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El exilio del compadre del gobernador

In Botepronto on septiembre 3, 2018 at 3:21 am

La actuación bajo cuerda de el Gallo Barba en el gobierno de Miguel Márquez, para manejar un descarado tráfico de influencia en decisiones de política pública, coloca al PAN en su momento más bajo en los temas de honestidad y congruencia, tras 27 años en el poder.

En pocos días empezarán a surgir nuevas historias de uno de los mayores y más ocultos personajes del sexenio de Miguel Márquez Márquez: el compadre Rafael Barba Vargas (a) el Gallo Barba, que vendrán a revelar la magnitud de la crisis ética y política en la que se sumió el PAN de Guanajuato de la mano de su séptimo gobernador y tras 27 años ininterrumpidos de gobierno en Guanajuato.

Hace una semana corrió como reguero de pólvora, primero en Irapuato y después en el resto del estado, la noticia de que Rafael Barba había dejado el país para ir a vivir un año al extranjero. Ni siquiera su círculo íntimo respetó el secreto. El dato fue tomado como la evidencia de una autoinculpación después de haber aumentado su riqueza personal en forma exponencial a lo largo de los últimos seis años.

De poseer una pequeña agencia de viajes y una preparatoria de bajo perfil, ahora es dueño de imponentes hoteles y plazas comerciales, además de ostentar la propiedad de departamentos de lujo en destinos turísticos, un yate, un avión y la adquisición de residencias emblemáticas de la burguesía irapuatense, como en una especie de reivindicación social.

Tras de la información de los pasos de el Gallo ya andan muchos interesados: partidos de oposición, algunos de los cuales hasta confraternizaron con él; medios de comunicación que escucharon sus historias por docenas, pero que nunca encargaron una investigación; contratistas del gobierno a los que les quedó mal y hasta algunas dependencias del gobierno federal.

Sin embargo, a los que más les debería de preocupar, no parece que les merezca la mayor inquietud. Me refiero a los panistas, a los que aún dicen creer en los ideales de Acción Nacional, a los prohombres de la derecha que buscan “regresar al origen”, incluso a los integrantes del gabinete de Miguel Márquez que muchas veces dieron las firmas para que pudieran ocurrir los pingües negocios de el Gallo y que son los que corrieron con las responsabilidades.

La evidencia de que Acción Nacional ha tocado fondo en términos de moral pública, algo que fue su mayor aportación a la política nacional en su mejor momento, lo deja en claro lo normalizado que tuvieron a lo largo de estos seis años el papel de Barba, su derecho de picaporte con Márquez y su influencia en las secretarías de estado, cediendo espacios y decisiones.

Juan Ignacio Martín Solís, por ejemplo, no tuvo empacho en lastimar la leyenda de su “integridad”, promoviendo a puestos de responsabilidad a un sobrino del Gallo sin experiencia ni perfil, Alfonso Salvador Aceves Barba, quien concluye el sexenio como director de carreteras estatales de cuota, con un nivel 14 y un sueldo de 55 mil pesos mensuales sin tener ni una licenciatura terminada. ¿Haría eso Martín Solís en una empresa de su propiedad? Dudoso.

Carlos Medina Plascencia sabe perfectamente quién es y qué hace el Gallo, pero tampoco nunca se ha pronunciado al respecto, como no lo han hecho Juan Carlos Romero Hicks o el patriarca Elías Villegas Torres, quien muchas veces se sentó con el personaje a hablar de negocios.

Diego Sinhue Rodríguez Vallejo ha tenido a Barba rondándole y ha aceptado como uno de sus financieros de campaña a J. Concepción Enríquez Fernández (a) el Choplin, otro empresario irapuatense también adscrito al gobierno de Márquez como presidente del Consejo Estatal del Deporte, posición desde la cual ha intentado, entre otras cosas, apoderarse del Estadio Irapuato, más o menos lo mismo que tanto condena el gobierno de Márquez en el caso del Estadio León y el litigio de Roberto Zermeño.

¿Quiere decir esto que la escuela del Gallo Barba llegó para quedarse?

Probablemente no, sería un terrible error y abriría un flanco enorme a una administración que ya no tendrá los márgenes de maniobra de que gozó el panismo en Guanajuato hasta ahora.

¿Será capaz el gobierno de Sinhue de investigar algunos de estos desfalcos, de los sobreprecios en los contratos de medicamentos, en la compra de tierras para Toyota o en la venta de terrenos del Puerto Interior?

Se antoja difícil, pero no hacerlo impondrá un pesado lastre al gobierno que arranca en tres semanas y media y  le complicará arrancar con banderas desplegadas e inaugurando una nueva historia para Guanajuato.

Ahora solo falta saber si el Gallo Barba puso pies en polvorosa por su cuenta, o si fue a prepararle el terreno a Miguel Márquez en un dulce exilio en el extranjero. ¿Acabará esta historia como las que conocimos de otros gobernadores que eligen no vivir en su estado?

Si pasa, baste solo recordar que no ocurría desde el último gobierno del PRI. Vaya forma de caminar en círculos.

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