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Videgaray y Botello, bitácora de precampaña

In Botepronto on mayo 12, 2014 at 3:30 am

La alcaldesa de León hace futurismo. Ya le funcionó cuando se vinculó a Enrique Peña Nieto en el 2006, fecha en que los azares de la política la llevaron a presidir de forma interina el PRI de Guanajuato, época en la que el mandatario mexiquense asumió el protectorado sobre el priismo de Guanajuato.

Ahora, después de algunos devaneos iniciales con el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, de dónde derivaron los apoyos para arribar al liderazgo de la organización priista de alcaldes a nivel nacional, la Fenamm, la política guanajuatense parece haber cambiado su querencia a la Secretaría de Hacienda, de Luis Videgaray.

Para ningún observador de la política nacional resulta un secreto que estos dos funcionarios del gabinete peñista constituyen los polos del futurismo político que se potenció con el regreso del PRI al poder presidencial.

Y, como suele ocurrir en la política priista, el que a dos amos sirve, inevitablemente corre el riesgo de quedar mal con ambos.

Por lo pronto, la alcaldesa de León parece haberse decantado por el financiero Videgaray, quien además dispone de recursos para potenciar los planes de quien se ve a sí misma como una de las protagonistas de las próximas batallas políticas de Guanajuato.

Por lo pronto, la adhesión rindió frutos: la Secretaría de Hacienda asignará de forma extraordinaria alrededor de 300 millones de pesos para proyectos especiales de la alcaldesa de León. Esos “proyectos” se reducirán a uno solo: el financiamiento completo de la infraestructura para que funcione un problemático parque industrial privado en el occidente de la ciudad: Colinas de León.

Así, bajo el amparo de dos futurismo, el del Secretario de Hacienda y el de la alcaldesa de León, los empresarios Oscar Flores y Ricardo Betancourt, ambos cercanos en su momento al ex gobernador panista Juan Manuel Oliva  -así es la política-, podrán realizar un espléndido negocio: construir un fraccionamiento industrial privado y elevar el nivel de una tierra de precio irrisorio, gracias a una importante inyección de dinero público.

El favor ha sido puntualmente devuelto por la alcaldesa de León al funcionario federal, al organizar una serie de foros, que arrancan en León esta semana, entre alcaldes y funcionarios municipales de la Confederación Nacional de Alcaldes de México (CONAMM), agrupación que aglutina a las tres organizaciones de corte partidista en que se reúnen los ediles de México, para que el Secretario de Hacienda ofrezca información sobre estrategias de apoyo federal a los municipios.

La estrategia, sin embargo, cojea por varios flancos. En el caso de Videgaray, por más que aumente su popularidad entre los presidentes municipales, repartiendo recursos, se ve complicado que a nivel nacional pueda crecer su opción política mientras se mantengan las bajas tasas de crecimiento que mostraron el 2013 y se prevé en 2014.

Ya Luis Videgaray recibe embates de analistas financieros internacionales que lo ven poco confiable para conducir los cambios que requieren los mercados globales y que constituyen los compromisos que más le han sido valorados a Enrique Peña Nieto en la escena mundial.

Con estas dos batallas abiertas, la de la impopularidad en México por el limitado crecimiento y la asfixia fiscal, de una parte; y la desconfianza del mercado internacional por tratar de manipular las reglas de competencia con fines de control político, Videgaray tiene un complicado panorama por delante, que podría agravarse si se generaliza el populismo de repartir dinero discrecional a sus seguidores políticos.

El caso de Bárbara Botello, como lo hemos comentado ampliamente en este mismo espacio, no es diferente. Su problema no ha sido la falta de recursos, ya que probablemente manejará el presupuestado más abultado de la historia de León, entre el gasto normal, el crédito que obtuvo este año y los apoyos extraordinarios del gobierno federal.

La muestra de que no hay pobreza en el gobierno de León lo dan el crecimiento de los gastos en publicidad y en estudios de opinión, donde se duplica lo que gastó su nada recatado antecesor panista, Ricardo Sheffield.

Sin embargo, lo que lastra a la administración priista que recuperó León tras un cuarto de siglo de panismo, es su propia incapacidad ejecutiva; el retraso en planear y ejecutar; la proclividad a enfrentarse con ciudadanos y grupos organizados.

De acuerdo al accionar de su Secretaría del Ayuntamiento, de su Dirección de Obra Pública o de su Dirección de Desarrollo Urbano, el incremento de presupuestos para realizar obra pública y, sobre todo vialidades, se convertirá en una complicación para la administración y sus ciudadanos.

La aplicación del crédito en las nuevas etapas del Sistema de Transporte; la amplia intervención en las Joyas, incluyendo el apoyo al parque industrial mencionado, podrían colocar a la centralizada administración de Botello en una delicada situación.

Como, además, su plan futurista le exigirá separarse del cargo en febrero próximo, dentro de nueve meses, las cosas se complicarán aún más.

Así, la lógica de la ganancia electoral, que es lo que parece acompañar esta asociación del alto funcionario federal con la activa alcaldesa guanajuatense, puede convertirse en el peor corrosivo para las intenciones que ambos albergan.

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