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Fuerza mexiquense en el cuarto de guerra del PAN Guanajuato

In Botepronto, sinembargo.mx on octubre 22, 2013 at 3:29 am

Los panistas de Guanajuato están que trinan contra Vicente Fox. Se sienten traicionados y utilizados después de que contribuyeron al despegue de la carrera política del expresidente, cuando escuchan a Fox apoyar a Peña Nieto y censurar al partido que lo llevó a la presidencia de la República, inaugurando la fallida transición mexicana.

Lo peor de todo es que lo de Vicente Fox no es un asunto de principios o de arrepentimiento ideológico. Lo más grave es que cada vez surgen más elementos para concluir que se trata de un simple asunto de dinero.

Ya se sabe, no hay dinero que alcance para mantener el elefante blanco en el que indefectiblemente se ha convertido el Centro Fox, que un día es hotel, otro restaurante, otro centro de convenciones y arena de conciertos, alguno más mausoleo de una fallida aventura política y no pocas veces, escenario de romerías y fiestas regionales. Por ello, hace falta el subsidio de los gobiernos y como los panistas son más bien duros para eso, no quedan de otra que los priistas.

El ansia de reflectores de Vicente Fox lo ha convertido en un merolico del escenario político nacional. Y esa circunstancia es alegremente azuzada por los maldosos priistas para provocarle urticaria a los avergonzados panistas, con las críticas y los sarcasmos de quien pudo haber sido su mayor ícono histórico. Sin embargo, el numerito requiere gasolina y esa no es otra cosa que el flujo de recursos de algunos erarios públicos.

Si Fox tuviera que competir en serio con méritos académicos por la búsqueda de contratos de asesoría y capacitación, sus virtudes no superarían a las de las legendarias academias batalla. Sin embargo, constituido en una verdadera competencia desleal, utiliza sus nexos políticos y empresariales, además de comprometer su propia opinión personal, a cambio de los anhelados contratos.

Y como la nómina y el mantenimiento del Centro Fox bien valen el riesgo de la incongruencia, que es además la marca de la casa, y de la dilapidación de cualquier bagaje histórico, entonces allí tenemos al presidente Fox en su despacho de San Cristóbal hablando mal de su partido y bien de quien le otorga un contrato.

E PAN Guanajuato, parecía ya resignado a esa situación. Sin embargo, lo que no se esperaban era que un socio de la mercadotecnia foxista les apareciese justo detrás de sus líneas.

Contra lo que se creía, Fox no está lejos del PAN de Guanajuato, mejor dicho, está dentro de él. Y a través suyo tienen una mano metida personajes tan conspicuos como el gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, un potencial precandidato presidencial lanzado hacia el 2018.

Diez millones de pesos son mucho dinero para pagar unas asesorías de liderazgo. No los cobran ni instituciones tan serias como el CIDE, que apenas logró sacarle a Miguel Márquez un contrato de 4 millones para revisar sus sistemas de transparencia.

Carlos Chávez, quien es un consultor de modestos alcances, está cobrando en ese contrato otro tipo de contraprestaciones. Puede ser, como se ha dicho, que sea el subsidio disfrazado de un gobierno priista al Centro Fox y su propietario. Puede ser también que se trate de una inversión a futuro.

En cualquier caso, no se entendería disponer de un cliente con ese potencial y tenerlo tan descuidado por venir a realizar modestas labores partidistas en Guanajuato, a cambio de un módico salario.

Dicen los viejos políticos que el que paga, manda. Los expertos en tramas de intriga agregaban la críptica consigna: «sigue el dinero», para saber donde se originaban los temas que solían carecer de explicación racional.

Muy preocupados deberían estar los panistas de Guanajuato con el hecho de que uno de sus principales estrategas políticos, metido hasta la coronilla en el cuarto de guerra de su actual dirigente, carga combustible para su proyecto personal en las arcas del estado de México. Casualmente, es  la misma entidad desde donde han venido escuadrones de operadores políticos en las dos últimas elecciones para respaldar a los tricolores.

Por si algo faltara y si alguien en el PAN no lo sabe, deberían investigar la excelente relación que mantienen Eruviel Ávila y Bárbara Botello desde hace varios años.

Mención aparte merece la tierna expresión del hipercrítico Alfredo Ling, quien casi ve con «normalidad» el cobro de esta millonaria prebenda por parte de un alto cargo panista en una ventanilla priista. ¿Sería que el propio dirigente del PAN en León no le haría el feo a una asesoría pagada por Bárbara Botello? Qué promiscuidad.

Y como no hay peor ciego que el que no quiere ver, podemos concluir que si los panistas no reaccionan, si dejan pasar esta noticia, con todos los elementos probatorios que se han exhibido, probablemente es que su decadencia ya no tiene remedio y están listos para entregar el poder. Ya se sabe, a toda capillita le llega su fiestecita.

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