- Persiste la aversión de la 4T hacia Guanajuato
- Tardanza en definir gabinete origina desfiguros
- Se apaga la resistencia en el PAN

1.- No pases por Guanajuato que ahí me hiere el recuerdo
En tono josealfrediano, la aversión de Andrés Manuel López Obrador ha marcado la primera relación de Claudia Sheinbaum Pardo con el estado de Guanajuato, tras su triunfo electoral.
Este sábado, dentro de sus giras de “transmisión del mando y despedida”, el presidente saliente y la sucesora, visitan de pisa y corre el estado de Guanajuato: apenas un acto en una sucursal del Banco del Bienestar en Doctor Mora, municipio que gobierna el morenista Edgar Javier Reséndiz Jacobo, quien fue reelecto por 3 años más.
Si la política es de símbolos y particularmente el gobierno de la Cuarta Transformación los usa poderosamente, el mensaje no puede ser más elocuente, López Obrador deja en claro que hasta el final considera a Guanajuato un territorio hostil a su movimiento y que el trato que le depara no es ajeno a esa circunstancia.
Sin embargo, aunque la visita incluye la presencia de la presidenta electa, eso no tiene que ser un tema que perviva después del primero de octubre. Depende, sobre todo, de la disposición, la capacidad de comprensión y el talento de la próxima gobernadora, Libia Dennise García Muñoz Ledo.
De Guanajuato, López Obrador recibió reclamos, hostilidad, nula colaboración y combate ideológico. Les pagó con la misma moneda. No dejaron de llegar los recursos federales que marca la Constitución, pero ni un centavo extra. No hubo obra pública adicional, ni atención a gestiones especiales.
Hubo programas sociales como en todo el país, pero sobre todo buscando el efecto de generar una base afín al presidente, lo que se logró en buena medida si se atiende al resultado de la elección, a la popularidad del mandatario federal en la entidad y, sobre todo, al resultado electoral favorable a Sheinbaum y a la conquista del senado, pero insuficiente para ganar la gubernatura.
Quizá el mayor punto de conflicto, hasta llegar a una cuestión personal entre López Obrador y Diego Sinhue Rodríguez, fue el tema del fiscal de Guanajuato, Carlos Zamarripa Aguirre, cuya separación del cargo se convirtió en un pulso de poder, una cuestión de honor e, incluso, un tema de machismo político.
Libia García, por instinto de supervivencia, pero también por olfato político, quiso quitar esa carga desde el mismo arranque de su campaña y aunque está costando dinero y desprestigio, el monto de la negociación para acabar anticipadamente con el reinado del fiscal más longevo y poderoso del país, lo cierto es que iniciará su gobierno sin ese pesado lastre.
Así mismo, la decisión de nombrar al próximo fiscal hasta que entre en funciones la nueva Legislatura, sin mayoría calificada del PAN y sus aliados, habla de la voluntad de construir una decisión por consenso, no solo a nivel local, sino también con el nuevo gobierno federal.
El signo que vimos este fin de semana, de un López Obrador refractario y hostil a Guanajuato, puede ser superado en el futuro por dos mujeres que no tienen por qué heredar los agravios de los machos alfa que las precedieron en el ejercicio del poder.
Más nos vale a los guanajuatenses que se dé un entendimiento de las titulares de los poderes ejecutivos, estatal y federal, sin entreguismo, pero sin encono; sin concesiones, pero sin dobles agendas.
Lo ameritan los enormes problemas que ya están aquí y los que nos acechan en el futuro inmediato.
Ojalá que la fugaz visita de hoy a Doctor Mora marque el final de un ciclo que no volverá.
2.- Entre el silencio y los vacíos de poder
La larga espera a la que ha sometido la gobernadora electa de Guanajuato a los círculos de poder en su entorno, para la definición de su equipo de colaboradores, empieza a causar estragos en algunos sectores.
Es el caso de las áreas de seguridad, donde el prolongado empoderamiento de dos personajes, Alvar Cabeza de Vaca y Carlos Zamarripa, hace más complejo su relevo y ya está generando un periodo de inestabilidad, sobre todo en el ámbito de la procuración de justicia.
Las quinielas se encuentran desatadas: en la Fiscalía General al menos dos fiscales regionales y una fiscal especializada han sido mencionados como relevos: Israel Aguado, Joel Romo y Zuce Hernández, lo que solivianta a las huestes burocráticas que dependen de cada uno de ellos. Pese a que prevalece el control férreo de Zamarripa, éste empieza a sentir el frío de la partida y la caducidad de las lealtades sujetas al poder.
