Arnoldo Cuellar

DÍAS DE GUARDAR Domingo 1 de octubre de 2023

In Análisis Político, Días de Guardar, POPLab on octubre 1, 2023 at 10:02 am
Arte: Emilio Jiménez

  • Morena muestra civilidad, ahora falta imaginación
  • Agripino goza de cabal salud en el equipo de Claudia
  • López Mares abanica de nuevo: reforma electoral fallida

1.- La contienda de Morena: ¿concordia para la foto?

La tradicional rijosidad de las tribus de Morena en Guanajuato fue la gran ausente en la reunión del consejo político estatal este jueves. La única muestra de inconformidad fue la que manifestó Malú Micher Camarena sobre la compra de votos en el organismo, aunque no aportó prueba alguna.

La alianza de Ricardo Sheffield y Mauricio Hernández parece haber durado más de lo que auguraban sus opositores y así fue como lograron posicionar a los candidatos más votados por el consejo: al propio titular de Profeco, a punto de renunciar, y a la diputada Alma Alcaraz.

Si bien el orden del Consejo no tendrá influencia en el resultado de las encuestas, todo indica que el grupo dominante quiso mandar una señal que también tendrá efectos en el resto de las decisiones en municipios y diputaciones, así como en la candidatura al senado.

Por otra parte, Ernesto Prieto Ortega y sus hijos Ernesto y César Prieto Gallardo, establecieron una alianza con la senadora Antares Vázquez, lo que les permitió asegurar los otros dos lugares de la eliminatoria en la que emergerá la persona coordinadora de los comités de defensa de la Cuarta Transformación, eufemismo para no hablar abiertamente de candidatura o precandidaturas.

De haber coherencia en la encuesta oficial de Morena con las que se conocen hasta ahora, los dos aspirantes mejor posicionados serían Sheffield y Antares Vázquez. Los participantes en esta parte del proceso no pueden hacer propaganda abierta, pero pueden reunirse en asambleas informativas con la militancia y acudir a los medios de comunicación. 

Lo corto del periodo, un mes, no permite pensar en grandes cambios o sorpresas, por lo que la otra única variable a tomar en cuenta será la del género, que depende del rompecabezas de los nueve estados con elección, donde no podrá haber más de 5 personas del mismo género.

Independientemente de lo que pase durante octubre, la única posibilidad de Morena de acrecentar competitividad y dar una pelea con posibilidades de éxito, será mantener el espíritu de cordialidad que, mal que bien, ha prevalecido hasta ahora al menos en lo público.

A partir de ahí vienen otras asignaturas. Una de ellas será la de dotar a la campaña de un tono eminentemente propositivo. Las encuestas, de diverso origen, evidencian un desgaste marcado del panismo, particularmente vinculado al descontrol en la seguridad, aunque a nivel de los municipios se agregan agendas específicas de alcaldes que suscitan desconfianza y repudio de sus gobernados.

Sin embargo, parece que la tendencia de las elecciones en los años recientes no es tanto la de ir en contra de algo o alguien, sino a favor de quien suscita esperanza. El votante guanajuatense se ha mostrado claramente conservador, eligiendo lo que ya conoce aunque le genere insatisfacción, antes que apostar por quienes radicalizan la crítica pero no logran armar una narrativa de propuesta y construcción.

Los problemas abundan en Guanajuato, muchos en nivel crítico: además de la violencia, crecen los delitos del tráfico y venta de drogas, evidenciando una crisis de salud pública que ni siquiera está evaluada a profundidad; la escasez de agua para consumo humano está ya en el horizonte; los focos de deterioro ambiental impactan en las personas y amenazan la atracción de nuevas inversiones; las fuentes de empleo insuficientemente remunerado y alejadas de los centros de vivienda impactan en la integración familiar, que su vez redunda en afectación del tejido social.

Frente a ese panorama complejo, que ha impactado seriamente los indicadores que evalúan la calidad de vida y la competitividad del estado, en sentido contrario de la banal publicidad gubernamental, no basta con enfatizar la crítica a los 30 años de monopolio político del PAN, ni ofrecer alternancia sin sustancia.

Construir un discurso creíble debe partir de escuchar a los guanajuatenses sobre sus particulares experiencias de la realidad insatisfactoria que viven, para después imaginar alternativas realistas y viables.

Ese será el mayor reto de una oposición que por lo pronto parece haber superado la etapa adolescente de conflictuarse consigo misma hasta el punto de olvidarse del entorno que pretende transformar.

Veremos si las mejores maneras políticas mostradas hasta ahora se traducen también en colaboración efectiva de las distintas corrientes y la construcción de una propuesta política madura y, sobre todo, imaginativa.

2.- Dos alfiles de Agripino serán los brazos de la rectora

Desde una sede alterna, en la misma Zona UG donde tomó posesión, la nueva rectora general de la Universidad de Guanajuato, Claudia Susana Gómez López, dio a conocer los primeros nombramientos de su equipo de trabajo. 

Necesitada de afirmar su legitimidad tras el desaseado proceso de selección y los incidentes con colectivos estudiantiles a su llegada, las designaciones eran una gran oportunidad para que la nueva titular mandara señales de cambio, ampliara su margen de maniobra y dejara atrás su conflictivo arribo al cargo.

