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Es oficial: la carrera empezó

In Botepronto on agosto 19, 2016 at 3:56 am

Miguel Márquez responde a audacia de Torres Graciano con una guerra relámpago: desmentidos personales, exgobernador como recadero y, por fin, cambios en el gabinete.

Hasta antes de este jueves todo habían sido escarceos, acumulación de fuerza a ritmo semilento, intrigas de pasillo. Pero eso parece haberse zanjado con lo que ocurrió este jueves.

El preámbulo de la renuncia de Javier Usabiaga, todo hace pensar que solicitada directamente por Miguel Márquez, fue el escarceo declarativo entre Fernando Torres Graciano y Miguel Márquez, sobre el papel del gobernador en la selección del próximo candidato panista a gobernador.

Tras el desliz del senador de hacer pública una conversación privada, donde Márquez le aseguró que no intervendría en su propia sucesión, un poco al viejo estilo priista de engañar con la verdad, las respuestas del gobernador vinieron en cadena.

Primero el propio mandatario desmintió la especie bajo el expediente simple de que no son los tiempos ni hay proceso, por lo que caben promesas de no intervención.

Después, envió a Juan Carlos Romero, colega de Torres Graciano y exgobernador del estado, para que le diera una auténtica tunda al precandidato.

Finalmente, este jueves, Márquez finalmente realizó el primero de una serie de cambios en su gabinete que tienden a posicionar un equipo de precampaña que logre enfrentar al que aparentemente ya tiene Torres Graciano.

Así, a la salida de Javier Usabiaga para ser relevado por un operador político de absoluta lealtad a Márquez, que saldrá de entre Pablo Bañuelos y Gerardo Morales Moncada, podría ser seguida de otros relevos en el gabinete, con la misma lógica.

La más previsible, no obstante las implicaciones de amistad del gobernador, es la sustitución del Secretario de Gobierno, Antonio Salvador García López, para traer a un verdadero coordinador del gabinete, que ordene el desorden visto hasta ahora, sobre todo en términos de lealtades políticas.

Una solución doméstica puede ser el adaptable Gerardo Trujillo. Una medida más audaz podría traer a Daniel Chowell de la sala de magistrado al despacho del tercer piso de palacio. Una salida imaginativa podría incorporar al Ombudsman a punto de cumplir su encargo, el disciplinado Gustavo Rodríguez.

De esta manera, Márquez no solo le responde a Torres Graciano en forma retórica, sino con toda una guerra relámpago que da por iniciada la carrera por la sucesión y deja en claro que la neutralidad quedó atrás.

Sin embargo, si alguien cree que el reforzamiento de una operación de realineamiento de lealtades y operación en el gobierno y sus estructuras tiene un beneficiario en este momento, se puede equivocar de medio a medio.

Márquez busca hacerse de capital político en términos reales, no solo como una abstracción. Con ello, su capacidad de enfrentar una eventual disidencia en el PAN se incrementa y esto repercute en la ampliación de su margen de maniobra.

¿Diego Sinhue, Éctor sin h, el simpático Olivera o el ausente Humberto Andrade?

Todos y ninguno. Márquez, que está resultando el más priista de los gobernadores panistas, quiere hacerlos bailar con su son, mientras acota a Torres Graciano y su operador Juan Manuel Oliva.

¿Resultará el juego? Por lo pronto nadie puede regatearle que se trata de una absoluta novedad. Veremos si el empuje del arranque dura a lo largo de toda la carrera.

 

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