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Ser un panista así

In Botepronto on abril 24, 2013 at 4:18 am

La paralización del pacto por México luego de la presión realizada por PAN y PRD tras el descubrimiento de que había dinero de programas sociales utilizándose electoralmente a favor del PRI, es la primera gran crisis que enfrenta el gobierno de Enrique Peña Nieto.

La notable velocidad reformista de las semanas anteriores, que le ganó elogios al mandatario mexicano en la prensa internacional, debió verse interrumpida tras el cambio de discurso del hasta hace poco colaborador dirigente panista, Gustavo Madero: así como de la cúpula perredista.

Una serie de grabaciones que ponen en evidencia que los grandes recursos para subsidios sociales, donde pronto se inscribirá el nuevo programa de la cruzada contra el hambre, se utilizan para comprar voluntades y votos, algo que ha sido costumbre en el pasado en México, colocó en un predicamento la política pactista del gobierno, la misma que ha permitido desatorar agendas paralizadas por años.

El tema trae consigo un gran debate nacional, por encima de todo, el del regreso del PRI al poder como una restauración de los peores vicios políticos del pasado mexicano, los mismos que lastraron al país en el atraso e impidieron su ingreso pleno a la modernidad.

Aunque en política nada de lo que parece es y hay demasiadas intenciones subyacentes en los mensajes políticos, lo cierto es que las dirigencias políticas de PAN y PRD que vieron en el acuerdo político con Peña Nieto una posibilidad de sobrevivir a sus divisiones internas, se vieron obligadas a tomar distancia cuando reaparecieron las prácticas que ambas, desde diferentes puntos del espectro, han condenado por años.

Por eso, llama la atención poderosamente la actitud de un político como el gobernador de Guanajuato, Miguel Márquez Márquez, uno de los pocos que rescataron triunfos ante el auge del tsunami priista alimentado con cantidades ingentes de dinero aplicado a las campañas y la movilización electoral.

El mandatario estatal ha salido con declaraciones contrastantes con las de su cúpula partidista, para señalar que las denuncias por malos manejos electorales son “grilla” que debe ser dejada de lado para “ponerse a trabajar.”

Sin duda que resulta difícil encontrar un militante panista para el que no sea relevante la denuncia de una mala práctica electoral. Más aún, resulta difícil entender ante el evidente manejo de programas sociales para la compra de votos y voluntades, que un gobernador panista que ya ha visto como las designaciones de delegados federales recaen en operadores políticos de filiación priista, se muestre tan campante.

A lo mejor, como dijo recientemente un atento observador de la política local, el PAN no tiene por qué temer que en la próxima elección pueda perder Guanajuato, pues quizá ya lo perdió y ni cuenta se han dado.

arnoldocuellar@zonafranca.mx

@arnoldocuellaro

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