Sin duda otro de los factores primordiales de las carencias que vivimos en temas de democracia, de transparencia y de eficiencia gubernamental, es la inexistencia de una oposición política seria, atenta y combativa.
Las investigaciones actuales y pasadas sobre actos de corrupción, faltas a la legalidad y conductas poco éticas de las administraciones panistas estatal y municipales, ha cogido a los partidos que existen en la entidad, literalmente, papando moscas.
Las opiniones de dirigentes como el priista José Luis González Uribe y el perredista Hugo Estefanía, no pasan de los típicos lugares comunes. A menudo parece que ni siquiera han leído los periódicos con atención.
La mayor parte de las veces, los posicionamientos partidistas parecen más arrancados por los reporteros que fríamente concebidos por los políticos profesionales. Muchas de esas declaraciones surgen en entrevistas de banqueta y carecen de profundidad.
Por eso el PAN se muestra tan confiado; por eso la verdadera disputa por el poder sigue manteniéndose en las competencias internas de los panistas; por eso, además, a la clase gobernante parece no preocuparle la sanción social al crecimiento de conductas indebidas.
Sin duda alguna, la falta de competencia ha producido una gran incompetencia, como le gustaba decir al buen repetidor de frases que era el ex gobernador Juan Carlos Romero Hicks, uno de los beneficiarios de esta falta de densidad de los partidos de oposición en Guanajuato.