- Miguel Márquez, el ilusionista atrapado en su telaraña
- No es un video indignante, son centenares de muertes
- López Mares: ni firmas ni liderazgo

1.- Un ex gobernador que quiere estirar la liga
El hijo de Purísima de Bustos, de familia cristera y educación conventual, llegado a la gubernatura en medio de un rebote de intrigas yunquistas, se ha revelado como el político más truculento de la historia reciente de Guanajuato.
Miguel Márquez es el gran responsable de la crisis de seguridad que tiene a Guanajuato hundido en una espiral de sangre y lágrimas. Pese a ello y por obra de la escasa autocrítica del panismo, sigue siendo un político popular y con capital electoral.
Aunque el PAN, los empresarios afines, la iglesia cupular y hasta la oposición entregada que tenemos no quiere recordarlo, Márquez es el gran prestidigitador que utilizó las incipientes preocupaciones por la violencia que amenazaba al estado para hacer el negocio del siglo, con el Programa Escudo, y gastar, que no invertir, 3 mil millones de pesos en la renta de trebejos tecnológicos que no sirvieron para maldita la cosa.
Eran pesos del 2012, con el dólar a 12 pesos: un 6.5 por ciento del presupuesto aprobado de ese año que ascendió a 46 mil 922 millones. Además, bajo opacidad a prueba de todo y con una asignación directa.
Escudo no sirvió para nada que viniera a beneficiar a los habitantes de Guanajuato. Sí sirvió en cambio para instaurar la dictadura de Carlos Zamarripa sobre la procuración de Justicia de Guanajuato, con Alvar Cabeza de Vaca como su gran asociado y la empresa Seguritech como el contratista de mayor influencia política en el estado.
Los años siguientes, los ojos y oídos de Seguritech funcionaron para espiar a políticos opositores y a periodistas, para comprar terrenos y revenderlos al gobierno y hasta para invertir en un parque aeroespacial adquirido a precio de remate, pero no para impedir el crecimiento del tráfico de combustible robado, los asesinatos crecientes, las desapariciones de personas y la siembra clandestina de cuerpos en fosas por toda la geografía de Guanajuato.
Y Márquez nunca se inmutó. El alumno del seminario conciliar de León ni siquiera se sonrojó cuando aseguró que en Guanajuato no había desaparecidos sino tránsfugas de la migración y mujeres que “se iban con el novio”. Misógino a más no poder, el acólito yunque Miguel Márquez debió ser reeducado por consultoras feministas como Martha Lamas, para no decir barbaridades en público como lo hizo en CNN, cuando fue interrogado sobre el caso Lucero: “ a las mujeres no se les debe de tocar ni con el pétalo de una rosa”.
Pecados también graves se cometieron en el terreno de la honestidad pública. Aunque los panistas no lo quieran ver y lo defiendan como lo hacen hoy los chairos más recalcitrantes con AMLO, ahí está el caso del compadre Rafael Barba Vargas, que hizo negocios multimillonarios traficando todas las adquisiciones del estado; medicamentos, tabletas para la educación, uniformes escolares, mochilas, obra pública, cámaras de Escudo, terrenos para donar a empresas extranjeras.
El empresario quebrado de Irapuato, hazmereir de su familia extendida, se convirtió en un potentado que no solo pagó sus deudas, sino que compró condominios en Vallarta al lado de los capitanes de empresa más prósperos del estado, se mudó a Texas e invirtió en bienes raíces y negocios novedosos como la distribución y venta de energía.
Su único capital semilla: la amistad y el compadrazgo con Miguel Márquez.
Y sin embargo, la fortuna no dejó de sonreír al ex gobernador: encontró un candidato a modo para controlarlo políticamente desde su retiro, la prensa ha sido benévola con él gracias a las cuantiosas dádivas publicitarias que les dispensó. El alto clero lo enaltece y los empresarios lo respetan. Si se va a “ranchear” por los municipios, todos quieren una selfie con el hombre de la sonrisa francota y los modos campiranos.
Sin embargo, Márquez es reluctante a aparecer en defensa de sus causas más sentidas: no tuvo empacho en impulsar una asociación de defensa de “los valores tradicionales”, pero deja que sea su esposa, María Eugenia Carreño, la que aparezca al frente.
Envía a su compadre Juventino López Ayala, su coordinador legislativo y ex alcalde de Purísima, a organizar cabalgatas y comidas para la precandidata Alejandra Gutiérrez, pero solo aparece fugazmente y no se queda a los discursos ni a la comida.
El ex gobernador, que ha perdido la influencia sobre Diego Sinhue de la que gozó la primera parte del sexenio, quiere volver a ser tomado en cuenta, pero no muestra su juego, esconde sus cartas y se apega a un doble discurso.
¿A qué le teme Miguel Márquez?
Probablemente a que un regreso sonado a los primeros planos de la política local y nacional, exhume sus viejos asuntos polémicos: la inseguridad descuidada en su sexenio, el compadre incómodo, el fiscal heredado, el crecimiento de su fortuna personal, sus negocios inmobiliarios en Purísima potenciados por una carretera de primer mundo que, por cierto, construyó la Sedena, antes de que eso fuera la moda sexenal.
