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La conspiración del agua en León

In Análisis Político on mayo 21, 2012 at 4:48 am

Sin sombra de duda, podemos asegurar que la pelea partidista por la presidencia municipal de León está alcanzando niveles de competencia y rivalidad como no se habían visto quizá desde que el PAN arrancó el poder al PRI en el ya lejano año de 1988.

La cercanía del PRI en las encuestas, algunas incluso lo dan por arriba del PAN, ha incrementado las tensiones en las campañas.

Por lo pronto, el aspirante panista a la alcaldía, Miguel Ángel Salim Alle, hizo una denuncia pública en un medio electrónico para señalar que desde la mayor empresa paramunicipal del municipio, el Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de León (Sapal), se ha orquestado una maniobra para favorecer al PRI.

La versión encuentra varios asideros: el primero de ellos es la presencia al frente del Sapal por casi dos administraciones, las de Vicente Guerrero Reynoso y Ricardo Sheffield Padilla, del actual coordinador de la campaña priista por la gubernatura, el empresario constructor Jorge Videgaray Verdad.

Videgaray, un priista histórico que incluso contendió por la alcaldía hace tres lustros, perdiendo frente a Jorge Carlos Obregón, se vinculó a los gobiernos panistas a través de su amistad con Martha Sahagún y Vicente Fox, como dirigente de la Cámara de la Construcción a nivel nacional.

Pero fue hasta fines del sexenio foxista cuando logró su objetivo de ser presidente de Sapal, cargo que viene a constituir prácticamente una vicealcaldía, de la mano de uno de sus mejores amigos, Guerrero Reynoso.

Su largo control del organismo, más de cinco años, se tradujo en éxitos técnicos, como la decisión de construir la presa de El Zapotillo y el acueducto que traerá esa agua a León, pero también en una renovada presencia política que, en un momento dado, pudo abrirse tanto al PAN como al PRI. No por nada, Juan Ignacio Torres Landa quería a Jorge Videgaray como candidato a presidente municipal, objetivo que frustró la alianza bajo cuerda del PVEM y Bárbara Botello.

Designado coordinador de campaña del propio Torres Landa, Videgaray se desligó de Sapal, pero logró influir para que el alcalde Ricardo Sheffield, con quien sostuvo una relación fluida y de mutuo beneficio, eligiera un sucesor de bajo perfil político.

Con ello, lo que se ha logrado en realidad es que el verdadero control de Sapal se traslade a manos del director designado por Videgaray a pedido de Guerrero Reynoso, Emiliano Rodríguez Briceño, un ingeniero civil de vasta experiencia en el sector del agua y el saneamiento, muy cercano a David Korenfeld Federman, quien fuera secretario de Agua y Obra Pública del estado de México en el gobierno de Enrique Peña Nieto.

En el ámbito de las empresas y dependencias relacionadas con el tema del agua y el saneamiento, agrupadas en una asociación nacional (ANEAS) que actualmente preside Korenfeld y donde Rodríguez Briceño es vicepresidente, se menciona con insistencia que el próximo director de Conagua, si Peña Nieto gana la elección, será su ex secretario de Agua, quien tendrá a uno de sus hombres fuertes en el actual director de Sapal.

Con esos antecedentes no es difícil imaginar que en estos momentos la estructura directiva de Sapal, sobre todo la que llegó con Jorge Videgaray y Emiliano Rodríguez, se encuentre fuertemente comprometida con la posibilidad de que el PRI gane la próxima elección, si no a nivel estatal, por lo menos en León, donde parece que el objetivo está al alcance de la mano.

No sólo se lograría que Emiliano Rodríguez aumente los méritos que seguramente ya tiene para incorporarse al gobierno federal, sino que además muchos de los involucrados lograrían salvar su empleo, algo nada despreciable en estos tiempos.

Sin embargo, antes de que los panistas de Miguel Salim y Gerardo Trujillo volteen a ver el activismo priista en Sapal, bien harían en poner sus ojos en el palacio municipal de León, de donde han salido los acuerdos y las complicidades para convertir al más poderoso organismo descentralizado del municipio en un bastión del partido tricolor.

En efecto, más allá de que Videgaray haya llegado al cargo por su relación personal con Vicente Guerrero, lo cierto es que fue su ratificación por parte de Ricardo Sheffield lo que le afianzó y proyectó en el renacimiento político que hoy disfruta y que por lo pronto ya lo tiene colocado con una posición segura en la próxima legislatura del estado.

Más allá de las protestas de disciplina partidista y de la deposición verbal de las viejas enemistades, lo cierto es que la subsistencia de la fractura entre Sheffield y Salim se aprecia más que nunca en las crecientes sospechas sobre el papel protagónico que ha tomado el tema del abasto de agua en la actual campaña electoral.

No sería la primera vez que los panistas se dan con todo entre sí utilizando para ello a los priistas.

Habemos quienes pensamos que la respuesta de Miguel Salim a la candidata priista Bárbara Botello en el pasado debate, cuando contestó las imputaciones sobre las irregularidades en el ISSEG señalando “Bárbara tu has estado en mi oficina, has estado en fábrica, conoces a mi chofer”, fue un mensaje críptico para recordarle contactos realizados en el pasado, precisamente durante la campaña de Sheffield en el 2009, los cuales no habrían sido precisamente en abono del hoy alcalde.

Así se las gastan panistas y priistas hoy en León, sólo que esas ocultas complicidades estarían a punto de explotar, precisamente por el inesperado cierre de la contienda que, tal y como se ve, se resolverá en un auténtico final de fotografía.

arnoldocuellar@zonafranca.mx

www.zonafranca.mx

Twitter: Arnoldo60

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