Si Márquez de verdad quisiera relanzar su gobierno, los candidatos al relevo sobran; sin embargo, el mandatario parece seguir apostando sobre todo a su suerte.
La renuncia o cese de Javier Usabiaga Arroyo, nunca se sabrá qué fue como no se saben esas cosas en México ni en Guanajuato, colocó no al borde sino en un auténtico ataque de nervios al gabinete de Miguel Márquez.
Hubo directores de comunicación social y voceros oficiosos de los funcionarios marquistas que llamaban a los medios para asegurar: “no hay más cambios, solo el de Usabiaga”.
La verdad es que la mediocridad proverbial del equipo del que se ha rodeado el mandatario panista de Guanajuato, hace que en cualquier dirección que se voltee haya un candidato al relevo, con todas las justificaciones.
Llámese Antonio Salvador García, el secretario de gobierno que no controlaría ni una guardería y que ha dejado tirados todos los conflictos políticos y sociales del estado, obligando a su amigo Miguel a hacerla de operador político alterno, como obligación complementaria a la titularidad del Ejecutivo.
O, bien puede ser Ignacio Ortiz Aldana, el secretario de Salud que no tiene idea de las políticas públicas, al que le gusta figurar hasta en las páginas de la farándula, y a quien fue necesario colocarle un secretario adjunto en la persona del exdelegado del IMSS el pasado sexenio, Moisés Andrade.
Y qué decir de Isabel Tinoco, la Secretaria de la Transparencia que se esfuerza en llevar adelante sus auditorías, pero que se dobla a las primeras de cambio, al primer manotazo en la mesa o al primer telefonazo desde la oficina del gobernador para dejar en el limbo sus pliegos de observaciones.
O el Secretario de Seguridad, Álvar Cabeza de Vaca, que ha ocultado su incapacidad para generar una política estatal eficiente en su ramo, con el expediente de integrar un tándem no previsto en ley con el procurador Carlos Zamarripa.
Responsable directo del proyecto Escudo, fallido hasta la ignominia y caro hasta la sospecha, Cabeza de Vaca hoy inaugura una tesis ignominiosa para justificar el incremento de la violencia en el estado: el riesgo de muerte de los policías viene en su contrato, dice, con lo que acepta de facto que vivimos una guerra, cuya causa primordial es la falta de políticas de prevención, que son su responsabilidad, precisamente.
O el desvanecido Secretario de Desarrollo Económico, Guillermo Romero Pacheco, quien debió dejar ese puesto en el 2003 ante su incapacidad para llevar adelante el proyecto del Puerto Interior y que hoy regresa más bien para no hacerle sombra a sus influyentes subsecretarios.
Y qué decir de Arturo Durán Miranda, el titular de Obra Pública, que no ha logrado sacar los proyectos que le encomiendan en los tiempos programados ni en los costos a los que se contratan, además de que tampoco ha desterrado la sombra del favoritismo y de las licitaciones dirigidas.
Es decir, si se tratara de una limpia en serio para relanzar al gobierno, como hemos dicho otras veces, los candidatos para elegir sobran. No habrá nada de eso, por lo que la mayoría de los mencionados pueden dormir tranquilos.
Márquez seguirá buscando que la suerte le acompañe al mismo tiempo que subsidia a sus colaboradores, en lugar de que ocurra lo contrario. Solo allí donde haya necesidad de ligar gobierno con precampañas, ocurrirán cosas.
En cualquier caso y como se ha visto, todas las piezas son recambiables y razones sobran.
Y que dice Marquez de dejar a Hector Pascual Garcia Cerrillo quien funge como jefe de asesor con sueldo arriba de los 55,000 mil pesos, pero que ya no depende de la Secretaría de Gobierno por su ineficacia y prepotencia, sin embargo lo continúan manteniendo en una oficina que depende de Gobierno sin hacer nada ya que su perfil es de veterinario y donde está únicamente son abogados ,manteniendo gente de Oliva, gente mentirosa y haragana, falsa hasta no poder y sin perfil, al rato al señor lo van a jubilar con una jugosa jubilación que no se merece únicamente por mandarle limpiando las botas tanto a Alvar Como al Gobernador, como siempre les ha hecho.