No fue ni siquiera un reclamo, mucho menos un cartel agresivo, nada que hiciera pensar en una protesta. Fue una simple pregunta: “¿Qué relación hay entre su proyecto de seguridad y el de Enrique Peña Nieto?”
Eso bastó para que la candidata de la coalición PRI-PVEM a la alcaldía de León entrara en barrena.
No obstante haber presumido por años su cercanía con el nuevo sol priista, Bárbara Botello no atinó a defender a quien tanto la ha impulsado, que ha estado en León dándolo su apoyo explícito por lo menos en dos campañas y en quien cifra sus esperanzas de remontar un escenario complejo.
Al cuestionamiento del estudiante, que anunció su intención de no votar por Peña Nieto por desacuerdo con sus políticas de seguridad, la candidata respondió: “No conozco su proyecto. Yo soy Bárbara Botello y mi proyecto de seguridad es por León”.
Resalta, en primer lugar, la incapacidad para formular un discurso de defensa de lo que es una de las fortalezas de la campaña priista: la imagen de su candidato presidencial. Puede ser a causa de que no se esperaba una complicación como la que se está viviendo y se daba por hecho que las encuestas ya habían ganado la elección. O bien, puede ser sencillamente por incapacidad de la candidata para articular respuestas espontáneas.
Más grave sería otra cosa: que Botello considere que su imagen personal y su capital político ya están por encima de los de Enrique Peña Nieto y entonces decida deslindarse de quien la hizo candidata, como ella misma lo ha presumido, al presentir que se ha registrado un declive en las preferencias a favor del mexiquense ante la ofensiva estudiantil.
Desde luego, en política no hay gratitudes, por lo menos en esta política que vemos hoy en día, y Botello no tiene porque rescatar honras perdidas, aunque también podría estar cometiendo una grave equivocación.
Cualquiera de las hipótesis que resulte, o incluso la de simple torpeza personal, lo cierto es que la campaña de la priista sigue viéndose desangelada y errática, como se puso en evidencia en el debate. En ese sentido habrá que creerle: en efecto no tiene más asesores que los que la rodean: los priistas Aurelio Martínez y Martín Ortiz; y el ecologista Eugenio Martínez.
Y, por lo visto hasta ahora, de los tres no se hace uno.