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Bárbara tiene un plan; ¿lo tendrá Márquez?

In Botepronto on noviembre 8, 2013 at 3:21 am

La alcaldesa Bárbara Botello parece querer borrar el pasado de un plumazo. Ahora que necesita los votos del PAN para aprobar el endeudamiento que le daría la única posibilidad de hacer una obra pública medianamente lucidora, probablemente se arrepienta de sus arranques de hace algunos meses.

La priista pide que no se politice el análisis del mayor endeudamiento en la historia de la ciudad, un compromiso que exige veinte años para poder saldarse y, por lo menos, la imposibilidad para las siguientes tres administraciones de hacer una obra decorosa, quizá hasta de dar el mantenimiento indispensable a la infraestructura de la ciudad.

Probablemente si Bárbara Botello no hubiese politizado la aplicación de ordenamientos de desarrollo urbano hasta el absurdo, como cuando clausuró Castores, la empresa del diputado panista Juan Carlos Muñoz; o cuando cerró el despacho de la ex secretaria del Ayuntamiento, Mayra Enríquez, podría tener calidad moral para pedir lo que pide.

Sin embargo, la alcaldesa no opera así. Su perdición es su éxito en las maniobras de corto plazo, su avidez por el día a día. Por eso no logra avizorar planes a futuro, más allá de las simples ambiciones.

Cuando fue necesario culpar a los panistas de todos los males para tratar de posicionar su incierto arranque, no tuvo empacho en hacerlo hasta con quienes fueron sus aliados coyunturales en la campaña de 2012.

Cuando debió cubrir sus espaldas por la falta de realizaciones en su primer informe de gobierno, tampoco se resistió al encanto de un evento al estilo Nuremberg, que vistió los reclamos al gobierno estatal, acompañados de la rechifla a Éctor Jaime Ramírez, secretario de Desarrollo Social y enviado de Miguel Márquez.

Hoy Bárbara Botello requiere del voto de los panistas y hasta de su benevolencia, por eso pide no politizar, cuando ella se la ha pasado haciéndolo durante los últimos trece meses.

Hoy requiere borrón y cuenta nueva, por eso pide que no haya “venganzas.”

Maestra, como es, del corto plazo, ya trazó su ecuación: el PAN debe autorizarle el préstamo que le permitiría no fracasar en su gestión y apuntalar la endeble candidatura de Martín Ortiz, o si no pagar las consecuencias por ello.

Si el préstamo, todo o en partes, se aprueba, muy pronto acabará la tregua y la priista se lanzará a una campaña acelerada que le permita su propio relanzamiento político y la posibilidad de heredar un delfín a su partido, amenazada como esta de la candidatura externa de José Ángel Córdova para rescatar al PRI de su eventual fracaso.

Si el préstamos no se aprueba, o por lo menos no en los términos que ella pretende, la apuesta es a que sea el PAN y Márquez quienes quede mal con los ciudadanos leoneses.

Así lo deja ya sentir la estrategia mediática de la alcaldesa, quien por cierto no ha elegido la diplomacia y la discreción para lograr el objetivo, sino la estridencia y la palestra pública.

En manejos de prensa de sus operadores ya se deja sentir la premisa: “el PAN no debe politizar su respuesta a la solicitud del ayuntamiento de León, so pena d epagar un alto costo político”.

La propia Botello sale de un café casi casual con Márquez y le dice a la prensa que el gobernador “vio con buenos ojos su propuesta”. Ni siquiera la cortesía de una declaración conjunta o el mantenerlas cosas en reserva para no contaminar. Todo lo contrario: este affaire se llevará a cabo bajos los reflectores a fin de que el respetable se de cuenta de quién es quién en cada capítulo de la comedia.

Más allá de todo, Bárbara tiene un plan. Algo que, sin duda, juega a su favor.

No puede decirse lo mismo del PAN ni de su gobernador.

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