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DÍAS DE GUARDAR, Domingo 16 de enero de 2022

In Análisis Político, Días de Guardar, POPLab on enero 16, 2022 at 12:43 pm
Arte:@PincheEinnar

* Alejandra Gutiérrez: el error es el primero, lo demás son consecuencias

* Condena al Marro, espectáculo sin resultados

* ¿Riesgo o irresponsabilidad? Nueva política Covid del gobierno estatal

1.- El plan de gobierno de Alejandra Gutiérrez y su primer tropiezo

A Alejandra Gutiérrez le gusta usar tenis como atuendo cotidiano y ese estilo se pretende convertirlo en sello de la administración. Parece que es un símbolo de la prisa que lleva por tomar decisiones y relanzar la dinámica del ayuntamiento más grande del estado, después de la pasividad que caracterizó el segundo mandato de Héctor López Santillana.

Sin embargo, el apresuramiento puede ser mal consejero. Así parece haber ocurrido con la decisión de no dar a conocer sus sospechas de estar contagiada por una enfermedad respiratoria el pasado lunes 10 de enero, lo que le hizo acudir a realizarse una prueba rápida y una de PCR al Caises de la ciudad de Guanajuato.

La alcaldesa de León tenía organizado un evento magno el martes 11 de enero: el anuncio de su Plan de Gobierno, una obligación legal que fue aprovechada por sus estrategas y publicistas para realizar un posicionamiento de la administración e iniciar el año con toda fuerza: mil 200 personas estaban citadas en el remozado Teatro Doblado para escuchar la intervención de Alejandra en el estilo desenfadado e informal con el que han uniformado los publicistas a muchos políticos de nueva generación.

De haberse aplicado protocolos médicos estrictos, que no deberían tener excepciones como ya nos ha enseñado esta pandemia, el evento del martes debió ser suspendido o pospuesto, la presidenta municipal debió aislarse a la espera del resultado y hubiese sido de agradecer un comunicado oficial, dado que se trata de una figura pública cuyo estado de salud es de interés para sus gobernados.

Otros que no siguieron los protocolos fueron el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, y el gobernador del Estado, Diego Sinhue Rodríguez Vallejo, que pese a tener síntomas y haberse realizado pruebas, tuvieron actividades normales el lunes 10 por la mañana. El mandatario federal encabezó la conferencia de prensa matutino sin cubrebocas y el del estado realizó una gira de varios eventos en Irapuato y se retiró varias veces el adminículo para ingerir alimentos y bebidas.

Por la tarde de ese lunes, ambos notificaron oficialmente, vía sus cuentas de redes sociales, la confirmación de los resultados positivos de sus pruebas Covid.

No fue el caso de la alcaldesa de León, que mantuvo su agenda, realizó su evento pese a tener evidentes síntomas (fiebre, tos, dolor de cabeza, muscular y de articulaciones, dificultad para pasar alimentos y secreciones nasales) y decidió no hacer pública su confirmación del contagio cuando fue notificada, un día después del evento.

No es un asunto menor, Casos como ese han desatado crisis políticas en países con mayor conciencia cívica. Que un líder de gobierno decida ocultar su estado de salud y pasar por alto protocolos que obligan a todos los demás, puede resultar en una grave pérdida de credibilidad.

Resulta un contrasentido que Alejandra Gutiérrez quiera cambiar el estilo de gobierno del panismo en León, acercarse a los ciudadanos, refrescar estilos anquilosados y dar una imagen de cercanía, pero al mismo tiempo oculte información o mienta abiertamente, como ocurrió cuando utilizó el caso del padecimiento de un consanguíneo para justificar sus ausencias en eventos públicos.

Preocupante también que el estado mayor de la funcionario que dirige los destinos del municipio más importante de Guanajuato y de mayor peso poblacional y económicos que estados completos del país, no haya sido capaz de realizar un análisis objetivo de la inconveniencia de ocultar una situación tan delicada.

Si Alejandra Gutiérrez se encuentra rodeada por colaboradores que no le impiden cometer errores, probablemente su proyecto de crecimiento político se entrampe muy pronto.

Queda claro que en el estado hay factores de poder que no quieren que la alcaldesa de León crezca políticamente y se vuelva más autónoma en sus decisiones, como en su momento ocurrió con la única otra mujer que ha gobernado León, Bárbara Botello.

Gobernar con apresuramiento, sin reflexión y sin una estrategia de prevención y defensa, puede ser la mejor arma de los adversarios políticos de Gutiérrez Campos, la mayor parte de los cuales se encuentra en su propio partido.

