En primer lugar a causa de la investigación periodística de Zona Franca, que develó la existencia de una inversión realizada con el fondo de pensiones de la burocracia guanajuatense en un bono de deuda de un banco francés por 300 millones de pesos; y, en segundo lugar por la catarata de publicaciones a que dio lugar aquella revelación, hoy sabemos muchas cosas que ignorábamos de ese cajón de sastre que ha mostrado ser el ISSEG.

El periodista Enrique Gómez Orozco, editor de la cadena de matutinos A. M. y del tabloide Al Día, reveló en su columna semanal del pasado lunes la existencia de otras inversiones “por mil 700 millones de pesos invertidos en Europa y Estados Unidos”.

Gómez Orozco mantiene una fluida comunicación tanto con el ex director del ISSEG, Miguel Ángel Salim Alle; como con su asesor financiero, José Antonio García Ramírez, por lo que es de confiarse que lo publicado en su columna tenga fundamentos sólidos.

Esta información, si bien al alcance de los integrantes del consejo del ISSEG, conformado por funcionarios públicos de otras dependencias y representantes de tres sindicatos más bien verticales, es ignorada por los miles de trabajadores que cotizan en ese organismo, como pudo comprobarse con las revelaciones sobre el bono colocado en papel del banco Société Générale, que sorprendió incluso a integrantes del propio consejo.

Esa investigación bordó sobre todo con la posibilidad de que la compra de un papel comercial en una institución que ha visto degradada su calificación de forma inédita en la historia reciente, pudiera incurrir en una violación al mandato legal que tiene la administración de ISSEG para no colocar en valores de riesgo alto los fondos de la institución.

La autoridad, tanto la administrativa como la de control, es decir, Finanzas del Estado y la Gestión Pública, consideran que la inversión no es riesgosa y que hay suficientes garantías para recuperar el valor total de los recursos colocados, además de cobrar dividendos por encima de las tasas que se podrían obtener localmente en inversiones más conservadoras.

Saber eso fue posible, sobre todo, gracias a la publicación del hecho en sí mismo. Hoy, los más de 50 mil derechohabientes del ISSEG tienen una noticia cierta del detalle de la inversión por 300 millones de pesos en una institución europea.

También, gracias a la secuela de esa información, ha sido posible saber que existen otros mil 200 millones de pesos colocados en valores en países como Irlanda, en el Bank of Ireland; en el Reino Unido, en Barclays; y en los Estados Unidos, en Bank of America.

Lo que sigue es saber, como en el caso francés, las condiciones bajo las cuales fueron contratados esos valores; las tasas de interés promedio que han rendido; el valor de mercado que poseen y su perspectiva en el futuro. Si ya empezó a abrirse el ostión es mejor que lo haga de manera completa.

Sería bueno saber también si la estrategia de inversión en valores en países del extranjero fue decidida por la administración de Miguel Salim o proviene de gestiones anteriores; una valoración sobre las ventajas de invertir en el extranjero y no en México, también sería pertinente.

Desde luego, nadie pide que la estrategia de diversificación de inversiones de una institución que se cuenta entre los fondos de pensiones más solventes del país se vaya a decidir de manera democrática, pero las decisiones que toma una junta de altos burócratas tampoco tiene que permanecer como secreto de estado, sobre todo una vez que esas mismas decisiones ya causaron efecto.

Como dice el periodista Gómez Orozco, al final del día  lo relevante es que: “los sindicatos y en general todos los trabajadores del Estado que tengan comprometida su presente y futura pensión, deben conocer a fondo y a detalle cómo funciona la institución, cómo invierte y cómo se administra.”

La pelota está en la cancha del presidente del Consejo de ISSEG, Gustavo Adolfo González Estrada, quizá uno de los funcionarios de mayor trayectoria en el servicio civil de la actual administración y, por ello, uno de los que deberían estar más interesados en la salud de la administración del fondo que proveerá su jubilación y la de muchos como él.