Juan Manuel Oliva rinde su quinto informe de gobierno, que será el último por los ajustes en la periodización de este mecanismo, hoy primero de marzo ante el Congreso del Estado.
Por el tono de su reciente actividad, la prioridad en el informe, que será presentado de manera ejecutiva ante diversos públicos en el estado a partir de hoy mismo, hará énfasis en la atracción de inversiones y en la obra pública realizada por este gobierno.
Ambos rubros han recibido un impulso significativo y sin duda Oliva será recordado en el futuro como uno de los grandes promotores de la reindustrialización de Guanajuato y su conversión en un importante clúster automotriz con una amplia diversificación de la inversión extranjera en ese renglón.
Pero no todo debería ser obra material y económica. Sin la obra humana las dos anteriores difícilmente resultan factores de impulso al desarrollo. De allí el énfasis que se le ha querido dar al tema educativo, el cual no acaba de cuajar en la entidad pese a la llegada de casas de estudio tan prestigiadas como el Instituto Politécnico y la UNAM.
Oliva se encuentra en la recta final de su gobierno, la cual se cruzará indefectiblemente con la cita electoral de julio próximo. Ya muy poco podrá añadir a lo que ha sumado, salvo quizá el notable logro diplomático de la visita papal, en la segunda mitad de este mes.
Después de eso, lo deseable es que el trabajo del mandatario se enfoque en mantener al estado en calma y con la tranquilidad suficiente para que la del primero de julio sea, como dicen los clásicos, una auténtica fiesta cívica.
La fama de operador electoral de Juan Manuel Oliva ya vivió sus mejores tiempos y es hora de dejarla sólo en el recuerdo.