En privado niega todo, incluso en tono molesto. Juan Manuel Oliva asegura que no está operando a favor de Alejandra Reynoso en la contienda por la dirigencia panista. Sin embargo, todos los días es sorprendido por periodistas que acreditan una agenda llena de citas con consejeros panistas que nunca salen con buena cara de las reuniones.
En el Centro de Convenciones de Guanajuato, en Irapuato, en León, en las giras a los municipios, Oliva trae fijo en la mente el tema del 25 de junio y la idea de mostrar su fuerza ante los hijos pródigos que han osado rebelarse. La pregunta es ¿alcanzará el músculo?
Serán, las próximas, dos semanas intensas. Gerardo Trujillo ha salido ya a los medios y no parece arredrarse, tampoco los consejeros en los que basa su proyecto. Podría ocurrir un parteaguas, como otros que se han visto en el pasado en este partido. Y, a partir de allí, la configuración de un nuevo escenario político.
Un aspecto del tema que no puede soslayarse es el hecho de que el gobernador se vio obligado a salir a campo abierto, algo que no es muy de su estilo, impelido por la ruta de fracaso en la que estaban embarcados sus operadores Román Cifuentes y Jorge González.
El secretario particular se ha mostrado como un político muy limitado en sus recursos; en tanto que el superasesor Olivista parece ya no creer en lo que le mandan a hacer.
Por otra parte, la falta de resultados de Cifuentes y González bien puede deberse a otra cosa: al hecho de que Trujillo haya logrado un convencimiento más bien sólido de los consejeros panistas y que esté lejos de ser sólo un delfín de Fernando Torres Graciano.
En ese caso, el riesgo que estaría corriendo el gobernador Oliva sería el de obtener un resultado similar al de sus fallidos operadores, sólo que con un agravante: el desgaste del margen de maniobra político del titular del Poder Ejecutivo, justo en la recta final del mandato.
Pero podemos suponer que Oliva tenga éxito en la tarea que se ha impuesto de torcer la voluntad de sus subordinados, lo que él llama operación “de convencimiento”, y logra el respaldo suficiente para sacar adelante su proyecto, aunque sea con una votación dividida.
En ambos casos, el actual mandatario habrá quebrantado la base de apoyo del grupo que lo llevó al poder, haciendo surgir una amenaza inmediata en el horizonte: la posibilidad de que la división fortalezca las opciones de candidatos externos a su proyecto, como José Ángel Córdova; o al propio Ricardo Torres Origel, como una especie de mal menor.
Juan Manuel Oliva tenía trazado un plan que no parecía tener fisuras y que incluso obligó a sus adversarios internos a unirse en un intento por generar una mayor competencia.
Ese plan consistía, sobre todo, en elegir a su sucesor y garantizar la continuidad de su grupo en el poder. Lo haría al controlar la sucesión en el PAN, gracias al dominio de la corriente mayoritaria en ese partido; y, después, gracias al indisputado dominio electoral del PAN en Guanajuato.
Lo que no se esperaba era esta secuela de confrontaciones: primero entre Oliva y el Yunque, con el despido de Gerardo Mosqueda; después, entre Oliva y Fernando Torres Graciano, por su realineamiento con el Yunque en algo parecido al arrepentimiento; finalmente, al optar por utilizar el poder del gobernador para retomar el control del partido.
No sería la primera vez que el PAN sufre una división seria, ya ocurrió en el 2000 entre los eliseístas y el ala dura, aunque sin consecuencias electorales gracias al cobijo de la candidatura presidencial de Fox.
No sería tampoco la primera vez que el PAN pierde una elección en terreno dominado por conflictos internos, ya pasó en el vecino Aguascalientes hace un año, una experiencia que Oliva conoce de cerca por haber activado electoralmente en esa entidad.
De modo que la elección del 2012 promete ponerse interesante, justo por el ángulo que nadie esperaba: el de una fractura en el núcleo duro de la corriente panista que ha ejercido el poder por más tiempo en la era azul de Guanajuato: la que creó, impulsó y, muy probablemente, destruirá uno de los operadores políticos más exitosos de la historia del estado: Juan Manuel Oliva Ramírez. Fin de la historia.
Botepronto
La secretaria adjunta del CEN priista, Bárbara Botello, vetó de sus entrevistas a los reporteros de Zona Franca, porque este portal ha sido “grosero” con ella y se ha “metido en su vida personal.” Así lo dijo este jueves en la comida “de la unidad” a la que convocó en León.
Muy probablemente, aunque no lo aclaró, la política leonesa se refiera al trabajo periodístico realizado por este medio para dar a conocer una denuncia penal que la también abogada realizó en contra de una persona con la que había sostenido una relación sentimental, por robo.
La información respectiva fue extraída de una actuación ministerial plenamente soportada. Al ser un tema abordado ante el Ministerio Público el carácter de privado ya no parece sustentarse. Incluso, en esa ocasión se buscó a Botello para conocer su posición, la cual declinó exponer.
El portal web Zona Franca seguirá cubriendo las actividades de la funcionaria priista, pese a no contar con su beneplácito, pues su actuación, como la de los demás políticos, es de interés público. Igualmente, nos reservamos el derecho a opinar sobre sus actividades y le ofrecemos, siempre, su inalienable derecho de réplica.
Incluso, celebramos su brindis, posterior al veto de nuestra reportera, por la libertad de expresión. Salud.
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