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Sixto o el infantilismo

In Botepronto on agosto 16, 2013 at 4:13 am

El mal ejemplo cunde. Sixto Zetina parece no querer dejarse de Bárbara Botello.

Primero fue la descomposición política que se vive en León, en buena medida propiciada por la falta de oficio de la alcaldesa priista Bárbara Botello y la inexistencia de contención política en su entorno.

Ahora en Irapuato, el panista Sixto Zetina pretende servirse de los desaguisados barbaristas para justificar su propia incompetencia.

Sixto fue sometido al fuego de los regidores priistas en su Ayuntamiento, quienes piden que la secretaria del Cabildo, Lorena Alfaro, la única aportadora de oficio político a una administración descuadrada por la inmadurez del alcalde, se separe del cargo por estar involucrada en un litigio civil por la presunción de un fraude hace dos administraciones.

Un debate que no tenía nada de especial, más bien light, hizo explotar a un alcalde que parece desacostumbrado a los rigores de la política, que carece de presencia de ánimo y que se comporta como adolescente caprichoso.

El argumento de Sixto Zetina de que los señalamientos priistas tienen como razón de ser los ataques de los panistas a Bárbara Botello en León, no sólo muestra ignorancia, sino también torpeza.

En León los regidores panistas han sido no sólo omisos, sino incluso cómplices de Bárbara Botello. A remolque de Alfredo Ling apenas han podido hilvanar una que otra crítica.

El propio Alfredo Ling, a quien los priistas ven como un guerrillero despiadado, en realidad sólo ha sido atento y consistente para explotar los errores de los funcionarios barbaristas. La caída del director de desarrollo social, por ejemplo, fue debido a sus propios errores más que por la denuncia del panista.

Al subirse a un ring que le queda demasiado grande, Sixto Zetina lo único que logra es desacreditar cualquier posible estrategia de su partido en León. Bárbara Botello y los priistas de León deben estar felices de que el imberbe alcalde irapuatense descubra que hay un complot panista en contra de ellos.

Llenándose la boca de méritos que ni siquiera son suyos, Sixto se ostenta como el gobernante del “bastión panista” del estado. Habría que recordarle que ganó su elección, literalmente, de panzazo y que el bastión panista apenas lo es por menos de tres mil votos, mientras que la elección registró 14 mil votos nulos, la mayor parte de ellos cruzados por el PRI y por el PVEM al mismo tiempo, en un municipio en el que no hubo alianza de esos partidos.

Lo más delicado de la situación que vive el gobierno panista de Irapuato es que la mayor parte de sus problemas ni siquiera se originan en una enjundia opositora que apenas aparece, sino en las propias pifias del alcalde, proclive a una frivolidad que no le pide nada al gobierno de revista que se ejerce en León, de acuerdo a las criticas panistas.

Sixto Zetina, quien nunca salió a aclarar su ausencia trasatlántica de Irapuato durante la crisis de las inundaciones en una docena de colonias de la ciudad, parece no necesitar oposición para ir dando tumbos en un gobierno errático, con serios conflictos internos, con un equipo en desbandada y bajo el yugo de asesores externos que le dan a larga distancia consejos que no funcionan o no aplica.

El dolor de cabeza en que se ha convertido Zetina para Gerardo Trujillo y para Miguel Márquez apenas comienza.

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