Arnoldo Cuellar

Oliva, como si nada

In Análisis Político on enero 24, 2011 at 12:15 am

Después de haber afrontado uno de los inicios de año más difíciles de su administración, por las revelaciones escandalosas, a la postre confirmadas oficialmente, sobre una red de corrupción y nepotismo en el DIF estatal que tocó directamente su ámbito familiar, el gobernador Juan Manuel Oliva parece volver a su rutina como si nada hubiera pasado.

Para empezar, este domingo celebró rumbosamente su cumpleaños número 51, al estilo de siempre en el balneario de Cuevas, en Guanajuato: alcaldes, diputados, líderes partidistas, integrantes de las redes partidistas, acudieron a levantar el ánimo del mandatario, o quizás a comprobar que éste no ha decaído.

Hasta ahí, la celebración puede ser objeto de polémica o dar materia a los críticos del estilo olivista, pero mientras no se empleen dineros públicos no pasa de la anécdota. En cambio, el hecho de que el gobernador recurra sólo a los ritos externos pero no use los mecanismos del poder para enderezar su nave, eso sí resulta preocupante

Hasta el momento, Oliva parece creer que los escándalos que le ha manejado el diario leonés con el que mantiene un enfrentamiento casi desde el arranque de su gobierno, pleito propiciado por Gerardo Mosqueda, por cierto, constituyen hechos aislados, provocados por errores, negligencias o deshonestidad de personajes en su entorno.

Viendo sus reacciones, el mandatario panista cree que el control de daños ha funcionado y que, teniendo cuidado en el futuro, evitará que se repita el trago amargo que ya le significó retirar del DIF a su esposa, Martha Martínez, para colocar una administradora profesional con plenos poderes: Adriana Rodríguez Vizcarra.

Hay quienes piensan diferente, incluyendo a altos funcionarios del gobierno, y que tratan de hacer recapacitar a Oliva.

Lo que se vive es una anticipación del síndrome de fin de sexenio, cuando los controles se aflojan, la disciplina escasea y las defecciones producen huecos en las distintas trincheras por donde sale a raudales información y lealtades.

Ese adelantamiento tiene varias razones, la principal de las cuáles sería el propio estilo de Juan Manuel Oliva para ejercer el gobierno de su gabinete, donde ha dejado mucha manga ancha, ejerce poca supervisión, da poca confianza y, a menudo, se aísla en una pequeña burbuja que le impide otear panoramas completos.

Después de la jornada de esparcimiento de este domingo, incluyendo su baño de pueblo y la solidaridad corporativa, Oliva tiene que hacerse cargo de que hay una serie de proyectos inacabados, todos de impacto para el desarrollo de Guanajuato, que requieren de una conducción firme de su equipo, incluyendo los cambios que sean necesarios.

El clúster universitario que se reforzaría con la llegada de la UNAM a León y la expansión del exitoso campus del IPN; los proyectos de inversión en los terrenos comprados para la nueva refinería; el destino de la infraestructura en la Expo Bicentenario; el aterrizaje de las nuevas inversiones multimillonarias en el Puerto Interior, son demasiados fierros en la lumbre, para no asumir con responsabilidad el liderazgo que peleó y ganó en la elección constitucional de 2006. Así que a Dios rogando…

 

Botepronto

Como señor de horca y cuchillo, el nuevo líder nacional de la CNC, Gerardo Sánchez García, está ejerciendo un control dictatorial en la liga agraria de Guanajuato, donde ejerce como hombre de paja su paisano Rigoberto Paredes Villagómez.

Por críticas menores a su nuevo reinado, Sánchez ordenó dejar fuera de la lista de consejeros estatales del PRI por la central campesina al histórico penjamense Rubén García Farías, quien ya no estuvo presente en la sesión del órgano del viernes pasado.

Sánchez podrá no controlar a los campesinos priistas de muchas entidades, sobre todo donde hay gobernadores de ese partido; pero lo que es en Guanajuato, aquí sí tronarán sus chicharrones. Algo es algo.

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