Complicado por su escenario nacional, el PRD se ve lastrado aún más en Guanajuato por su innegable cercanía a la agenda panista del gobernador Miguel Márquez.

El PRD pasa en el país un momento crítico. De ello dan cuenta episodios dramáticos.

Un alcalde encarcelado acusado de ordenar la matanza más grave de inocentes de la historia reciente de México.

Un gobernador que solapó la irrupción del crimen organizado en esferas de poder y que debió abandonar el cargo.

La renuncia de uno de sus fundadores, líder moral y tres veces candidato presidencial.

El cuestionamiento interno a la actual dirigencia nacional, y a la corriente de la que forma parte, por haber llevado al principal partido de la izquierda a una política pactista con un gobierno federal priista que se hunde en el desprestigio, la inacción y la incapacidad de gobierno.

La próxima elección federal probablemente vea una de las modificaciones más profundas de los últimos años en la expresión del voto de los mexicanos, alterando de manera radical el escenario de tres fuerzas más o menos equilibradas.

Contribuirá a ello la escisión del Movimiento de Regeneración Nacional, del dos veces candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador.

Y, por si algo faltara, el PRD en entidades como Guanajuato no parece abonar un céntimo a la caída libre que se presenta en el escenario nacional.

En la entidad, el dominio ejercido por la corriente de Izquierda Unida en la fracción parlamentaria de tres diputados, a través de la legisladora Guadalupe Torres Rea, ha conducido a este partido a ser un compañero de viaje del panismo gobernante.

Las votaciones del Congreso han mostrado una y otra vez como los tres perredistas logran sacar las castañas del fuego para la menguada fracción panista, que enfrenta, por primera vez en mucho tiempo, una menguada posición con la mitad de las curules del Congreso en su poder.

Con los votos del PRD y de un tránsfuga priista, el PAN ha logrado evitar la revisión de las cuentas del exgobernador Juan Manuel Oliva, así como la fiscalización acuciosa de la contratación de Proyecto Escudo.

Con esos mismos votos, en estos días, el PAN ha enviado un punto de acuerdo a dos secretarías del Gobierno Federal, para cuesto mar el programa de entrega de pantallas de televisión dentro del programa de a atención al apagón analógico.

Y, con la misma conformación de alianzas, en estos días se consumará la flagrante intervención del gobernador Miguel Márquez en el consejo directivo del Instituto de Acceso a la Información Pública del Estado, mediante la imposición de una consejera a modo.

A nivel nacional se estima que la votación del PRD, sobre los quince puntos porcentuales en las elecciones intermedias, se desplome a la mitad, sobre los 7 puntos.

En Guanajuato, el PRD tuvo en la elección intermedia de 2009 una votación del 8 por ciento, que, de seguir la lógica nacional, lo colocará en serios aprietos.

A combatir esas expectativas no ayuda la posición de dependencia política que han adoptado los tres diputados perredistas, llevados de la mano de la legisladora leonesa Guadalupe Torres Rea, quien ha sucumbido a las constantes “atenciones” que tienen con ella desde las oficinas de la consejería de Miguel Marquez.

En momentos en que la izquierda representada por el PRD es criticada por su cercanía con el poder, de poco ayuda que se afianza la idea de que están en venta al mejor postor: con el PRI a nivel nacional y con el PAN en Guanajuato.

Carlos Navarrete se fue de Guanajuato a hacer política a la ciudad de México, con gran fortuna, por la imposibilidad de construir espacios para una oposición digna en Guanajuato. hoy, sus paisanos y compañeros de corriente, siguen dandole la razón, aunque el contagio parece haberse extendido a todo el país.

A nivel nacional, los perredistas, confusos, dolidos y lamentando ser objeto de tanta incomprensión, empiezan a darse cuenta de que la sociedad cambio en sentido contrario a donde ellos se dirigen.

¿Tendrán tiempo de enderezar el camino?

Aquí, por lo pronto, de la mano de Miguel Márquez, parece que ni siquiera se han dado cuenta de que soplan nuevos vientos.