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Otra vez el ISSEG como caja chica

In Botepronto on febrero 26, 2013 at 3:27 am

Resulta lamentable volver a observar como cada renovación de una administración estatal se convierte, de manera casi sistemática, en una  nueva oportunidad para cancelar las esperanzas de cambio.

Durante la campaña electoral del año pasado, el aspirante panista Miguel Márquez Márquez trató desesperadamente de deslindarse de la imagen de su protector político, el gobernador con licencia Juan Manuel Oliva.

Márquez habló de “más PAN y menos Yunque”; ofreció un “acercamiento a la sociedad”; se comprometió a un gobierno total y absolutamente transparente; ofreció honestidad en cada peso gastado y hasta buscó alejarse de proyectos como el tren interurbano, para cambiarlo por un sistema de movilidad mixto.

El péndulo, que pareció ir demasiado lejos si se toma en cuenta los nexos orgánicos que Oliva y Márquez compartían, en lo más profundo de los grupos de ultraderecha del panismo estatal, está muy rápidamente regresando a su sitio e, incluso, oscilando hasta el extremo contrario.

Un ejemplo notable de que los vicios de la administración olivista, exhibidos públicamente, tienden a repetirse en el gobierno de Márquez, se encuentra en el emblemático Instituto de Seguridad Social del Estado de Guanajuato, el ISSEG, donde el manejo del fondo de pensiones de los trabajadores del propio gobierno se ha convertido, una y otra vez, en una auténtica caja chica al servicio de intereses coyunturales.

Del ISSEG han salido, por tres ocasiones consecutivas, candidatos a contender en elecciones municipales, a lo largo de los gobiernos de Juan Carlos Romero Hicks y Juan Manuel Oliva, mostrando con ello la escasa importancia que se otorga al manejo de un fondo de pensiones que es de los pocos que no se encuentran quebrados a nivel de la República.

Esta vez, pretendiendo dar una imagen de pulcritud, Miguel Márquez designó al frente del ISSEG a un analista del Banco de México de origen irapuatense, Héctor Salgado Banda, quien ostenta un doctorado en economía por la Universidad de Londres y una maestría en el mismo tema por la Universidad de Manchester.

Hasta allí todo parecía marchar sobre ruedas. Sin embargo, las decepciones empezaron a llegar poco a poco. El ilustrado funcionario no tuvo empacho en designar funcionarios con perfiles que dejaban mucho que desear.

Está el caso, por ejemplo, de su coordinadora de Recursos Humanos, Elvia Gutiérrez Pérez, una licenciada en administración de empresas de la Universidad De LaSalle Bajío, cuyo anterior trabajo fue el de ser directora académica del Centro de Estudios Superiores de Irapuato, A. C., una preparatoria privada., en cuya página de Internet aún aparece el correo de la funcionaria en su página de contactos (http://www.cesi.edu.mx/contactos).

Podría parecer algo sin importancia, de no ser por un hecho flagrante: entre los accionistas del CESI se encuentra Rafael Barba Vargas, quien ha sido una figura conspicua en el entorno de Miguel Márquez Márquez desde su precampaña y a quien ha menudo se ha identificado como aportador financiero tanto de la precampaña al interior del PAN como de la campaña constitucional.

Es decir, sin mayores méritos, ni antecedentes en el servicio civil de carrera, la licenciada Elvia Gutiérrez habría llegado a ocupar la coordinación de personal de una dependencia que maneja una nómina de alrededor de dos mil 500 personas, tan sólo por la influencia de quien se dice amigo y compadre del gobernador.

No parece un procedimiento amparado por los compromisos de honestidad y transparencia que profesó con vehemencia Miguel Márquez cuando buscaba el voto de los guanajuatenses.

Pero tampoco parece el método más idóneo para seleccionar personal de parte de un posgraduado en universidades de tanto prestigio, como es el caso de Salgado Banda.

Lo más delicado es que, al controlar el área de recursos humanos, es decir las contrataciones, a través de una incondicional, el verdadero manejador del ISSEG no es tanto el ilustre analista bancario que nos quiso vender este gobierno, sino directamente el amigo del gobernador, quien para pronto ha echado mano de esa capacidad de maniobra.

Así, por ejemplo, en la coordinación de adquisiciones del ISSEG, con un nivel 14 que implica un salario de 59 mil pesos mensuales, ha sido colocado José Luis Delgado Sánchez, quien sin contar con título profesional maneja una cartera de compras que rebasa los dos mil millones de pesos anuales.

Tampoco parece una contratación realizada bajos los estándares que serían de esperarse por parte del nuevo director, quien cada vez más se aprecia como un simple mascarón de proa en una estructura que se encuentra controlada desde otra parte.

Delgado Sánchez ya se hizo notar en el ISSEG por dos asuntos: un accidente sufrido tras una larga fiesta con el personal a su cargo, en un vehículo oficial, lo que lo mantuvo incapacitado varias semanas; así como una equivocada estrategia de compras estacionales que dejó a las farmacias de línea del ISSEG sin medicamento para las enfermedades respiratorias en diciembre.

Estos episodios, que no son todos los que se han vivido en el ISSEG de septiembre a la fecha, dan una sobrada muestra de que el carácter de caja chica de la descentralizada no ha concluido.

Mientras la titular de la Secretaría de la Transparencia, Isabel Tinoco, camina lenta y penosamente con las auditorías a las administraciones anteriores del ISSEG, ya se le acumula el trabajo de los meses venideros con las irregularidades que empieza a acumular la nueva administración, la que venía a poner orden.

Menos mal que era para eso.

arnoldocuellaro@zonafranca.mx

@arnoldocuellaro

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