Arnoldo Cuellar

DÍAS DE GUARDAR Domingo 28 de abril de 2024.

In Análisis Político, Días de Guardar, POPLab on abril 28, 2024 at 8:55 am

  • Desorganización de Morena subsidia al PAN 
  • En Celaya, elecciones en el campo de batalla
Arte: Emilio Jiménez

1.- Claudia Sheinbaum, pilar solitario de Morena en Guanajuato

A un mes de que terminen las campañas políticas y a cinco semanas de la elección, se observa con claridad que el partido político que ocupa, por inercia de un movimiento nacional, el espacio de segunda fuerza política en Guanajuato, prácticamente no aportó nada desde el esfuerzo local.

La campaña a la gubernatura que encabeza Alma Alcaraz, no ha producido ninguna acción que permita hacer crecer la votación que por marca tiene Morena en Guanajuato. 

En las dos elecciones pasadas, Morena rondó los 25 puntos, prácticamente la mitad de lo obtenido por el PAN. Esta vez, las encuestas le han otorgado a Alcaraz entre 30 y 40 puntos de preferencia electoral, aún en desventaja de 7 a 15 puntos con la candidata panista Libia Denisse García Muñoz Ledo, pero sin duda una marca histórica para este partido en Guanajuato.

Sin embargo esa expectativa la tenía Morena con otros candidatos y hasta sin candidato. Durante los meses de precampaña y las dos terceras partes de la campaña, las posiciones prácticamente no se han movido.

Y no tendrían por qué moverse. 

El PAN se encuentra en su promedio histórico, de entre 45 y 50 por ciento de preferencias. La campaña de García Muñoz Ledo ha cuidado sobre todo a los públicos cautivos del panismo. Solo parecen cultivar su voto duro.

En tanto, Alma Alcaraz ha realizado una campaña conservadora, fuertemente blindada en seguridad, lo que no deja de producir alejamiento, con muchos huecos en la agenda diaria, incluyendo decisiones a todas luces erróneas, como su ausencia en el pasado debate organizado por Coparmex, un espacio ideal para sacar puntos en cancha ajena.

La nómina de aspirantes a alcaldes, a diputados locales y federales, no sumó nada, incluso produjo desprendimientos y competencias entre Morena y sus aliados. Los procedimientos para la selección de candidatos han resultado tortuosos y los elegidos, salvo excepciones como en San Miguel de Allende, no parecen dueños de capital político propio.

La campaña al senado de la República que realiza Ricardo Sheffield carece de la combatividad que mostró como candidato a la gubernatura y la alcaldía. Va seguro a un escaño, incluso si pierde. 

La conducción del partido se observa errática, episódica y escasa de oficio, además entorpecida por el centralismo exacerbado de Morena y por las negociaciones para equilibrar posiciones entre las tribus nacionales. 

Hasta la elección de candidatos a diputados plurinominales se convirtió en un sainete con la postulación de Bárbara Botello rechazada por su intención de presentarse como aspirante de adscripción indígena.

Ante tal escenario, el resultado del 2 de junio para Morena en Guanajuato, dependerá enteramente de la campaña de Claudia Sheinbaum, a la cual los sondeos, incluso algunos internos del PAN, le otorgan una ventaja hasta de 15 puntos sobre Xóchitl Gálvez.

En 2018 Andrés Manuel López Obrador no logró imponerse a Ricardo Anaya en la entidad, no obstante haber arrasado en el resto del país. Ahora el panorama luce distinto, pero el crecimiento de las preferencias por Sheinbaum no encuentran un correlato a nivel local.

Durante estos seis años hubo tiempo y recursos para construir a Morena como una fuerza con raíces propias en la entidad, pero faltaron talento político y capacidad de negociación entre los líderes de las distintas corrientes.

Aunque la rijosidad en el seno del comité estatal amainó con el pacto entre Sheffield y el super delegado Mauricio Hernández, la dirigencia que encabezan Adriana Guzmán Cerna y Jesús Ramírez Garibay, no logró la pacificación entre las bases y la confrontación se hizo patente en cada selección de alcalde, alimentada además por la inclusión de perfiles sin arraigo en el partido.

La nueva dirigencia dispuso de un año largo para tratar de generar un ambiente de discusión menos tóxico, lo cual resultaba básico para aprovechar el empuje nacional otorgado tanto por la popularidad presidencial como por la candidatura de Sheinbaum. Por lo visto, la meta quedó lejana.