Lamentablemente, para la comunidad y para la propia rectora, no fue el caso. Dos de los tres nombramientos más importantes son de cuadros indisolublemente ligados a Luis Felipe Guerrero Agripino

El doctor en ingeniería química Salvador Hernández Castro pasó de ocupar la Secretaría de Gestión y Desarrollo a ejercer la Secretaría General de la institución. Este funcionario no solo era un admirador rendido del anterior rector, sino que a su llegada al área de gestión de la universidad desapareció esta dependencia del escenario, entregando su margen de maniobra a la secretaria general Cecilia Ramos

Por su parte, Graciela María de la Luz Ruiz Aguilar, exrectora del Campus Celaya Salvatierra por dos periodos, quien pasó a ocupar la Secretaría General  y la presidencia del Consejo Universitario durante el proceso de designación de la nueva persona rectora, representa la otra pinza de la alta burocracia vinculada a Guerrero Agripino.

Ambos, por cierto, fueron parte de la movilización que allanó las oficinas de un medio de comunicación y causó una recomendación de la Procuraduría Estatal de Derechos Humanos, en la cual están mencionados, que obligó al anterior rector y al Consejo General de la Universidad a otorgar una disculpa pública por actos que no solo resultan bochornosos para una comunidad académica, sino que además bordean la ilegalidad.

Con esos nombramientos queda claro que el estilo Luis Felipe de conducción universitaria se mantendrá íntegro, por lo menos en el arranque de la nueva gestión rectoral, documentando de paso las sospechas de continuismo y la existencia de un pacto de complicidad.

El problema adicional es que los perfiles de ambos funcionarios no parecen los más adecuados para la responsabilidad que les ha sido asignada: ni Hernández Castro es un político negociador que pueda coadyuvar a la gobernanza de una universidad agitada, ni Ruiz Aguilar parece tener el perfil administrativo para gerenciar el presupuesto universitario y la búsqueda de fuentes alternativas de financiamiento.

Más bien parece que ambos personajes constituyen un esquema de marcaje personal y de control político sobre la nueva rectora general de la Universidad, que además de las dificultades inherentes a la complicada etapa en la que ha ingresado la institución, ha aceptado un peso muerto que afectará su capacidad de respuesta y marcará el inicio de su gestión.

Escapa a la abierta vinculación con el exrector el Secretario Académico José Eleazar Barboza Corona, un doctor en biotecnología con reconocimientos internacionales que goza de sólido prestigio académico. Sin embargo, la función de la secretaría académica a menudo queda constreñida por las otras dos áreas, la presupuestal y la normativa, por lo que el impacto de sus políticas ha sido limitado hasta ahora.

De Barboza Corona depende la dirección de Extensión Cultural, la cara externa de la Universidad, la cual ha pasado una época negra bajo el mando del inenarrable José Osvaldo Chávez Rodríguez, el funcionario que quería prohibir tocar la música rusa de concierto en solidaridad con Ucrania, el mismo que ocultaba su tesis de doctorado y que pretendía la creación de una plaza a modo en la División de Arquitectura y Diseño, usando sus conexiones con Guerrero Agripino, a través de su esposa, la poderosa secretaria particular del exrector, Dolores Gallegos.

Decidir qué hace con este personaje, será la primera prueba de fuego para el nuevo secretario académico y para saber si también se pliega a la influencia agripinista dominante. De ratificar a Chavez, quedará claro que ha entrado al juego del maximato universitario, algo que se convertirá en una bomba de tiempo para la nueva administración de la Colmena.

3.- El último pecado de Eduardo López Mares

No coordina mucho en el PAN, pero sí provoca problemas por docena, a ciencia y paciencia de su protector el gobernador Diego Sinhue Rodríguez. El presidente del Comité Directivo Estatal Eduardo López Mares parece el principal responsable del fracaso en el que se convirtió la reforma electoral mediante madruguete, impuesta por el PAN y una fracción del PRI.

López Mares estableció puentes de comunicación directos con el diputado priista Alejandro Arias e incluso lo reunió con Juan Carlos Alcántara para garantizar que todo estaba bajo control. En el Congreso la operadora del dirigente blanquiazul fue la diputada Susana Bermúdez, marginando por completo, como ya es normal, al coordinador Luis Ernesto Ayala

La oferta de recorrer las fechas electorales, única parte de la reforma que no nulifica  la sentencia de la Corte para “no aumentar la incertidumbre”, perseguía darle más tiempo a la Secretaria de Desarrollo Social, Libia Denisse García Muñoz Ledo para posicionarse de cara a una contienda interna en el PAN.

El resto de los cambios a 80 artículos de la ley, entre otros flexibilizar las causales de sanción por actos anticipados de campaña, fueron invalidados, exhibiendo al PAN y al PRI de Guanajuato en los mismos procedimientos que sus dirigencias nacionales le han criticado hasta el cansancio a Morena y a López Obrador.

Y más allá del tema electoral, que no parece tan grave, lo delicado es que cada episodio de esta serie lo único que hace es reafirmar la incompetencia del dirigente panista al que la actual cúpula gobernante le ha confiado la conducción de la que quizá vaya a ser la contienda más complicada de décadas.

Desde luego, a Sinhue esto ya no parece importarle mucho, pero a quien sí debería preocupar es a Libia García,  la ya casi virtual abanderada del panismo para 2024.

No bastará con improvisar parches organizativos como la incorporación de Rosario Corona, la exsecretaria general del PAN, al equipo de precampaña de la todavía secretaria de estado, pues al final del día colocar mandos distintos en responsabilidades confluyentes es la mejor manera de crear caos, máxime cuando intervienen revanchas personales.

Lo cierto es que, aunque Diego Sinhue ha hecho todo lo que está a su alcance para entregarle la candidatura envuelta para regalo a García Muñoz Ledo, al empeñarse en un dirigente panista que estorba mucho y ayuda poco, parece que no toma en serio la que amenaza ser una de las más duras elecciones de la era panista.

A menos que de eso se trate.