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Roberto Pesquera, el plan C del PRI – Verde

In Botepronto on septiembre 29, 2014 at 3:30 am

La política es un juego de espejos y en los últimos años quienes han depurado los rudimentos de ese arte son la alcaldesa priista de León Bárbara Botello Santibáñez y el síndico del Partido Verde, Eugenio Martínez Vega.

Bárbara Botello ha crecido mucho en su capacidad de elaboración política, sobre todo en las tácticas de poder palaciegas. Sus gestiones en México, de antesala en antesala, la han colocado como la líder formal de los alcaldes de todo el país y le han conseguido cientos de millones de pesos en apoyos extraordinarios para invertir en la ciudad.

Eugenio Martínez no solo ha sobrevivido a las intrigas de los aliados priistas de la alcaldesa, sino que ha tejido sus propias componendas al interior del ayuntamiento y de la administración. Sus proyectos se han convertido en viables y le han redituado logros a Botello, como ocurrió con la concesión de la recolección y el almacenamiento de basura y con la concreción del parque industrial   aledaño a Las Joyas.

Que ninguno de los dos haya cosechado popularidad con sus maniobras, es harina de otro costal y tiene que ver más bien con la decisión fundamental de hacer un gobierno que ha antepuesto objetivos particulares a visiones generales.

Y con esos antecedentes, no es lejano que en las próximas semanas veamos de nuevo actuar a este par de efectivos aliados políticos para definir el proyecto de sucesión: la candidatura de la alianza PRI-PVEM a la presidencia municipal.

Ambos jugadores han adelantado una primera finta: Bárbara aparentemente casada a muerte con el proyecto de Martín Ortiz; Eugenio como el principal artífice de las expectativas de José Ángel Córdova.

Los dos han enviado las señales de sus vetos sobre el prospecto de enfrente: la alcaldesa no quiere abrir el camino de Córdova a una posible aspiración a la gubernatura en 2018, el síndico ecologista sabe que con Ortiz no llegarían ni a la esquina.

Y, sin embargo, ninguno está casado con su posición, pues saben que hay tiempo de sobra para llegar a un acuerdo que no solo supere las diferencias, sino que también tome por sorpresa a sus adversarios panistas, que andan en sus propios enredos.

La maniobra es de Eugenio Martínez, pero no le disgusta nada a Bárbara Botello: el plan C para encontrar una candidatura que tenga el respaldo de ambos actores políticos se viene construyendo en torno al tesorero Roberto Pesquera Vargas.

No es ninguna sorpresa, el tema estaba allí desde el principio de la administración, pero  desapareció por las cortinas de humo que han significado la tan abierta como inútil precampaña de Martín Ortiz y las espasmódicas apariciones del doctor Córdova.

Pesquera aprovechó la dispersión de los reflectores para recluirse en el trabajo técnico, resolver problemas y respaldar a Bárbara Botello en la gestión de recursos en la Federación y en la búsqueda de la eficiencia de los procesos internos de la Tesorería. Además, ha solventado planes y ocurrencias de su jefa sin cortapisas, a diferencia de la caótica e ineficaz gestión de Ortiz en la Secretaría del Ayuntamiento.

Pesquera reúne además el beneplácito de un importante grupo de empresarios, aglutinados en la asociación Unidos por Guanajuato, de la que el tesorero fue vocero y representante antes de su incursión en política.

Los avances de Eugenio Martínez como gestor de proyectos en esta administración han provenido también de la buena relación que construyó con Pesquera después de algunos enfrentamientos iniciales. Hoy hay entre ambos una sólida alianza política.

En poco tiempo sabremos si esta depurada intriga política logra sobreponerse a las vísceras de algunos de los barbaristas más conspicuos. Todo indica que Martín Ortiz, controlado hasta la abyección por Bárbara Botello, no será ningún problema.

La posible construcción de Roberto Pesquera como candidato de unidad de una alianza PRI – Verde, a la que se sumaría el Panal de manera meramente testimonial, podría ayudar a superar los negativos que la administración de Botello le ha sumado al PRI a lo largo de estos dos años. Además, al igual que Córdova, el tesorero ni siquiera es priista y podría se presentado como un candidato de la sociedad.

Frente a un candidato panista débil, pues hasta ahora no se aprecia en ninguno de los postulantes de la quinteta azul a un campeón con méritos propios, la maniobra de Eugenio Martínez y Bárbara Botello puede dar lugar a una contienda equilibrada, donde quede atrás el desprestigio de la administración priista, único factor que hasta ahora ha potenciado al PAN, más por defecto del adversario que por mérito propio.

Por lo pronto, podemos decir que la sucesión leonesa es parte de un juego abierto donde se equivocarán de manera rotunda los que piensen que ya todo está decidido. Como dicen los clásicos: los partidos hay que jugarlos.

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