Hay municipios en los que literalmente se le está escurriendo el triunfo a Morena. Es el caso de la capital del estado, donde la votación se diluirá por la división interna provocada por un candidato externo y problemático como Jorge Rodríguez Medrano

También peligra Celaya, un municipio donde las encuestas favorecen una alternancia hacia la izquierda, pero el trágico asesinato de la candidata Gisela Gaytán y las complicaciones para su relevo, están abriendo al puerta a la reelección del panista Javier Mendoza.

Al igual que el PRI, en su ahora olvidado historial como opositor al panismo, a Morena no parece lastimarlo tanto el control político del panismo, como su propia incapacidad para convertirse en opción viable, pese al deseo de alternancia que también es evidente en los sondeos de opinión.

El PRI se hundió en rencillas internas que hartaron a sus dirigentes nacionales, propiciando abandono y cacicazgos cada vez más decadentes. Hoy son los incómodos parientes pobres  del PAN, con una votación perdida en el limbo de un sólo dígito.

Habría que aprender de esa lección.

2.- Celaya: cuando las campañas pasen, la violencia seguirá ahí

Finalmente parece que habrá contienda municipal en Celaya. El Tribunal Electoral Estatal sesionó este sábado para deshacer el entuerto creado por el consejo general del Instituto Electoral, que negó a Morena la posibilidad de sustituir la candidatura de la asesinada Gisela Gaytán con Juan Miguel Ramírez, aunque se conservaba la paridad de género a nivel estatal.

Con solo treinta días por delante, el candidato morenista tratará de sobreponerse y hacer penetrar su nombre más allá de la intención de voto que registra el partido, pero probablemente ese no sea su mayor reto. Lo será hacer campaña con un partido quebrado en medio de la terrible inseguridad que afecta al municipio.

La violencia no ha frenado. Este jueves, dos estudiantes de la UG fueron heridos en lo que pareció ser un intento de asalto, en las inmediaciones del campus Celaya. La delincuencia campea por sus fueros sin que los operativos consigan ninguna disuasión.

Un día después la candidata panista a la gubernatura, Libia Denisse García, acudió a Celaya a ofrecer el compromiso de pacificar la ciudad con una estrategia focalizada. 

Sin embargo, la promesa se debilita cuando asegurá que trabajará en conjunto con el alcalde que busca repetir, Javier Mendoza Márquez, quien si algo hizo fue replegarse y dejar la política de seguridad en manos de su policía, renunciando al liderazgo que requiere la recuperación de la paz.

La coalición empresarial que gobierna en torno a Mendoza Márquez no quiere vérselas con un alcalde alejado de sus intereses, pero tampoco se muestra muy comprometida a intervenir para ayudar a la martirizada ciudadanía de Celaya.

Los empresarios, liderados por el ex alcalde Ismael Pérez Ordaz, han logrado atraer importantes recursos de los fideicomisos que gestionan el impuesto a la nómina, pero al mismo tiempo han sacado las manos de la responsabilidad de coadyuvar en la búsqueda de soluciones.

Hoy la lumbre ha llegado a los aparejos y la violencia ya cimbró las campañas políticas y encerró a los candidatos. No parece que haya la menor posibilidad de buscar el voto tocando puerta por puerta y tampoco de que la ciudadanía vote tranquila.

Hace unos días el gobernador del estado, en funciones de vocero de la Fiscalía, dio a conocer que el crimen organizado dispone incluso de infraestructura médica: ambulancias, camilleros y probablemente clínicas. 

Si eso se sabía de antemano, porque nadie ha hecho nada. ¿Lo saben los empresarios que dan consejos de seguridad a los alcaldes y a los gobernadores? ¿Por qué se han quedado callados?

Ocurre lo mismo que ya se vio en el auge del huachicol. Nadie hablaba de la venta de gasolina robada a bajo precio en carreteras y expendios a lo largo del estado, pero muchos se beneficiaban de ello.

Hasta que se hizo necesaria una intervención federal en toda regla para poner un alto al reinado del cártel de Santa Rosa, con el que la zona convivió durante años. Lamentablemente, la tarea no tuvo continuidad y el tumor de la inseguridad hizo metástasis, con bandas más violentas y caóticas.

No serán promesas de campaña, ni maniobras cupulares las que logren enfrentar el grave fenómeno de violencia e inseguridad que siguen apoderados de Celaya y de la región.

Cuando las elecciones pasen, cualquiera que sea su resultado, el monstruo seguirá allí.