2.- Condenan a José Antonio Yépez solo por el último secuestro que realizó

Aunque el fiscal Carlos Zamarripa quiere presentar como un logro la condena por 60 años de cárcel a José Antonio Yépez, El Marro, lo cierto es que se trata de un espectáculo mediático que esclarece en nada o casi en nada de la actividad criminal de un personaje que medró en Guanajuato por casi una década con absoluta complacencia de las autoridades de todos los niveles.

Yépez fue condenado por el secuestro de una mujer empresaria que estaba en progreso cuando fue detenido, lo que determino la flagrancia del delito y facilitó la acusación. No parece haber una gran tarea de investigación detrás de esa condena.

En cambio, durante casi una década, el delincuente originario de Santa Cruz de Juventino Rosas, asoló la región central del estado, robando autotransportes de carga, combustible, y vehículos; asesinó a mansalva, secuestró, extorsionó y creo un imperio criminal que se extendió a la política, al haber influido para el triunfo de varios presidentes municipales en Cortazar, Moroleón, Villagrán, San José Iturbide entre lo que se sabe.

Nada de eso está aclarado y ni siquiera es investigado. Festinar la pena de 60 años por un solo delito es un poco cerrar los ojos y barrer debajo de la alfombra la década que cambió para siempre el rostro de Guanajuato y lo convirtió en una de las entidades más violentas del país, después de haber sido un oasis en el deterioro de la seguridad en el país, durante la primera década de este siglo.

El hecho de que aquellos mismos funcionarios que convivieron y toleraron la carrera criminal de El Marro sean hoy quienes quieren beneficiarse de su encarcelamiento y condena por un solo delito, no deja de ser una gran simulación.

Que lo intenten entra en la historia normal de las infamias que ha vivido este país, pero que la opinión pública compre ese cuento y lo festine, habla fundamentalmente de algo que está profundamente podrido en Guanajuato.

Quizá por eso, pese a la detención de El Marro y su condena que pagará en un penal federal de alta seguridad, ya que resultaría imposible garantizar su internamiento en las cárceles estatales de Alvar Cabeza de Vaca, la violencia en Guanajuato no cesa y la economía del crimen parece más boyante que nunca.

Parece que, al final del día, José Antonio Yépez y su violenta historia criminal, no eran el mayor problema de Guanajuato, sino solo su síntoma más escandaloso.

3.- COVID: ¿a qué juegan las autoridades de Guanajuato?

¿Así o más irresponsable la visión de los políticos responsables de las decisiones que afectan a todos en Guanajuato? El secretario de desarrollo económico del gobierno estatal, el empresario celayense Mauricio Usabiaga aseguró, a manera de justificación por la realización de la feria estatal de León, que «la vida es riesgo».

El gobierno de Guanajuato ha decidido que vale la pena sacrificar la salud de la población para no frenar la recuperación económica, sin calcular en la ecuación que ambos aspectos pueden estar íntimamente unidos.

Se entiende que Usabiaga, quien por cierto no tuvo el valor para rechazar la inclusión en su secretaría de dos de los operadores de Héctor López Santillana, uno de ellos el sujeto a proceso por un probable abuso de autoridad Enrique Sosa, esté desesperado por mejorar los resultados en su área, incluso de forma temeraria.

Lo que no se entiende es que el secretario de Salud, Daniel Díaz Martínez, se pliegue disciplinadamente a esa visión y tenga como única respuesta frente al creciente número de contagios que «tenemos suficientes camas para padecimientos respiratorios.»

Quedó atrás el discurso de que en Guanajuato si se sabían hacer las cosas y se hacían de manera distinta al gobierno federal, hoy estado y federación se hermanan en una actitud resignada y un poco desesperada: un país empobrecido y carente de ahorro tiene que enviar a sus ciudadanos a la calle a ganar el sustento, aún con riesgo de su integridad física.

La política es contradictoria. ¿Qué harán las empresas con sus trabajadores contagiados por haber acudido a la feria de León o a la de Moroleón? ¿Les respetarán su incapacidad, seguirán pagando sus salarios? ¿Qué pasa si de nuevo se saturan los servicios de salud? ¿Cómo se atenderá el desgaste de los trabajadores sanitarios?

Iremos a ciegas a encontrar las consecuencias de la nueva ola de covid, incluso sin saber si se trata ya de la llegada de la variante ómicron o aún estamos en la etapa previa.

La anticlimática inauguración de la feria leonesa, con las ausencias del gobernador Diego Sinhue Rodríguez y la alcaldesa Alejandra Gutiérrez, ambos confinados por Covid, parece una preocupante y simbólica estampa de lo que nos espera, en esta pretensión de normalidad que no parece ni nueva ni vieja, sino simplemente irresponsable.

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