Márquez quiere influencia y poder, pero no los inconvenientes asociados que se han multiplicado en los tiempos de la polarización.
La gran pregunta es si el gobernador Diego Sinhue Rodríguez, cederá a estos chantajes o ya en el tramo final de su mandato se convence de que solo ha sido utilizado por el ex mandatario que lo construyó como heredero y al que ya ha pagado un alto precio.
Ese drama de personajes, es probablemente el verdadero nudo dramático de la lucha que hoy se vive en el PAN, más allá de las eventuales candidaturas.
Vaya paradoja, la primera vez que dos mujeres panistas tienen la posibilidad de asumir un protagonismo pleno en la historia política de Guanajuato, se ven lastradas por las veleidades del machismo prevaleciente en su partido.
El desenlace no tardará mucho.
2.- Los feminicidios que nadie quiere ver
El brutal asesinato de Milagros Montserrat en León, grabado por una cámara particular, generó conmoción e indignación a nivel nacional y presionó a las autoridades para lograr la detención del presunto feminicida. Sin embargo, no se trata de un caso único.
La violencia de género es un mal nacional y en Guanajuato no somos la excepción. Sin embargo, la negación de las autoridades desde siempre, primero por el hecho de catalogar la violencia doméstica como un “asunto privado”, después por el maquillaje de cifras para evitar el desdoro de las administraciones, han evitado que se construya una política pública para atender el grave problema social y humano.
La violencia empieza antes con el acoso, la discriminación, la falta de oportunidades para las mujeres, la desigualdad salarial, temas frente a los cuales se retraen instituciones y empresas, renuncian a enfrentarlos, los normalizan.
La violencia institucional revictimiza después a quienes han sufrido delitos desde los aparentemente menores hasta los más graves. Qué mayor violencia y discriminación que el maquillaje y rasurado de cifras que practica por sistema la fiscalía general de Guanajuato, evidenciada una y otra vez, pero siempre impune en sus prácticas.
El único resarcimiento que podría darse a la muerte de Milagros, tan revictimizada por la repetición incesante del video que ha convertido su agresión en un espectáculo morboso y aterrador, sería que el estado se hiciese cargo de su ausencia en la cotidianidad de miles de mujeres víctimas de diversas violencias, todas normalizadas, todas evitables.
Hoy que destacadas representantes femeninas de diversos partidos buscan acceder a posiciones de poder que les habían sido negadas, se abre una oportunidad para dotar con perspectiva de género a las políticas públicas del futuro inmediato.
La detención del presunto asesino de Milagros es una buena noticia, no lo es sin embargo, el escaso decoro de los políticos que quieren adornarse con ello y hasta poner en riesgo el debido proceso.
La violencia contra las mujeres, como la violencia en general que tiene hundido a Guanajuato, no pueden convertirse en un circo para el lucimiento de banalidades políticas como la del alcalde de Guanajuato Alejandro Navarro.
Como el de Milagros Montserrat ha habido más de 200 asesinatos en lo que va de este año, de ellos menos de 10 se están juzgando como feminicidios y en la mayoría no hay responsables detenidos.
La violencia de género es un problema mayor y desde hace tiempo que debimos hablar de ello en todos los tonos y todos los espacios. Hay mucha más sangre derramada de la que se exhibió sin recato y sin decoro, en el video donde a Milagros le robaron la vida y su derecho a la intimidad.
Todas las muertes importan, la que conmueve e indigna en su brutal exhibición, pero también las de las otras mujeres que le hacen falta a padres, a hijos a hermanos y amigas, y cuyos asesinos ni siquiera son buscados como lo fue el de este caso.
El escándalo y la reclamación de justicia tienen que ser permanentes, aunque no haya videos virales.
3.- Firmas a Xóchitl y Creel, por debajo de las expectativas
El PAN de Guanajuato está quedando lejos de la meta de 500 mil firmas registradas en la plataforma del Frente Amplio por México, aunque se cumplió con creces el apoyo a los aspirantes panistas Xóchitl Gálvez y Santiago Creel, pues con apenas 20 mil firmas se lograba.
Sin embargo, crece la preocupación en Palacio de Gobierno por el escaso control y la ya muy probada incompetencia de la dirigencia estatal que encabeza Eduardo López Mares, desde la que ni siquiera se previó este mal resultado.
Municipios de los que se esperaba un rendimiento superior en captación de firmas, se quedaron por debajo del 20 por ciento de lo que se había ofrecido.
Desde diversos espacios del panismo gobernante se observa con preocupación la decisión de Diego Sinhue de mantener al irapuatense en el cargo, quien rápidamente ha creado ya un espacio de desconfianza con la nueva secretaria general, Ana María Esquivel Arrona, dejando claro que la disfuncionalidad no era de la anterior ocupante del cargo, Rosario Corona, sino del propio jefe estatal.
Y aunque la dirigencia estatal no tendrá nada que ver, salvo en términos procedimentales, con las decisiones de los próximos candidatos, lo cierto es que no de funcionar como una maquinaria aceitada, puede ser otro factor más de complicación en la agenda del 2024, de por sí sobrecargada de tensiones.
Y una vez que inicie el proceso, los cambios de dirigencia están vedados por la ley electoral, parece el complot perfecto, aunque autoinfligido.
