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La travesura de Oliva (el otro)

In Análisis Político on enero 5, 2011 at 10:26 pm

Jaime Oliva Ramírez, quien resultó ser un auténtico hermano incómodo del gobernador de Guanajuato, madrugó para anunciar sus intenciones de competir por la dirigencia estatal del PAN. El hecho importa más como síntoma que como signo.

¿Qué esta ocurriendo en el entorno de la otrora inamovible corriente ultra que dominaba el PAN guanajuatense? ¿Qué sucede al seno del olivismo, la tendencia dominante desde hace casi una década en el yunquismo gobernante?

Realmente Jaime Oliva no parece estar planteando un proyecto serio de crecimiento político, un afianzamiento de su personalidad frente a la subordinación que ha mostrado siempre con respecto a su consanguíneo. Lo que parece estar sugiriendo es sólo un intento de desafío que busca llamar la atención, ser tomado en cuenta, encarecerse frente al mercado de opciones políticas que se abre apresuradamente en la perspectiva de las próximas elecciones.

¿Porque habría de iniciar su rebelión Jaime Oliva con una foto, esa sí simbólica, junto a Gerardo Mosqueda, cuando el ex secretario no tiene ningún peso específico en el partido que el diputado busca encabezar?

Sólo por una razón: hacer escarnio de su hermano Juan Manuel, a quien Mosqueda desafió, y lo sigue haciendo, como líder político de la ultraderecha local. Y la razón no puede ser otra que el reclamo por no haber recibido lo que se creía merecer.

En la foto programática de Jaime y Gerardo, quien gana realmente es el ex funcionario estatal, que se ve lleno de recursos y capaz de acceder a los círculos más íntimos de su ex patrón. No así este otro Oliva, a quien le hubiera sido más útil posar con alguno de los integrantes del Grupo de la Loma, si lo que quería mostrar era vocación plural dentro del universo panista.

Probablemente Jaime Oliva no vaya muy lejos en su intento por encabezar el PAN; tampoco lo hará Mosqueda en su plan de crecer como precandidato, pero lo que sí harán ambos con creces será complicarle extraordinariamente la vida a Miguel Márquez Márquez, el candidato de Juan Manuel Oliva a la gubernatura, que para salir avante depende de la cohesión del grupo duro en torno al gobernador.

¿Podrá Juan Manuel Oliva controlar esta rebelión? En las próximas semanas lo que tendría que ocurrir, si hubiera intención de un verdadero control de daños, sería una toma de poder del mandatario y de Fernando Torres Graciano, que debería incluir la depuración en el gabinete de posiciones clave del mosquedismo: los subsecretarios de Gobierno, Gabriel Gil y Luis Alberto Ramírez; la directora del IMUG, Luz María Ramírez Villalpando; el titular de Cofoce, Alejandro Velasco Alvarado, entre los principales.

Otra señal tendrá que ser la designación de un secretario general del PAN de alto perfil político y mano firme, aunque sea por unos meses, a fin de controlar la renovación del Consejo. Lo que hace falta, por cierto, no es intimidar a la oposición interna, algo ya imposible de ocurrir, sino realinear al olivismo, perdido en devaneos e intrigas a cual más fútiles.

Finalmente, la búsqueda del candidato de la dupla Oliva – Torres Graciano para suceder a éste último, debe replantearse, si es que pretenden mantener el esquema de control, pues ninguno de los y las enumerados hasta ahora, posee un perfil que genere consensos mínimos.

Pero si la capacidad de conducir y la imaginación se agotaron en la burocracia político-partidista que ha venido gobernando la entidad en la última década, algo que puede ocurrir perfectamente, veremos una intensa descomposición de imprevisible final. Pronto sabremos que pasa.





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