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El aislamiento de la alcaldesa

In Botepronto on septiembre 19, 2013 at 3:43 am

Me llamó por teléfono la tarde de ayer el ex candidato panista a la alcaldía de León, Miguel Ángel Salim Alle, para aclararme que no ha tenido ninguna reunión con la alcaldesa priista Bárbara Botello y tampoco piensa tenerla, a fin de establecer algún tipo de acuerdo político que pudiera darle gobernabilidad a su administración ante una eventual ruptura con el Partido Verde.

Mi especulación, publicada aquí mismo el día de ayer, bordaba sobre la posibilidad de que una alianza Salim – Bárbara, como ya se ha visto en el pasado, pudiera reeditarse en estos momentos, a fin de que la presidenta municipal pudiese abrir opciones ante el encajonamiento en que parece haberla colocado la coexistencia con sus aliados ecologistas.

No tengo noticias de ninguna reunión entre ambos políticos leoneses, salvo la muy casual, aparentemente, producida hace unos días en una gira de trabajo de Botello en pleno boulevar López Mateos. Más bien el análisis bordaba sobre otros acuerdos en el pasado, de los que sí tengo plena certeza, y la revisión de las actuales circunstancias de la política municipal.

Entiendo perfectamente el deslinde de Salim, quien ya no quiere aparecer como el factotum de la fracción panista en el Cabildo, la cual por cierto no ha logrado posicionarse como una alternativa en el debate político local y sus apariciones siguen resultando intermitentes y meramente anecdóticas.

De ser cierto, bien por convicción, bien por coyuntura, que ni Salim ni los regidores del PAN están dispuestos a entablar una negociación seria para darle opciones de gobernabilidad de Bárbara Botello en el Cabildo, entonces la presidenta municipal de la alternancia enfrenta un escenario por demás complicado, cuando apenas se enfila a cumplir su primer año de gobierno.

El enfriamiento con los regidores y el síndico del PVEM no ha partido de ninguna acción de este partido, que ha sido no sólo respetuoso, sino incluso tolerante, de muchos desplantes de Botello y sus principales colaboradores.

La distancia la han marcado los propios priistas que a estas alturas ya sienten que sus aliados les salen sobrando, olvidando por completo la importancia que tuvo la sociedad con el Verde Ecologista en el momento de la elección.

Enrarecida la comunicación con los verdes y sin posibilidades de un acuerdo, así sea soterrado, con el PAN, Bárbara Botello y su partido pueden llegar al segundo tercio de su mandato con graves problemas de gobernabilidad en el cabildo, los cuañes se sumarían y complicarían más los escenarios de la gobernación hacia el exterior, de por sí comprometida por temas como la inseguridad, la carencia de obra pública, la confrontación con el gobierno estatal y la inexperiencia de muchos funcionarios.

La situación debería servir para que Bárbara Botello y, sobre todo Mártín Ortiz, el político más cuajado de la administración, reconsideren su idea de divorciarse de los verdes, algo que puede tener repercusiones incluso nacionales, pues si no se han dado cuenta, la alianza del PVEM con Enrique Peña Nieto se ha estrechado aún más en medio de los debates de las últimas semanas en el Congreso.

Bárbara Botello ganó las elecciones de julio del año pasado y realizó una hazaña mediante el expediente de unir diversas voluntades, no sólo la de sus aliados formales sino incluso la de muchos panistas. En apenas un año ese capital político parece irse por la coladera no como producto de ninguna diferencia sustancial, sino sólo a causa de la falta de oficio y la inocultable frivolidad, los dos rostros que hasta ahora son el sello de este regreso priista, tras su largo invierno en la oposición.

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