Dice la alcaldesa de León que no estaba informada de que su prima hermana, Victoria Robledo Botello, había sido contratada por la Feria de León en el mes de junio como “Enlace con la Presidencia Municipal”; entonces seguramente también ignoraba que su familiar había dejado la ciudad de Morelia, donde radicaba, para trasladarse a León.
Resulta extraño, pues la hija de Victoria Robledo, de nombre Rosa del Carmen García Robledo, trabaja a las órdenes directas de Bárbara Botello como “asistente personal”, además de que la relación entre ambas primas es cercana y cordial, como muestran las fotos de redes sociales que se publicaron ayer junto con la investigación de Zona Franca.
Quizá por los cauces familiares a la alcaldesa priista no le llegó la información, pero tendría que haber ocurrido por ls vías institucionales. Lo menos que podía haber hecho el director de la feria de León, Gerardo González del Castillo Silva, era avisar a la presidenta municipal que estaba a punto de contratar a una familiar cercana generando para ello un nuevo contrato de honorarios.
Aunque quizás no fue así. También es perfectamente posible que la alcaldesa haya estado enterada de que su prima moreliana ya formaba parte de la administración pública de León a través de un contrato con una paramunicipal, y que su negativa se limite a un intento de controlar daños.
Quizá más aún: no es descabellado pensar que la decisión de contratar a Victoria partió de su poderosa prima, quien gobierna la administración municipa con mano de hierro, como relatan muchos servidores públicos. Así las cosas, a González del Castillo no le habria tocado de otra que apechugar.
Sin embargo, ahora, en el intento de poner a salvo la imagen pública de la alcaldesa en la medida de lo posible, no queda de otra que negar lo evidente y buscar los chivos expiatorios. El director de la Feria deberá responder sobre las razones que le llevaron a crear ese puesto en específico, como definió el perfil profesional requerido y que mecanismo eligió para seleccionar a la candidata.
La señora Robledo, con algún desparpajo, ya comunicó que llegó al puesto por “bolsa de trabajo”. Sería interesante saber más sobre eso.
Hace unos días, Bárbara Botello fue enfática en señalar que su administración haría cumplir leyes y normas por encima de amiguismos y privilegios. Habrá que ver si esa afirmación sigue vigente y si en el caso de su prima se aplicará el mismo rasero o si sólo se trata de una nueva aplicación de la ley del embudo: la boca estrecha para quienes no son de las complacencias de la alcaldesa y la ancha para los cercanos a sus afectos.
El tema resulta importante para ser despejado: sería grave una toma de decisiones que implique tan de cerca a la alcaldesa y que nadie se lo notifique, incurriría en la deslealtad. Pero sería mucho peor que se trate de una simulación y que tampoco nadie, en el entorno de Bárbara Botello, se esfuerze en ayudarle a evitar esos errores, sobre todo tomando en cuenta su discurso de renovación frente al panismo, el cual queda absolutamente en entredicho. Eso ya bordearía en la traición.