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Alcaldes, ¿de qué informar?

In Botepronto on agosto 29, 2016 at 3:30 am

Hay pocos logros, lo que quizá no mejore en los próximos años; por eso los actuales alcaldes deben recurrir a la política, en su mejor sentido, para entablar un diálogo honesto con sus gobernados.

No hay mucho para donde hacerse para los representantes de las mayores urbes del estado; tampoco los medianos y los pequeños tienen logros como para llenar un informe de los primeros 11 meses de las administraciones municipales.

La obra pública es raquítica cuando no inexistente. Hay alcaldes que lo más que pueden presumir es un programa de bacheo. Otros, como los de León o Celaya, ni siquiera llegan a eso.

La seguridad pública será un renglón que ocupará pocos o ningún párrafo en los informes de los alcaldes de Guanajuato. Las corporaciones policiacas carecen de lo elemental, mientras la violencia del crimen organizado, al alza en toda la entidad, mantiene sumidos en la zozobra a los alcaldes de los municipios del corredor industrial.

Algunos ediles han corrido con suerte o se han apresurado a tomar decisiones para disponer de algún logro que concite algún reconocimiento.

En el primer caso está Héctor López Santillana, de León, a quien le vino de maravilla la colocación de la primera piedra de la llantera francesa Michelín en Santa Ana del Conde y la virtual conclusión de la tercera etapa del SIT, realizaciones iniciadas por la administración de la vilipendiada priista Bárbara Botello.

En el segundo, el capitalino Edgar Castro apuró la decisión sobre la revisión del espacio público utilizado pro prestadores de servicios turísticos en Guanajuato, para recortar y retirar algunos permisos, sobre todo los que de forma más desfachatada lucraban con rincones emblemáticos de la monumental ciudad.

En Irapuato, se llega al extremo de borrar la placa de inauguración del Centro de Gobierno, para colocarle una nueva donde se sustituye el nombre de Sixto Zetina por el de Ricardo Ortiz.

Y lo más delicado de todo es que las cosas no pintan mejor para los próximos años. La situación financiera probablemente empeorará en 2017 y ni siquiera la circunstancia electoral de 2018, con las indefiniciones procesales y políticas de la reelección, permite pensar en un cierre ciclónico.

¿Qué pueden hacer los alcaldes y sus ayuntamientos? En realidad mucho. Para empezar podrían hacer política. Es decir asumir las condiciones precarias en las que se encuentran las administraciones y extremar el contacto con los ciudadanos al mismo tiempo que se mejoran los mensajes.

Aún en las peores circunstancias y sin abundancia de recursos materiales, un político puede y debe asumir la responsabilidad de representar y guiar a sus conciudadanos. A final de cuentas, la mejor política no es la que se hace con más recursos, como mostró en León la misma Bárbara Botello, sino la que busca con humildad el diálogo y la retroalimentación de los diversos sectores de la sociedad.

Incluso cuando se carece de recursos o se enfrentan amenazas extremas, la comunidad agradece la sinceridad y el contacto de sus gobernantes, actitudes que son el inicio de una estrategia de colaboración.

Si bien los alcaldes de Guanajuato no van a presumirnos grandes realizaciones, sería deseable que no se oculten tras la cortina de humo de la mercadotecnia política y la retórica hueca.

Dar la cara, en los buenos y los malos momentos, es una herramienta infalible del hombre público. Veremos cuantos lo entienden.

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