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Villarreal, el aliado impresentable

In Botepronto on febrero 21, 2018 at 3:29 am

Aquí constituía una alianza táctica para construir la candidatura de Diego Sinhue Rodríguez; en México, es persona non grata para Ricardo Anaya.

Luis Alberto Villareal había hecho un pacto seguro con Diego Sinhue Rodríguez Vallejo para manejar el proceso electoral interno en Guanajuato desde hace más de un año, cuando decidieron el nuevo consejo estatal del PAN.

Con esa alianza, Diego se sentía seguro de poder enfrentar a Fernando Torres Graciano en una elección abierta a militantes. La recompensa cobrada por el sanmiguelense fue alta y su grupo, ya muy debilitado, quedó sobre representado en el órgano panista.

El ex senador y diputado inventor de los moches fue más allá cuando selló alianzas con Márquez después de la masacre de San Miguel Allende en la que murieron tres niños tras una inexplicada e innecesaria incursión de grupos de élite de la PGJE en una finca en las afueras de San Miguel.

Luis Alberto y Ricardo Villarreal participaron en el control de daños que llevó a la autoinculpación de un padre de familia señalado por el procurador Carlos Zamarripa como autor de la muerte de sus tres hijos, al contratar a un famoso abogado mediático que acudió a esa ciudad en dos ocasiones para convalidar la tesis de la autoridad y darle la credibilidad que le faltaba ante la opinión pública, sobre todo de San Miguel de Allende.

Con esos antecedentes y con el papel que jugó al final Villarreal par alzarle la mano a Diego, no había ninguna sorpresa en el hecho de que sus partidarios en casi todo el estado se ubicaran en las listas de candidatos, empezando por su hermano Ricardo que cree ir a una elección tranquila para repetir en la alcaldía.

En Guanajuato, a Miguel Márquez y a Diego Rodríguez no parecía preocuparles lo más mínimo la desgastada imagen de un Luis Alberto Villarreal que es sinónimo de corrupción y frivolidad, tan seguros como están que “la marca PAN” –como les gusta repetir– está por encima de los defectos y debilidades de los candidatos.

Ya se sabe que en la mochería hipocritona del Bajío, excesos como los que acostumbra Luis Alberto Villarreal son sinónimo de hombría, quizá por eso lo ven tan normal. No parece pensar lo mismo Ricardo Anaya quien si lo sintió como una amenaza para su proyecto.

Quien encabeza la coalición Por México al Frente parece preocupado por no ofrecer nuevos flancos débiles a sus adversarios. Sabe que de eso dependen votos y ya no puede desperdiciar muchos.

Se cayó la alianza Villarreal-Márquez-Sinhue de forma silenciosa y sin alharaca. Eso no estaba en el guion. La elección 2018 sigue mostrándose como un territorio que pondrá a prueba todas las certezas del pasado reciente. Qué interesante.

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