El exdirigente panista mantiene abierto un litigio por la elección de Humberto Andrade; no parece una lucha por reivindicar principios, sino para llamar la atención de Miguel Márquez.
Algo pasa en este nuevo PAN de la era Miguel Márquez que lo diferencia radicalmente del mismo partido político en otras épocas de Guanajuato.
La rebelión del exdirigente estatal, varias veces diputado federal y local y funcionario de la administración, Gerardo de los Cobos Silva, quien mantiene un largo y espinoso litigio contra el dirigente estatal Humberto Andrade Quesada por la legitimidad de la elección, refleja esta nueva fase del panismo.
Aunque De los Cobos difícilmente llegará a anular la elección de la que surgió Andrade, lo puede seguir incomodando por un buen tiempo. En el fondo, sin embargo, no es una guerra contra el dirigente panista, sino contra el gobernador Miguel Márquez.
Gerardo de los Cobos tiene una adscripción clara en la geometría panista: pertenece a los grupos ultramontanos que encontraron un santuario en Guanajuato, de la mano de la derecha católica radical del Yunque. Aquí se convirtió en un eficaz litigante electoral en el auge del foxismo, lo que le permitió ascender hasta ocupar la dirigencia estatal del PAN.
Cuatro veces diputado, siempre por la comodidad de la representación proporcional, con Juan Manuel Oliva, De los Cobos ocupó la coordinación de la bancada panista en el Congreso y, por ende, la coordinación política de toda la Cámara.
A el se le debe, entre otras herencias, el haber apadrinado a Antonio Obregón Torres en el faraónico proyecto de una nueva sede legislativa, que tres legislaturas después aún no se puede inaugurar, no obstante que se ha invertido ya el triple del presupuesto original.
¿Es Gerardo de los Cobos un rebelde que busca regresar al PAN a sus principios? De acuerdo a todos sus antecedentes, parece que no, que la lucha de Gerardo de los Cobos tiene que ver más bien con el abandono en que lo ha tenido Miguel Márquez y que en algo palió el anterior dirigente panista Gerardo Trujillo, quien lo incorporó a su nómina en la Secretaría de Acción de Gobierno, por donde pasó sin pena ni gloria.
Sin embargo, en su activismo legalista, el solitario De los Cobos ha logrado exponer varias de las debilidades del nuevo PAN que gobierna Guanajuato, donde ya nadie piensa en empoderar a la sociedad y crear organismos intermedios, sino que todos quieren estar pegados a la generosa ubre gubernamental.
Por eso Miguel Márquez se ha podido hacer del control del partido, como ningún otro gobernador lo tuvo antes: gracias a que los activistas que le responden encuentran acomodo alguna de las secretarías de su gobierno, en todos los niveles; mientras los que se rebelan o dejan ver proyectos contrarios al mandatario, sufren el inclemente exilio.
¿Prosperará la asonada de Gerardo de los Cobos? Difícilmente en el terreno legal y menos aún para poner en predicamentos a un Humberto Andrade que, por cierto, no ha logrado posicionar una imagen clara de su liderazgo.
Hay que recordar, además, que el abogado defeño fue sectario y autoritario como dirigente, por lo que difícilmente habrá panistas que quieran hacerle eco cuando concluyan todos los procesos que ha iniciado. Así, sin posibilidades de pasar a la arena de la política, la lucha jurídica de De los Cobos, tiene un alcance muy limitado.
En donde puede ser que logre algo el exdirigente panista y cuatro veces diputado es en la nómina gubernamental, como ya ocurre con otros de su cofradía que vuelven a hacer de algunos sectores de la SEG su bastión, eso si Miguel Márquez no quiere que le sigan haciendo ruido.
A final de cuentas, para su aventura preelectoral, el mandatario necesitará de los grupos de la ultraderecha, incluso bajo su actual decadencia, por lo que parece haber llegado el tiempo de volver a sumar.
¿Será capaz Gerardo de los Cobos de cambiar su pretendida lucha democrática por un plato de lentejas? Hagan apuestas.