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Adrián Hernández: sin pena y sin gloria

In Botepronto on septiembre 21, 2015 at 3:46 am

Parece que el alcalde de Dolores no entiende lo que está mal con la contratación de un artista popular que hace apología de delincuentes para ¡festejar la Independencia!

Pocos periodistas de nuestra provincia podrán gozar de las garantías que el presidente municipal de Dolores Hidalgo ha extendido a un cantante de corridos identificado por enaltecer a los jefes del narcotráfico y hacer apología de acciones delictivas.

Adrián Hernández Alejandri, un presidente municipal que hace días negó el permiso para que se realizara un evento de promoción de la cultura de donación de órganos, sale a los medios para responder que la presencia del artista del narcocorrido Alfredo Ríos, conocido popularmente como El Komander, no pudo ser evitada porque carece de la “facultad de censurar a ningún cantante, actor, o ciudadano de acuerdo a su trabajo”.

La sintaxis del texto, que usted puede apreciar en la nota de Zona Franca, no está retomada de las letras de El Komander, sino del alcalde o de su encargado de redactar comunicados de prensa, a quien definitivamente si deberían censurar, pero esa es otra historia.

El pretexto del edil es verdaderamente enternecedor. Como la gente lo pide, pues al pueblo lo que diga. Se excusa asegurando que esos no son sus gustos, pero pues qué se le va a hacer con el gusto popular.

Y para rematar el brillante argumento termina diciendo lo citado arriba: que él no puede censurar a nadie, pues no está dentro de sus facultades. No, pos sí.

Lo único cierto es que en un país que lucha denodadamente, por lo menos así nos lo hacen creer las autoridades, por evitar que sigan expandiéndose los cánceres de la venta y consumo de drogas, de la violencia asociada a esa actividad delictiva y de las muertes que trae consigo, lo menos que puede pasar es que los encargados del orden público tengan una mínima congruencia.

Pero lo más delicado es que el contrato a un cantante cuyas letras son apologéticas de actividades criminales que han llegado a poner en jaque al estado mexicano, ocurra justo en la celebración de las fiestas que recuerdan nuestro inicio como nación independiente.

Adrián Hernández, quien está a unos días de dejar el cargo y se la pasa fuera del municipio aparentemente litigando su futuro político, puede ver las cosas con ligereza y casi como una monserga menor de la que se puede salir con una explicación mal enhebrada y peor redactada.

Sin embargo, eso deja claro que nunca entendió la relevancia de ser la máxima autoridad de un municipio de importancia histórica y explica sobradamente el revés que le propinó el electorado a su partido hace tres meses.

Más claridoso, ni El Komander.

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