Por más que se quiera negar la idea, resulta muy difícil no tratar de vincular la ola de despidos que ha venido afectando a mandos medios y altos de por lo menos cuatro secretarías del gobierno estatal, con el inminente inicio de una nueva administración.
La coordinación entre los equipos de Miguel Márquez Márquez y Héctor López Santillana es total. Han pactado iniciar modificaciones legales que impactarán al siguiente gobierno, pero que son iniciadas todavía en este; lo han anunciado así en ruedas de prensa conjuntas.
Más aún, la alta posibilidad de que el mandatario saliente se integre en el equipo que arranca el próximo 26 de septiembre, ayuda a que los entendimientos sean totales y que, de hecho, muchas de las decisiones que se toman en estos últimos días ya sean determinadas por los responsables de la transición de parte del gobernador electo.
De manera que no parece haber otra explicación en los ceses de un subsecretario de Salud; treinta directores generales y de área en Obra Pública; tres directores generales de Desarrollo Agropecuario; y el director del Puerto Interior, adscrito a Desarrollo Económico. Se trata de necesidades del gobierno que inicia en tres semanas y media.
Aunque la Secretaría de Finanzas, a través de su director general de Recursos Humanos, Fidel Ruiz Chico, se ha aventado la puntada de asegurar que no hay despidos y que los movimientos registrados se deben a que “las personas han encontrado una mejor opción laboral o se han jubilado”, lo cierto es que el clima laboral en las dependencias donde se han registrado estos hechos, está por los suelos.
Desde luego, la situación ha dado lugar a rumores. Una justificación que se escucha entre los integrantes del equipo que llega con Márquez, es que en esas dependencias hay demasiadas observaciones de los órganos de control. Sin embargo, una pregunta subsiste: ¿entonces porque no se exponen las evidencias y se sanciona a los responsables?
Entre ambas “explicaciones”, la del retiro voluntario y la de la purga moralizadora, lo único que queda es una inexplicable opacidad. Se trata de una muy mala manera de concluir el gobierno por parte de López Santillana, pero de una aún peor de iniciarlo por parte de Márquez Márquez.
Por ejemplo, no se entiende la sanción que se aplica de manera indiscriminada a las columnas vertebrales de dos secretarías, Obra Pública y Desarrollo Agropecuario, cuyos anteriores titulares fueron promovidos como candidatos a cargos de elección por el PAN y contendieron junto con el propio Miguel Márquez el pasado primero de julio.
¿Se trata acaso de que los funcionarios de menor responsabilidad sean los que paguen la culpa de sus jefes, mientras estos permanecen impunes? Sin embargo, desde el momento en que esas presunciones, pues hasta ahora no se conocen conclusiones de ningún proceso de revisión, se pagan simplemente con el despido laboral, las irregularidades que pudieron haber ocurrido quedarán inexplicadas.
Con este tipo de purgas, totalmente ajenas a un proceso moderno de rendición de cuentas y aplicación de sanciones previstas en ley, la administración que está por comenzar se pone al nivel de los ajustes de cuentas que se acostumbraban en las sucesiones priistas del siglo pasado.
A estas alturas desconocemos si la limpia ya tocó fondo o aun faltan otras dependencias, sin embargo, lo que queda claro es que en veinte años de régimen panista en Guanajuato, tal y como ocurría con el PRI, no existe profesionalización de la función pública ni servicio civil de carrera.
Se suponía que para impulsar esos temas, además de la cultura de la honestidad y la prevención, debería haber servido la Secretaría de la Gestión Pública, la misma que dirigió Miguel Márquez por cuatro años y que ahora se dispone a cambiar de nombre para asumirse como Secretaría de la Transparencia y Rendición de Cuentas. Sólo queda esperar que en su nueva encomienda le vaya mejor que en la anterior.
El colmo de todo este proceso se presentó en la SDAyR, donde a tres directores generales con varios años en funciones se les dijo, como justificación para solicitarles la renuncia, “que no era aptos para el cargo”. Vaya ¿y no se habían dado cuenta antes?
Twitter: Arnoldo60