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¿La experiencia la rifa en el gabinete de Diego?

In Análisis Político, La Noticia al Punto, Newsweek en Español on febrero 18, 2019 at 7:58 am

Muchos de los argumentos que el gobernador Diego Sinhue Rodríguez ha salido a enumerar, finalmente, para defender su decisión de empujar con todo a Carlos Zamarripa a la Fiscalía General, lo que por cierto aumenta su “carnalidad”, no parecen haber aplicado en otros cargos de su gabinete.

La larga experiencia de Zamarripa, diez años al mando del Ministerio Público, lo que para muchos se traduce en ceguera de taller, en creación de intereses y en generación de vicios, le falta precisamente a la Secretaria de Transparencia y Rendición de Cuentas, Marisol Ruenes, quien carece de la más mínima noción de las técnicas de rendición de cuentas en los presupuestos públicos.

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¿Y la curva de aprendizaje, apa? Foto: guanajuato.gob.mx

Por lo menos resulta sospechoso que en la dependencia encargada de prevenir y castigar la corrupción al interior del Poder Ejecutivo, el gobernador Sinhue se haya decantado por una funcionaria novata y con un perfil totalmente alejado de lo que requiere el puesto, pues la profesionista leonesa que encabezó a las mujeres empresarias parece preferir los reconocimientos y los halagos prematuros que el trabajo discreto y consistente.

En la recién creada Secretaría del Medio Ambiente y Ordenamiento Territorial, el gobernador Diego Sinhue optó por una recomendación de Ricardo Anaya que también deja mucho que desear. Ni servicio civil de carrera, ni experiencia, ni conocimiento del entorno, se privilegiaron en un cargo que debería ser de la mayor importancia, dada la conflictiva situación ambiental que Guanajuato arrastra desde hace décadas y que se complica por la lógica del desarrollismo sin equilibrios.

María Isabel Ortiz Mantilla acaba de presentar un programa de trabajo que parece la tarea de un escolar. Obviedades, lugares comunes y ausencia de método constituyen la estrategia presentada por la funcionaria poblana que antes de esta responsabilidad solo había conocido del tema en el municipio de Puebla y en tareas legislativas.

Por ello, resultó desproporcionado que en el evento se anunciara la posibilidad de un “impuesto ecológico” a las empresas, si el gobierno no tiene clara una ruta crítica para aplicar un programa.

En una situación parecida se encuentra el secretario de Infraestructura, Conectividad y Movilidad, Tarcisio Rodríguez Martínez, quien no parece traer nada contentos a los empresarios de la construcción, asolados por la delincuencia y por la parálisis de la dependencia que el gobernador decidió poner en manos de un político de Jalisco, de accidentado paso por la política nacional en el sexenio de Felipe Calderón.

Tampoco los locales se encuentran jugando su mejor partido. Eusebio Vega quien finalmente logro el ambicionado cargo de secretario de Innovación y Educación Superior, brilla por su ausencia en la política pública de Guanajuato. Su contribución a secar el presupuesto de su antecesor, Arturo Lara, la paga ahora con creces. No ha podido integrar un equipo y debe navegar con las contras que le juega el subsecretario Antonio Vega Corona. De innovación ya ni hablamos.

Mauricio Usabiaga Díaz Barriga, empresario celayense cuya participación fue largamente ambicionada por el PAN, cortejándolo como posible candidato a alcalde de Celaya, finalmente dio su brazo a torcer y aceptó dirigir la política industrial de Guanajuato. Su intervención al momento sigue siendo anecdótica, caminando sobre los senderos abiertos por Héctor López Santillana cuyos zapatos allí parece que nadie puede llenar y salpicando de anécdotas al gabinete con su idea de crear un “hotel para vacas”.

Luis Ernesto Ayala no se escapa a la sensación de que su imagen como permanente acompañante de Diego Sinhue en viajes, ceremonias y fotos en redes sociales, no tiene nada que ver con el trabajo sustantivo de la Secretaría de Gobierno, donde el equipo constituido no logra hilvanar un ritmo de trabajo sostenido. Aunque el ex alcalde leonés retrata bien como “hombre fuerte”, en realidad el impacto de su dependencia está en los niveles del que se presentaba con Antonio Salvador García, es decir, por los suelos.

La primera asignación que le encargó Sinhue, la de coordinar el gabinete de Seguridad, ya quedó en el olvido. Zamarripa es más que nunca el hombre fuerte no solo de esa área sino del gobierno entero, después de que el gobernador hipotecó personalmente su capital político para respaldarlo, precisamente por el fracaso de Ayala Torres en afianzar el “golpe de timón”, que solo quedó en anécdota.

Pero además, la presencia de Ayala con su trayectoria centrada en León, y su creciente contratación de ex funcionarios leoneses, aumenta la impresión del gobierno de Sinhue como excesivamente dedicado a ese municipio en detrimento del resto de la entidad.

Tampoco hay mayores noticias de personajes exógenos como Teresa Matamoros o John Robert Hernández, secretarios de turismo y del migrante. El mejor papel del famoso Johnny, fue la de ser el cicerone de Diego Sinhue en su viaje a Texas en búsqueda de gasolina, discurso que se sostuvo como el eje de la respuesta al desabasto, pese a que no tuvo mayores impactos reales, por más que se dispararon tuits al respecto.

La secretaria de Educación, Yoloxóchitl Bustamante, se enfrenta a la realidad del deterioro social que impacta su área, sin tener herramientas para enfrentarlo, como es el caso de la violencia dentro y fuera de las escuelas, así como la inseguridad y los robos. La ex directora del IPN empieza a darse cuenta de las escasas herramientas con las que cuenta para enfrentar el reto que le dejó su ex colaborador Eusebio Vega.

Otra vez, aquí aflora la falta del conocimiento del terreno y la ausencia de experiencia en el tema en sí, pues una cosa es dirigir una institución de educación superior con niveles de excelencia en muchas de sus áreas, que enfrentar el monstruo de mil cabezas del bajo rendimiento educativo de Guanajuato en el nivel básico.

Así, la ponderada experiencia de Zamarripa y la cacareada circunstancia de que no tendrá curva de aprendizaje, no se repite en la mayor parte de las otras dependencias del gobierno de Guanajuato, donde si se optó por pagar el costo de la adaptación.

Como se ve, el discurso gubernamental es tan elástico que se adapta a cualquier circunstancia, aunque estén plenamente conscientes de que ya muy pocos les creen. O quizá, precisamente, por eso.

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