Sin necesidad de refundarse, sin recomponer sus ancestrales formas de hacer política y apelando al viejo valor de la disciplina ante la línea centralista, los priistas de Guanajuato se aprestan a vivir una etapa de restauración política que les dará nuevos fueros como oposición.
Por lo pronto, la batalla que se escenificó en tres de las últimas cuatro Legislaturas y que enfrentó a políticos de ese partido por la coordinación del grupo parlamentario, está vez será olímpicamente obviada.
Nada parecido a las batallas de Francisco Arroyo contra Miguel Montes, en el 2000; de Arnulfo Vázquez Nieto contra Bárbara Botello, en el 2006; y de Hugo Varela contra Miguel Ángel Chico, en el 2009.
Esta vez, los astros se alinearon rápidamente para favorecer al actual dirigente priista, Javier Contreras, quien llegó de última hora a la candidatura plurinominal de la mano de Juan Ignacio Torres Landa.
El secreto no resulta muy complicado: de nuevo hay mando priista a nivel nacional y está más activo que nunca. Tanto el dirigente formal, Pedro Joaquín Coldwell, como el hombre fuerte de Enrique Peña Nieto en el partido, Miguel Osorio Chong, están operando de la mano de Torres Landa a quien parecen querer convertir en un jefe político de facto del priismo local.
Y, en esa tesitura, el ex candidato es conciente de la dificultad de impulsar a Jorge Videgaray a la coordinación, sobre todo por su priismo epitelial.
Otra posibilidad, la de Luis Felipe Luna, parece quedar atrás por las conveniencias de su principal impulsor, el senador y diputado federal electo Francisco Arroyo Vieyra, quien no parece interesado en insurgencias localistas que le hagan ruido en sus planes a nivel nacional, donde se incluye la posibilidad de repetir como vicepresidente del próximo Congreso de la mano de Manlio Fabio Beltrones.
De modo que el viejo PRI de la línea está de regreso y dispuesto a superar las “insurgencias localistas” según dijo Juani Torres Landa. Por lo pronto queda claro que a este PRI no le va mucho la independencia y funciona mejor bajo el autoritarismo, qué se le va a hacer.