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El Yunque se rebela y pierde

In Botepronto on abril 7, 2016 at 3:14 am

No era gremial la confrontación del gobierno del estado con la lideresa sindical del Cecyte, Hortensia Granados; en el fondo, fue una lucha de poder que Márquez resolvió con un manotazo sobre la mesa.

Desde la lucha por la candidatura a gobernador, Miguel Márquez desafió a una organización de la que formó parte pero a la que se vio obligado a abandonar cuando no lo respaldaron en su proyecto político.

Justo en el momento de las decisiones, cuando Juan Manuel Oliva dudaba sobre a quién otorgarle su apoyo en la lucha sucesoria, el Yunque, esa alianza de fuerzas de ultraderecha que infiltró al PAN de Guanajuato de manera radical, se decantaba por Gerardo Mosqueda, a la sazón Secretario de Gobierno de Juan Manuel Oliva.

Quizá solo la clara previsión de que Mosqueda no sería un sucesor leal y que sacrificaría a quien había sido su subordinado en los inicios de ambos en la militancia yunquista y luego fue su jefe, decidió a Oliva a respaldar a Márquez, un aspirante que se veía más como un discípulo que como un camarada de armas.

Márquez no fue el seguidor leal y sometido que Oliva esperaba, peor le ha guardado deferencias y no lo ha perseguido. Sin embargo, el actual gobernador si cortó por lo sano con el Yunque en una primera etapa, siendo lo más emblemático el haberlos desterrado de los espacios educativos.

La separación tampoco fue total. A la vuelta de los años Márquez ha rehabilitado a distinguidos miembros de esta corriente, como Alberto Diosdado, ahora en Conalep; o Verónica López, que es rectora de una Universidad Politécnica; incluso Tomás López, con un paso fugaz por el Cecyte, de donde salió por piernas luego de haberle entregado al sindicato que hoy quiso poner en jaque a Márquez, una serie de prestaciones excedidas.

Hortensia Granados, la maestra que dirige el sindicato de Cecyte, gozó del patrocinio de Gerardo Mosqueda, en el sexenio de Juan Manuel Oliva, tiempo en el que también crecieron sus prerrogativas.

Por todo eso, la intentona de huelga resuelta por el gobierno de Márquez con un manotazo en la mesa, no puede considerarse ajena a la pugna interna de las corrientes panistas del PAN de Guanajuato. Uno de sus principales objetivos parecía ser el secretario de Educación que les cortó su racha triunfal en el aparato educativo estatal, el politécnico Eusebio Vega.

Todo indica que Márquez no dio su brazo a torcer ni se sometió al chantaje de sus viejos excorreligionarios, los cuales ya han intentado en el pasado, ataques a otros miembros del gabinete, como las mantas contra Éctor Jaime Ramírez Barba por la política social a la que acusaban de promover el aborto.

Con el round vivido esta semana, donde Hortensia Granados expuso su precario liderazgo y seguramente lo verá mermado, Márquez no solo se libra de un problema que no por artificial era menos delicado, sino que también manda un mensaje claro a sus viejos compañeros de la juventud: a fuerzas, ni los zapatos entran.

Vamos a ver ahora si, en congruencia, la cuota de Yunques en la administración estatal también sufre las consecuencias de esta fallida rebelión. Los errores, se pagan.

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