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Irapuato: ¿Más Gallo y menos PAN?

In Botepronto on octubre 16, 2014 at 8:29 am

Se le ve ya muy poco en las antesalas de su compadre, el gobernador Miguel Márquez, pero sin duda el empresario irapuatense Rafael Barba Vargas, el famoso Gallo, no deja de mantener un acentuado activismo político en su natal Irapuato.

Desde hace varios meses, el Gallo Barba se ha dado a la tarea de buscar un prospecto para la candidatura del PAN a la alcaldía del municipio donde vive y a la que ha reducido sus afanes de negocios y de tráfico de influencia, tras fracasar en empresas más ambiciosas, como el de intervenir en la sucesión del poder Judicial de Guanajuato.

Así, se le vio proponer e impulsar a personajes como el Secretario de Salud del Estado, amigo suyo y a quien llevó al gabinete de su mano, el especialista en alergias infantiles Ignacio Ortiz Aldana; después, tras del escaso crecimiento del médico irapuatense, ilusionó al empresario mueblero e inmobiliario J. Concepción Enríquez, Choplin, como le conocen sus amigos, lo que tampoco cuajó.

Quizá la maniobra que más cerca estuvo de salir adelante fue la de proponer como candidato externo a Sergio Ascensio Barba, nieto del poderoso y visionario fraccionador Fernando Barba Amezcua, a su vez, tío del Gallo Barba.

Aquí fue el propio Ascensio, quien ah despuntado como desarrollado por su cuenta, quien consideró que una aventura política no entraba en sus planes y muy a tiempo desanimó a sus impulsores.

Sin embargo, Barba Vargas no se da por vencido y, a ciencia y paciencia de Gerardo Trujillo y Antonio Ramírez Vallejo, dirigentes estatal y municipal del PAN, continúa en búsqueda de un candidato que pueda imponer a los blanquiazules… ¿en defensa de algún proyecto ciudadano? No, que va: en defensa de sus intereses personales.

Y a quien ha encontrado Barba Vargas es a otro nostálgico del poder: el exalcalde irapuatense y exsecretario de obra pública estatal Ricardo Ortiz Gutiérrez, con quien se le ha visto en repetidas ocasiones en estos días, en un desayunadero de las esquinas de Casimiro Liceaga y Francisco Sarabia, allí en Irapuato, en el franco intento de persuadirlo.

Lo que en todo este tránsito se antoja sumamente indigno es el papel de comparsas que se encuentran jugando los tres panistas que se anotaron en la eliminatoria intramuros del pa mismo irapuatense, para que sus posibilidades fueran medidas mediante estudios contratados a consultores externos.

Ni Alfonso Ruiz Chico, Eduardo López Mares o Luis Vargas, los tres aspirantes a la alcaldía desde le panismo militante, han dicho esta boca es mía, para evidenciar esta búsqueda de candidatos desde espacios de poder fácticos ajenos al partido.

La única explicación posible es que se hayan anotado a la contienda solo para buscar un reintegro con alguna otra postulación a cargos de elección alternativos, justamente lo que quería evitar Gerardo Trujillo, según lo comentó expresamente, en las etapas previas al proceso de preselección de candidatos.

Parece altamente corrosivo para un partido político que enfrenta una creciente fatiga por su ejercicio de poder en Guanajuato, este desprecio a su militancia y la existencia de un factótum ajeno al partido, pero todopoderoso para intervenir en la vida del mismo gracias a su cercanía con un gobernador que, curiosamente, llegó al poder buscando rescatar al PAN de su postración frente a otros poderes externos, como el Yunque, por ejemplo.

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