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AMLO y Diego en deuda con Guanajuato

In Análisis Político, POPLab on septiembre 2, 2019 at 4:00 am

Guanajuato ha venido presumiendo a lo largo de la última década su crecimiento por encima de la media nacional. Los tigres del Bajío han llegado a llamarse a sí mismos los estados del centro de México, beneficiarios de la industrialización con capital extranjero derivada del primer Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

En el gobierno de Juan Manuel Oliva, coetáneo de la presidencia de Felipe Calderón, la entidad recibió participaciones extraordinarias derivadas del bono petrolero, el recurso no previsto en el presupuesto anual derivado de los altos precios del petróleo.

Ese dinero sirvió para adquirir terrenos que se regalaron a las empresas atraídas, Honda y Mazda, entre las principales, además de numerosas plantas de la cadena de proveedores.

También sirvió para el despilfarro y para muestra ahí están los elefantes blancos y moribundos del Parque Guanajuato Bicentenario, en Silao; y del Parque Agrotecnológico Xonotli, repartido en los municipios de Villagrán, Juventino Rosas y Salamanca, en pleno triángulo del huachicol.

Hoy las cosas han cambiado. Hay una política de austeridad que tiene a muchos en el descontento, pero que se explica en la necesidad de pagar la borrachera de los sexenios anteriores. Sin embargo, con su infraestructura reforzada y su PIB para presumir, Guanajuato debería ser de los estados que pudiesen presumir una base de autosuficiencia.

Ya no son los tiempos en que un Enrique Peña Nieto le regalaba con la mano en la cintura 300 millones de pesos al municipio de León para hacer un parque industrial y competir en atracción de inversiones con el estado, como ocurrió durante el gobierno de la priista Bárbara Botello. Ese dinero, además, era adicional al que generosamente y sin ambages se entregaba al estado.

Miguel Márquez tuvo dineros extraordinarios para comprometerse con la renta sexenal de Escudo, vender en remate terrenos del Puerto Interior y dar a crédito terrenos para un nuevo estadio de futbol. Penuria no parecía haber.

Hoy, el gobernador Diego Sinhue Rodríguez da un matiz crítico a su opinión sobre el gobierno de Andrés Manuel López Obrador señalando que le “ha quedado a deber a Guanajuato”.

Probablemente sea así. Sin embargo, parece que a los ciudadanos de Guanajuato les está debiendo todo mundo, no solo el presidente morenista.

¿No ha quedado a deber Diego Sinhue en materia de seguridad, al optar por mantener al frente de la Fiscalía General del Estado al procurador que nos ha conducido al desastre?

¿No nos queda a deber al renunciar a encabezar la política de seguridad y descansar en un tándem extraconstitucional conformado por el propio Zamarripa y por Cabeza de Vaca?

¿No nos queda a deber al aceptar sin críticas ni investigaciones todas las herencias envenenadas de Miguel Márquez, empezando por la mitad de su gabinete y siguiendo por obras encarecidas e inconclusas?

¿No nos queda a deber al renunciar a la política para limitarse a la publicidad como única forma de relación con sus gobernados?

Hoy se da a conocer que el municipio de Irapuato se ha convertido en uno de los más violentos de México y de América Latina por su número de homicidios comparados con su población.

Esta semana la FGE vivió un fracaso en un caso que quiso hacer mediático porque estaba de por medio un empresario pareja de una actriz como víctima, al recibir un revés del juez que liberó al supuesto autor intelectual de un homicidio.

Agosto vio repuntar el número de asesinatos, incluyendo masacres en bares como las que enlutan otras entidades del país; además fue el mes que se registró en Celaya un auge de las extorsiones y el asesinato de tres trabajadoras de una tortillería, así como el cierre de muchos negocios.

El déficit de los policías municipales es brutal y la responsabilidad no puede ser eludida pues en la mayor parte del estado se maneja ya un mando único de facto que deja a los alcaldes en calidad de espectadores.

En este mes, igualmente, las calles de San Francisco del Rincón se convirtieron en campo de batalla con 4 víctimas de las que se desconoce hasta ahora si participaron en los enfrentamientos o fueron bajas colaterales.

También, el mismo agosto vio la reaparición frenética del exgobernador (¿en verdad será “ex”?) Miguel Márquez Márquez, acudiendo a eventos oficiales junto con miembros del gabinete actual, en ausencia de Diego Sinhue.

Por si faltara algo a este agosto incierto, en estos mismos días se volvió a complicar la solución al problema del abasto de agua a León, sobre todo por la inflexibilidad de las autoridades locales y los liderazgos empresariales en no buscar alternativas a la presa del Zapotillo, donde los gobiernos de la borrachera presupuestal se gastaron más de 30 mil millones de pesos.

Así que, siendo objetivos, el gobernador Sinhue tiene razón parcialmente: López Obrador le debe a Guanajuato en estos nueve meses, pero quizá no tanto como le quedaron a deber Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, al propiciar un crecimiento desordenado y desigual; corresponsabilidad en la que también están involucrados Juan Carlos Romero, Juan Manuel Oliva y, señaladamente, Miguel Márquez.

¿Se puede hacer algo? Mucho desde luego: menos desaguisados verbales y más cooperación; menos declaraciones para la tribuna y más juntas de acuerdos. Menos ideología y más efectividad. Menos cuidar la figura y más pensar en la gente, la de pie, la que no ve la suya, aunque los políticos presuman que somos la grandeza de México y que todos somos felices.

Encerrarse en la burbuja del autoelogio y la complacencia, dejó de ser viable, de verdad.

  1. como podemos esperar que tengamos buenos políticos en México para prueba es la foto donde aparecen docenas de individuos con una postura desordenada, soñolienta y cuestionándose ase mismos, que diablos hago yo aquí

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