuesta y aprovechan los vaciós generados por una debilitada presencia policial.

Atacar esa peligrosa circunstancia del estado va a requerir un discurso menos triunfalista, más racional y más empático de las autoridades de los municipios, del estado y del gobierno federal.

El ataque a los comunicadores amenaza con producir zonas de silencio, donde la criminalidad pueda atacar a los ciudadanos sin ser expuesta públicamente, algo que también resulta cómodo para autoridades qque quieren seguir simulando que gobiernan sin atender las urgencias del creciente deterioro de nuestra convivencia.

Los periodistas no reclaman un estatuto especial de protección, sino únicamente las condiciones para seguir informando con seguridad, lo cual debería ser del máximo interés de la sociedad, pues en medio de la oscuridad y el silencio nada podrá resolverse.

2.- Román Cifuentes, un factor más de preocupación en el PAN

El flamante jefe del PAN, Román Cifuentes Negrete, tomó el ejemplo de Miguel Salim, que por cierto no funcionó, para tratar de generar imagen pública ampliando las instalaciones del comité estatal: es decir, pegar tabiques en lugar de hacer política.

A principios de la década pasada, Salim se enfrasco en la aventura de dotar de una sede al PAN municipal de León, para apuntalar su candidatura a la alcaldía en el 2012. usando relaciones personales y de negocios, logró construir un impresionante búnker que reflejara la hegemonía panista en una de sus plazas fuertes en la República, solo para ver abollada esa jerarquía en la elección de ese año, a manos de la priista Bárbara Botello.

Claro que la historia no parece ser uno de los ángulos fuertes de Cifuentes, quien trata de organizar a un partido cada vez más atrapado en los intereses de corto plazo de una burocracia dorada en el estado y en los municipios, apelando a la autoridad moral y política del exgobernador Miguel Márquez Márquez.

Por lo pronto, la decisión de hacer valer la equidad de género y proponer a mujeres en las candidaturas en las plazas más importantes del estado, León e Irapuato, se topa con dos resistencias: la muy extendida misoginia al interior del partido, pero también el rechazo a la imposición al obviar las elecciones internas y establecer la designación como método único.

Atender las inquietudes al interior del partido, por cierto cada vez más debilitadas por el chambismo que es el máximo valor político y de lealtad en el PAN actual, requerirá de habilidades de las que Román Cifuentes se encuentra muy distante.

El PAN va a esta elección confiado en la marca, en la animadversión del electorado hacia la figura presidencial y en las divisiones de la oposición; sin embargo, las habilidades políticas, incluso en ese escenario aparentemente ventajoso, no tendrían que desdeñarse.

De complicarse las cosas y fallar la dupla Cifuentes-Márquez en controlar las inconformidades y evitar los sabotajes internos, será Juan Carlos Alcántara, el sobre cargado jefe de gabinete dieguista, quien tendrá que intervenir.

Y aunque el PAN sigue manejándose bajo la lógica de partido “prácticamente único”, como diría Salinas de Gortari, parece que su exceso de confianza raya en la inconciencia y la irresponsabilidad.

Veremos si les sigue funcionando.

3.- Partido y políticos en crisis: Arroyo se apodera de Movimiento Ciudadano

¿Sorpresa? Ninguna. Esta semana emergió el aún priista Francisco Arroyo Vieyra, convertido ahora en próspero casateniente y hotelero después de su paso de un cuarto de siglo por posiciones parlamentarias, como el nuevo propietario de la franquicia de Movimiento Ciudadano en Guanajuato.

El partido que dirige Dante Delgado ya ha explorado esta figura de entregar los manejos de su marca a políticos locales en Jalisco, donde Enrique Alfaro ha hecho una carrera política que lo llevó a la gubernatura y desde donde aspira ahora a la candidatura presidencial.

Y aunque lo valores locales que han venido dando la cara por MC durante los últimos tres años, como Rodrigo González y Ariel Rodríguez, aseguran que siguen en control del partido, lo cierto es que la designación del recientemente defenestrado dirigente de la CNOP priista Jorge Luis Martínez Nava, como responsable de alianzas electorales de MC, habla del pleno control que Arroyo tendrá en la próxima elección.

¿Aportará algo Arroyo Vieyra a Movimiento Ciudadano? Además de su cuota de desprestigio por el enriquecimiento inexplicable en una carrera parlamentaria que combinó con litigios bajo el esquema del tráfico de influencia, probablemente no.

Desde luego, lo poco que ha logrado en el terreno electoral el MC pasará a convertirse en capital político para el intercambio de favores con otras fuerzas políticas, sobre todo el PAN, con el que Arroyo ya ha logrado extraordinarios dividendos como el control sobre el Sistema de Agua Potable de Guanajuato a través del incompetente presidente del Consejo Juan Sebastián Ávila, en un pacto con el inenarrable alcalde Alejandro Navarro.

MC no está lejos del colaboracionismo con el PAN, como lo muestra en cada sesión del Congreso su diputado estrella Jaime Hernández Centeno, destacado por sus defensa del fiscal Carlos Zamarripa.

En la historia hay un personaje al que le tocó el patético rol de ser el último en enterarse de los enjuagues: se trata del secretario general del PRI, Alejandro Arias, quien en su afán por cortejar a Arroyo Vieyra le ofreció una posición privilegiada en el nuevo consejo político estatal a Érika Arroyo Bello.

Y así, con estos comportamientos, los políticos guanajuatenses pretenden que la sociedad vuelva a confiar en ellos. De risa loca.

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