Todavía no se les borra a los priistas de Guanajuato el agradable sabor de la hazaña realizada el pasado primero de julio, donde no sólo estuvieron en un tris de arrebatarle la gubernatura al PAN por primera vez en dos décadas, sino que además obtuvieron importantes victorias, encabezadas por la recuperación de León.
Sin embargo, cuando apenas acaban de tomar posesión los nuevos alcaldes y se está empezando a encarrilar su nada despreciable fracción legislativa, la descomposición amenaza de nuevo a este partido político, auspiciada, como ha ocurrido durante los últimos lustros, por la burocracia centralista de su dirigencia nacional.
Ya se empezó a generar un fenomenal enredo político con el tema del próximo relevo del presidente estatal del PRI, provocado por Jorge Márquez Montes, el provisional secretario de organización del CEN y brazo derecho de Miguel Ángel Osorio Chong, quien inició una consulta con los dados cargados a fin de encontrar al sucesor del emergente Javier Contreras Ramírez.
Márquez Montes citó, uno por uno, a los diferentes líderes de corrientes con peso específico en la política local. Por su despacho, donde funge como encargado ante la designación de Osorio en el equipo de transición de Enrique Peña Nieto, desfilaron Juan Ignacio Torres Landa, Francisco Arroyo Vieyra y Gerardo Sánchez García.
Aunque escuchó las ideas de cada uno de ellos para la sucesión en el PRI de Guanajuato, Márquez les planteó a todos su propuesta prácticamente única: la del sanmiguelense Jaime Martínez Tapia, un ex presidente del PRI en el último gobierno de ese partido en la entidad y quien luego de enredarse en un fraude que se conoció como el sandwichgate, se convirtió en un experimentado operador electoral al servicio del CEN.
Martínez Tapia activó en la última elección en Guanajuato, donde tenía su cuartel general en León en la colonia San Isidro. Su anterior destino había sido Michoacán, donde el tricolor arrebató la gubernatura al PRD y con esas credenciales le fueron vendidos sus servicios a Juan Ignacio Torres Landa.
Sin embargo, aunque el PRI obtuvo un resultado favorable en el municipio de León a nivel municipal, donde la candidata Bárbara Botello arrasó con más de 50 mil votos al panista Miguel Salim, las cifras entregadas por el sanmiguelense en las elecciones estatal y federal no fueron como para echar las campanas a vuelo: Torres Landa arañó un triunfo de menos de mil votos y Peña Nieto perdió ante Josefina Vázquez Mota por casi 30 mil sufragios.
Es decir, el programa de compromiso político no pudo con el voto diferenciado en la ciudad más panista del país. Ello no fue obstáculo para que Martínez Tapia convenciera a Jorge Márquez de que es el hombre que puede hacerse cargo de la reconstrucción del PRI en Guanajuato.
De esta manera, el funcionario del CEN le planteó a los liderazgos guanajuatenses, reunidos por separado como ya se dijo, que casi todos estaban de acuerdo con el nombramiento de Martínez Tapia, lo que ya generó entre Torres Landa, Arroyo y Sánchez, reclamos cruzados que incluso han llegado a los medios de comunicación.
Es decir, de nuevo, un burócrata priista en busca de afianzar posiciones enreda la política de Guanajuato con intrigas elementales, lo que genera de inmediato enconos y suspicacias en un terreno por demás abonado para el conflicto.
Martínez Tapia sabe que no cuenta con ningún ascendiente para buscar la dirigencia del PRI en Guanajuato, por eso recurre a un padrino nacional; éste, al operar, enreda más la maneja y al final todos salen lastimados: es la perversa historia de los últimos 20 años de este partido en la entidad.
Y como reacción, ya salen nuevos nombres desde todas las trincheras: Gerardo Sánchez quiere exhumar a Luis Felipe Sánchez o a José Huerta; Arroyo Vieyra busca que todo quede en familia al impulsar a su yerno, Sergio Santibáñez; Torres Landa se exprime el cerebro para imaginar a José Aben Amar González como la solución; Bárbara Botello quiere empezar a probar su nuevo poder y destapa a Salvador Ramírez Argote.
Incapaces de generar reflexión en los peores momentos de la derrota, los políticos priistas no parecen querer intentarla tampoco ahora que están ebrios de victoria. Parecen decirnos: “así hemos sobrevivido, así nos hemos recuperado y así seguiremos.”
Y lo peor de todo es que tienen razón.
@Arnoldo60