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López Santillana, reelección sin ilusión

In Botepronto on noviembre 1, 2017 at 3:33 am

Entre la frivolidad barbarista y la mediocridad actual, los ciudadanos de León no encuentran para dónde hacerse. Los políticos de esta ciudad están muy alejados de la templanza, la laboriosidad y la constancia de sus gobernados.

En León, los ciudadanos se encuentran a borde del hartazgo con una clase política lejana, ajena a sus problemas, ineficiente y ausente de los requerimientos de una ciudad que crece, que trabaja y que no se detiene pese a sus adversidades.

Los leoneses ya probaron a cambiar de partido político y las cosas no resultaron. La administración priista de Bárbara Botello les hizo recordar las insuficiencias del corporativismo priista, su proclividad a la corrupción y, por si algo faltara, una insufrible frivolidad.

Regresaron al PAN más por resignación que por arrepentimiento. Y su escepticismo se ha confirmado: las cosas siguen igual de mal, incluso peor, pues la gestión panista de Héctor López Santillana es gris e insustancial. Los excesos barbaristas permitían la indignación, pero la mediocridad actual solo propicia la desesperanza, que es peor.

Y es en medio de ese panorama donde López Santillana ya anunció que se quiere reelegir porque su proyecto solo cuajará “en seis años”.

La situación no parece prosperar. En el seno del PAN no parece haber condiciones para que López Santillana despierte ya no digamos entusiasmo, ni siquiera una mínima solidaridad. Lo mantienen allí la carencia de cuadros, el desgaste de la vieja clase política y la fobia a la aspiración de Ricardo Sheffield, el otro interesado.

Entre los ciudadanos, López Santillana despierta una reacción que cuando es benévola resulta indiferente, de lo contrario cae en el abierto rechazo. Los únicos entusiasmos que despierta el ex secretario de desarrollo económico son los de los empresarios que han recibido contratos en su administración, los que sin duda le dan tranquilidad, pero no un triunfo electoral.

El tema es que un mal candidato en León no solo significa un riesgo en ese municipio, sino que genera inquietud a nivel estatal. El candidato a gobernador que impulsa Miguel Márquez, Diego Rodríguez Vallejo conoce León y sabe el lastre que le puede significar el actual edil, cuando él mismo batallará para elevar el nivel de la votación estatal por encima de la que recibe la franquicia azul.

El PAN aún no procesa las modificaciones en su estrategia electoral que introducirán novedades legales como la reelección y la paridad; tampoco las complicaciones políticas que traerá consigo la coalición electoral con PRD y MC, por lo que muchas de las premisas con las que actualmente se realiza el análisis prospectivo de estrategas y analistas, pueden verse profundamente modificadas.

Agréguese el hecho de que el PAN no vive su mejor momento en cuanto a la eficacia de su conducción política, con un presidente de partido al que no respetan y a menudo sobrepasan el gobernador y su delfín, con un desmantelamiento de la disciplina interna y con las confrontaciones que desata la ambición entre sus cuadros más conspicuos.

El gran elector en el que se ha convertido Miguel Márquez ha iniciado su ciclo de declinación, el cual se acentuará conforme avancen las semanas. En contrapartida, Diego Rodríguez Vallejo no crece para ocupar los huecos que va dejando la disolución de la  preeminencia del gobernador.

En el PAN aumentará la entropía, el movimiento caótico de partículas, conforme se acerquen los tiempos de repartir el botín en el que se han convertido las candidaturas y los cargos asociados al gobierno.

El escenario que se prevé no parece el mejor para garantizar que de los comicios surgirán gobiernos sólidos y en poder de soluciones. La disolución opositora tampoco ayuda.

Así, lo que pasé en León no despierta entusiasmo, aunque si una gran preocupación. ¿Se podrá reelegir López Santilla de acuerdo a su deseo? Es posible, pero no está escrito.

¿Si lo hace, podrá enfrentar el reto de gobernar satisfaciendo las inquietudes, las esperanzas y los requerimientos de sus conciudadanos? Casi estoy seguro que no, pero tampoco lo hará ningún otro.

Estos son los tiempos que nos tocó vivir.

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