Sin embargo, cualquier designación en ese sentido marcaría de continuismo la nueva etapa de la instancia autónoma. Y dejaría en claro que no hay nuevos comienzos, sino solo simulación.
Por otra parte, suenan nombres que no le son gratos al propio Zamarripa, algunos académicos, otros provenientes del ámbito judicial: Manuel Vidaurri, Daniel Chowell, Raquel Barajas. ¿Le alcanzará al fiscal para ejercer derecho de veto?
Sin embargo, más allá de las especulaciones, la decisión estará supeditada a una negociación política de alto nivel entre Libia Dennise García Muñoz Ledo y Claudia Sheinbaum Pardo. Así se deja sentir por la decisión de llevar este proceso a la próxima legislatura, donde la coalición en torno a la próxima gobernadora no contará con la mayoría calificada.
Sería un riesgo y un sinsentido limitar el acuerdo al congreso local y dejarlo en manos de Jorge Espadas, un operador que estará a prueba en el nuevo escenario y que se ha caracterizado por una postura radical contra Morena, que le responderá con la misma moneda.
En el caso de la Secretaría de Seguridad, el movimiento en falso de la secretaria ejecutiva del Sistema Estatal de Seguridad, Sophia Huett, ya agitó las aguas en esa área, pues para nadie es ajeno que esta funcionaria formó parte de la extinta Policía Federal Preventiva, algunos de cuyos integrantes han sido traídos a Guanajuato para ocupar posiciones sobre todo en direcciones municipales de seguridad, como Celaya e Irapuato, este último de manera muy fugaz.
Aunque hasta ahora su autopostulación parece solo un buen deseo, para el tándem Zamarripa – Cabeza de Vaca, que le hicieron el vacío a Sophia Huett desde su designación como vocera de seguridad ciudadana al principio del sexenio, debe sonar como uno de los mayores peligros, quizá por eso la funcionaria ha recibido ataques por vías muy cuestionables.
Sin embargo, lo que subsiste en el fondo es el movimiento de corrientes propiciado por el vacío de información y la ausencia de señales por parte de la virtual gobernadora electa. El golpeteo seguirá hasta que no haya definiciones y lo más probable es que el anuncio de los primeros cargos en el próximo gabinete aún se aplace por varias semanas.
Serán días de nerviosismo y exabruptos.
3.- No prospera intento de mesas “de reflexión” en el PAN
Pocas semanas después de las elecciones, cuando el PAN se daba cuenta de que los resultados dejan mucho que desear y que se perdió terreno en Guanajuato, el tan cantado bastión azul del país, un grupo de militantes veteranos, encabezados por Alfredo Ling Altamirano, convocaron a reuniones de reflexión sobre el futuro del partido.
Las inquietudes también se vieron alimentadas por el anuncio de que ya había candidatos a suceder a Eduardo López Mares al frente del Comité Estatal. Tampoco parecía muy satisfactorio el hecho de que el irapuatense, tras haber entregado malos resultados, recibiera un premio en el Consejo de la Judicatura del Poder Judicial.
Se llamó a una reunión en un colegio privado de la ciudad de León, tres semanas después de la elección, con Ling como convocante. Acudieron pocos militantes, la mayoría veteranos. A la segunda reunión la asistencia fue menor y debió cancelarse.
Detrás de Ling Altamirano se encuentran inconformidades como la de la síndica leonesa Leticia Villegas, quien se siente poco representada en el panismo de la era de Diego Sinhue y que además vio cómo a un distrito donde normalmente se le pedía su opinión, llegaba una advenediza, la poblana Marisa Ortiz Mantilla, sin otros méritos que una gris participación en el gabinete estatal.
Otros damnificados podrían estar viendo con buenos ojos la intentona de Ling de generar un movimiento disidente en el quieto panismo de Guanajuato: el derrotado Miguel Márquez Márquez, que será senador de repechaje tras ser humillado por Ricardo Sheffield el 2 de junio. O Alejandra Reynoso, que no llegó a la curul federal por la vía plurinominal, al verse desplazada de los primeros lugares de la lista en la circunscripción.
Sin embargo, al no aparecer, como tampoco lo hacen otros teóricos de la insurgencia como Carlos Medina o Juan Carlos Romero Hicks, la posibilidad de generar un movimiento crítico en el PAN de Guanajuato no parece tener futuro.
Ling Altamirano, funcionario de la Secretaría de Educación en León, no tiene mucho margen de maniobra. En el PAN de Guanajuato, nómina mata disidencia. Por eso están como están.
