El Instituto de Seguridad Social del Estado de Guanajuato fue creado para administrar el fondo de pensiones de los trabajadores de la burocracia estatal, lo que se fue ampliando no sólo con el personal de los Poderes Legislativo y Judicial, sino también con la Universidad de Guanajuato y varios municipios de la entidad.
Desde muy temprano en su historia, la liquidez generada por las aportaciones de los trabajadores y las del propio estado, fue empleada en proyectos productivos, tales como farmacias, supermercados y desarrollos inmobiliarios.
La salud del fondo de pensiones de Guanajuato, enormemente contrastante con los quebrantos ocurridos en otras entidades, ha provenido de la diversificación de sus proyectos. Desde hace muchas décadas, además de las inversiones en valores y los préstamos a corto plazo, el ISSEG mantuvo una fuerte comercialización.
Quizá esa vocación fue llevada a sus extremos en las administraciones de los últimos años, particularmente las encabezadas por Jorge Romero Hidalgo, Jorge Estrada Palero y Miguel Ángel Salim Alle, donde las inversiones del ISSEG, sobre todo en el aspecto inmobiliario, han sido fuertemente cuestionadas.
Desarrollos como el Plaza Pozuelos en Guanajuato o la fallida torre Estrella en León, han corrido riesgos que a la larga podrían representar graves pérdidas para el fondo del ISSEG.
Sin embargo, la reacción ante esos desaciertos, por parte de la nueva administración del ISSEG, encabezada por el ex analista del Banco de México Héctor Salgado Banda, parece ser la de soplar al jocoque, después de que sus antecesores se quemaron con la leche.
En los seis meses que tiene al frente del instituto, las decisiones han ido consistentemente en el línea de desinvertir en varias líneas comerciales, algunas de ellas nada desdeñables.
Le tocó a Javier Luna, el director que cerró el sexenio anterior, cancelar el ambicioso desarrollo inmobiliario del conjunto Estrella, incluyendo su torre de 23 pisos, cuyos presupuestos originales no contemplaban el costo total de la obra.
Pero ya fue en esta administración cuando se decidió cancelar las franquicias de genéricos, otorgadas en la época de Salim; intentar cerrar farmacias deficitarias en lo económico, aunque de utilidad social, como en los municipios pequeños, proyecto que frenó directamente el propio Miguel Márquez.
Después, ya en este año, el nuevo director de ISSEG decidió cancelar las inversiones en valores en el extranjero, no obstante que de acuerdo a sus propias cifras, los resultados eran de excelencia.
Y hace unas semanas, el ISSEG acordó, de acuerdo a la versión oficial, salirse del negocio de suministro de medicamentos al Seguro Popular, lo que le representaba un flujo líquido de ventas por 900 millones de pesos al año con una utilidad neta del 5 por ciento, según cifras también oficiales.
Por si algo faltara, la nueva administración del ISSEG es blanco de críticas por el descuido en el que ha incurrido con el terreno donde se encontraba el Conjunto Estrella, prácticamente en el abandono y la ausencia de planes al respecto.
Luego de cancelar la torre, el espacio es un muladar que empieza a causar problemas a los vecinos en una zona céntrica de León y que mucho dice de las prioridades de los responsables actuales del instituto.
Hoy por hoy, ya sabemos lo que no le interesa al ISSEG. Empero, ni la opinión pública ni los trabajadores del sector estatal de Guanajuato conocen en estos momentos, con claridad y certeza, a dónde va a ir la estrategia de la nueva administración.
Por ahora, sólo se ha informado de los fabulosos ahorros que se generarán por proyectos cancelados, pero al director del ISSEG no le pagan porque ahorre, sino por garantizar un rendimiento que facilite el cumplimiento de los fines sociales de una institución cuyas obligaciones están trazadas con claridad en un horizonte de mediano y largo plazo.
No hay que dejar de lado, por otra parte, el hecho que buena parte de la bonanza financiera y la notable liquidez del ISSEG se deriva del crecimiento de la nómina burocrática del Estado en los años recientes y la captación de nuevas instituciones afiliadas.
Sin embargo, esa curva tendrá un punto de inflexión tarde o temprano, que es para cuando se debe estar preparado: mientras más se capte ahora por aportaciones, más se deberá de pagar en el futuro por pensiones.
De modo que es hora de que el analista Salgado Banda se ponga a analizar y comparta la información con aquellos que le pagan su sueldo: los trabajadores cuya futura pensión administra.
@arnoldocuellaro