Todo lo que había ganado el líder del Consejo Coordinador Empresarial, José Abuganer Andonie, en presencia mediática como hombre calculador y pragmático, lo acaba de perder con sus explicaciones a destiempo y sus lloriqueos contra la prensa malsana que quiere dividir a los pobrecitos empresarios.
Abugaber se fue a tomar la foto con Enrique Peña Nieto sin tapujos, pero también si avisarle a sus compañeros de consejo, tal y como lo revela su carta de explicaciones enviada ayer: «a partir de ahora les propongo que solo aceptemos las invitaciones formales que recibamos para reunirnos como Consejo en pleno con los candidatos que lo soliciten.»
Es decir, la invitación de Peña Nieto, el candidato líder en las encuestas y postulado por el PRI, no fue hecha de manera «formal» ni «al consejo en pleno», sino como una invitación personal a Abugaber, según se desprende de sus propias palabras.
Lo que cabe decirle al joven empresario que siempre ha coqueteado con la política sin acabar de decidirse nunca, es que «quien no quiera ver espantos, que no salga de noche.»
Si acude a esa cita sin la validación de sus compañeros en el CCEL y luego se ve envuelto en una maniobra propagandística del PRI, la culpa no es de este partido, pero mucho menos lo es de los medios, , como quiere hacerlo creer con dramatismo digno de una ópera y no de este sainete: «los medios de comunicación que, en ocasiones, y en un afán de vender papel, utilizan, injustificadamente, veneno como tinta para generar un clima de encono que nos perjudica a todos». Vaya líneas.
Creo que prefería más al Pepe Abugaber que parecía estarle dando esquinazo al PAN y a una parte de su familia, para posicionarse de cara al próximo sexenio, que a este Abugaber que culpa de sus errores a todos los demás, sin ver sus propias fallas.
No son estos dirigentes, tan dubitativos y poco autocríticos, quienes sacarán adelante a los sectores afectados por la nueva competencia global. Se requieren otros, más hechos y derechos.