Tres partidos políticos de oposición se animaron a plantear una regulación de lo que ya es un ejercicio de desvergüenza: las precampañas políticas por la gubernatura, dos años antes de las elecciones y del cambio de gobierno.
Sin embargo, la iniciativa está vulnerada de origen: PRI, PRD y PT reclaman el activismo proselitista de nueve aspirantes panistas; no dicen nada, en cambio, de sus propios adelantados, sobre todo en el caso del PRI.
La denuncia enlista a tres senadores: Ricardo Torres Origel, activo en el tema desde hace años; Luis Alberto Villarreal, con un desesperado accionar en los últimos meses; y Humberto Andrade, quizá el menos visible.
Incorpora también al secretario de Salud federal, José Ángel Córdova, que se trata de cubrir con el puesto, pero no lo logra; el secretario local de Desarrollo Económico, Miguel Márquez, que se ha concentrado en el acarreo de multitudes para tratar de volver creíble su aspiración; también está el alcalde de León, Ricardo Sheffield, quien ya parece resignado y busca negociar la búsqueda de otro cargo, como la senaduría.
Más rezagados, también alcanzan señalamiento el diputado federal Javier Usabiaga y el ex secretario de Gobierno, Gerardo Mosqueda, éste último fuera incluso de la militancia panista. El pilón de la denuncia es contra el dirigente municipal panista de León, Miguel Salim, quien busca la alcaldía de ese municipio también en abierta precampaña, no obstante desempeñarse en sus ratos libres como director del Instituto de Seguridad Social del Estado.
Hasta ahí todo pareciera en orden conforme al papel que debe jugar la oposición. Sin embargo, el líder priista, José Luis González y el perredista, Miguel Alonso Raya, nada dicen de sus propios infiernos: pareciera que solo quieren ver cumplida la voluntad de dios en los bueyes de sus adversarios.
Ahí está, por ejemplo, el único senador guanajuatense de oposición llegado por votos, Francisco Arroyo Vieyra, quien está tan en campaña como sus colegas panistas y que habla abiertamente de estar buscando la postulación conjunta de PRI y PRD.
O Miguel Ángel Chico, el diputado disidente de la fracción priista en el Congreso local, que va hasta a kermeses y las publicita puntualmente, en una campaña abierta que es eso y no ninguna otra cosa.
Queda claro que el problema, además de la autoridad electoral, es también de todos los partidos. Hoy por hoy parece carecerse tanto de voluntad como de herramientas, para normar la quiebra de los procedimientos de la lucha por el poder tal como los habíamos vivido hasta ahora.
Esta circunstancia ya está fuera de control en la sucesión del 2012 y sólo se podrá hacer algo al pasar esa elección, si es que logra un piso de acuerdos mínimo de los partidos.
Lo que queda claro es que la realidad que viven los políticos está absolutamente divorciada de la que padecen los ciudadanos. Mientras éstos luchan por sobrevivir, aquellos se reparten el botín de los cargos públicos, ajenos a ideales políticos o proyectos de largo plazo, sólo dejando correr sus ambiciones.
¿Si esta no es una crisis de consideración, entonces qué lo será?
Felicidades!!
Qué gusto volver a leerte. Felicidades y éxito.
Un fuerte abrazo, mucho éxito
Mucho Exito en tu nuevo proyecto !!!